Capítulo Diez

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Ingresaron al oscuro departamento dando tumbos, con las bocas entrelazadas en un accidentado e intenso beso mientras las manos de cada uno intentaba deshacerse de las prendas contrarias, olvidándose de la comodidad o el placer, queriendo simplemente llegar al meollo del asunto y acabar con la picazón esparcida en su piel.

BaekHyun fue el primero en apartarse, cansado de tanto golpe y torpeza, se terminó de quitar el saco y lo arrojó sobre el sofá antes de encaminarse hacia el pasadizo principal que supuso llevaba a la habitación del menor, pero se quedó congelado ante tres puertas exactamente iguales.

—La última —indicó el pelinegro, desabotonándose la camisa; el rubio asintió e ingresó a la amplia recámara mientras se quitaba el suéter.

Era bonita, ordenada y bastante colorida gracias a los dibujos que supuso había hecho el menor, además de algunas fotografías de su familia, sus amigos y él mismo, pero lo que llamó más su atención al punto de ignorar los besos en el cuello que le comenzaba a dar el pelinegro, fue un par de portadas de revista que él conocía a la perfección.

—¡Oh por dios! —Exclamó el Manager de Cromo apartándose de golpe y corriendo hacia uno de los cuadros ubicados sobre el escritorio.

Recordaba perfectamente esa sesión; la cantidad de personas corriendo al rededor, las fuertes luces alumbrando hacia el centro del espacio, el fotógrafo disparando a cada segundo y el joven modelo moviéndose con una naturalidad y soltura que dejaba a cualquiera boquiabierto.

—Eras increíble —suspiró el mayor extendiéndole la fotografía al antiguo modelo—; por años soñé con manejar tu carrera, pero no pude encontrarte tras tu retiro y luego simplemente cambié de rubro —se encogió de hombros intentando alejar el resto de sus recuerdos de esa época.

SeHun se mostró melancólico mientras dejaba la fotografía en su lugar y le pidió al mayor que se retirara antes de subir a la cama con un pequeño cuadernillo en manos, y comenzar a dibujar. BaekHyun suspiró sin entender mucho de lo que pasaba y se puso de pie.

—Mejor así, no quiero que JunMyeon vuelva a golpearme —dijo quitándole importancia.

El menor levantó la mirada con sorpresa ante la mención de su jefe.

—¿Él hizo qué? —Preguntó con los ojos abiertos como platos. El rubio asintió distraído a la vez que volvía a colocarse el suéter.

—Me gritó por haberme metido contigo y me dio un puñetazo en el ojo —arrugó la nariz y se acarició levemente el párpado izquierdo—; no sabía que tuviera tanta fuerza —se burló.

—¿Cuándo fue eso? —Insistió el menor poniéndose de pie.

—A inicios de año —dijo Baek intentando apartar de su mente la imagen del gigante ayudándolo y curando su herida.

—Espera, ¿no te dijo nada más? ¿No te dio razones o algo?

El mayor frunció el ceño ante la sorpresiva curiosidad del normalmente indiferente muchacho y decidió ser honesto.

—Me insultó, me dijo que no volviera a acercarme a ti y luego me golpeó —mordió su labio, pensativo; recordando el semblante serio y molesto de JunMyeon cuando lo amenazó—. Debes gustarle.

SeHun quedó congelado con sus palabras y Baek lo compadeció, él también estaba sorprendido pues siempre pensó que el Jefe del menor era heterosexual, nunca lo vio salir con un chico, pero habían pasado tanto tiempo separados que no descartó la idea; después de todo, el pelinegro valía la pena.

—¿Qué pasa? —Cuestionó el mayor al ver a SeHun dejándose caer contra la pared, aturdido.— ¿No lo sabías? Ups...

—Lo sabía, solo... —el pelinegro levantó la mirada y se negó a hablar con Byun, mostrándose incómodo. Bien, mejor así, el rubio no quería inmiscuirse más en todo el asunto de Jun y su protegido.

Álbum de Promesas [ChanBaek] (Memorias 3) *Editada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora