Capítulo Veintisiete

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—¿Y bien? ¿Cuándo? —Había insistido JunMyeon, lleno de curiosidad; pero BaekHyun solo se limitó a salir corriendo de la habitación e incluso del hotel, dejándose llevar por el viento a lo largo de las románticas calles de París.

"Me estoy quemando, volviendo loco, muriendo lentamente por ti."

"Quiero abrazarte y tenerte conmigo siempre para que no vayas a escapar de regreso al cielo."

"Tu presencia es la que brilla, todo tú."

"Ni mil palabras serían suficientes para expresar lo que siento en este momento por ti"

"Sé que no será fácil, pero voy a protegerte, incluso de mí mismo."

"Podría morir por ti, pero no... Viviré para ti, Ángel, te protegeré... te lo prometo."

El rubio no había querido aceptarlo en ese entonces, pero era cierto que su corazón se aceleraba ante las palabras de su gigante, y su cuerpo se estremecía cuando estaba a su lado; sobre todo cuando lo llamaba entre sueños con aquella sonrisa dulce y boba...

Sus latidos volvieron a sobresaltarse ante los recuerdos.

ChanYeol no había sido el único ni el primero en intentar conquistarlo; pero, por alguna razón, él sí logró ocupar un espacio en su aislado corazón.

Se había enfrentado a su armadura, descifrado su historia haciéndole más fácil el poder contársela, incluso lo había consentido a lo largo del viaje sin forzarlo a tener gestos o demostraciones cariñosas como pidieron los demás. Lo complació con el mejor sexo de su vida, y se acurrucó a su lado cada noche prometiéndole cuidarlo y jamás dejarlo ir.

Dios, había dado en cada uno de los puntos vulnerables que tenía el rubio sin siquiera saberlo; incluso al pelear, cuando le insinuó estar viviendo a la altura de la reputación que tanto detestaba.

Pero debía aceptar que no había empezado ahí, sino con la expresión maravillada y algo embobada que le dedicó en la secundaria, dándole indirectamente la confianza y seguridad que había necesitado para enfrentarse a su nueva escuela y a los leones que eligió como familia política.

ChanYeol había hecho demasiado por él; pero solo recibió rechazos como recompensa.

Maldición. ¿Qué debía hacer ahora? No podía solo llamarlo y comentarle lo confundido que se sentía: no había hablado con él desde que se reencontró con los Kim y esto era demasiado delicado como para discutirlo por teléfono.

Tendría que regresar a Seúl e ir a buscarlo. Pero entonces, ¿qué pasaría con TaeYeon?

Ella pidió tiempo para volver a comenzar cuando le dijo que aún la amaba, y se habían tomado dicho espacio, pero cómo decirle ahora que quizá se había equivocado; cómo anular el sentimiento que ella podría haber vuelto a desarrollar por él.

No quería lastimarla, no de nuevo.

¿Qué hacer? ¿Cómo hacerlo? No podía simplemente desaparecer.

Su celular sonó sobresaltándolo y decidió que era suficiente de caminar sin rumbo, tenía que regresar a su cuarto de hotel y hablar sobre lo que sentía. Esta vez, no tomaría decisiones en nombre de nadie ni haría sacrificios que nadie le pidió.

—¿Qué opinas de un picnic nocturno? —Le dijo a la pelirrosa cuando contestó su llamada.

TaeYeon rió por la impulsiva idea del menor y aceptó de inmediato, encargándose de ordenar algo de comida y acomodar todo en una canasta junto a algunas mantas y casacas gruesas por si tenían frío.

Álbum de Promesas [ChanBaek] (Memorias 3) *Editada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora