"Suspirar"

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Empecé a relatarle el informe a mi jefe, tratando de ignorar por completo al tremendo bombón que se encuentra al lado del mismo. Sonriendo grandemente, mostrando sus dientes casi perfectos, mirándome fijamente con esos ojos negros tan feroces e insinuando con una sutil mordida de labio, lo carnosos y suaves que se ven sus labios.

Y, ¿Por qué no mejor darle una miradita completa? Haciéndome la interesada en su persona, traté de no ser lo más evidente posible.

—¿Tiene alguna pregunta que hacerme, Sr. Sebastián? — lo repasé en un solo segundo, quedando más que complacida con sus anchos hombros.

—La verdad es que sí tengo una — relamió sus labios.

No hace falta verlo sin camisa para saber que debajo de toda esa ropa, hay un tremendísimo y sexy hombre. La camisa azul de lino se ajusta a su pecho y brazos demasiado, casi como si su carne se fuera a explotar en ella. Deleitando a mis lindos ojitos con la perfección de su quijada y lo sensual que sus labios se mueven cuando habla, un suspiro salió de mi boca.

"Ni en mis más impuros sueños podría tener a tremendo bizcocho"

"Si así es la carita y pechito, ¿ahora imagínate el mástil, Jade?"

"¿Por qué no vienes y te aclaro todas las dudas, papacito? Te aseguro que mi boca te aclarará de todito y de lo más rico"

Cada uno de mis pensamientos era más sucio que el anterior, por lo que sonreí profesionalmente y crucé las piernas por debajo de la mesa.

—Claro, ¿cuál es?

—¿Estás libre esta noche? — sonrió descarado.

—De trabajo, Sebastián — pude notar como el Sr, King se contenía para no reír—. Sigue con el informe, Jade, por favor.

Me quedé mirándolo fijamente, mientras que con sin gran disimulo me tiró un guiño.

—Sí, estoy libre esta noche, Sr. Sebastián — solté—. Es una lastimas que me corten para preguntarme estupideces, cuando mi hombre me espera para hacerme suspirar bien fuerte.

El Sr. King estalló en una poderosa carcajada, mientras él con una sorpresa en el rostro sonrió maquiavélico. No quería sonar grosera, pero lo que me molestó fue el tono de burla en su pregunta.

Conozco de sobra el tipo de hombre que es; sexy, mujeriego y precoz. Y para ser totalmente honesta, aunque se pasen noches fantásticas con ese tipo de men, no estoy buscando camas vacías ni llenas en este momento. Lo único que tengo en mente es producir para poder tener mi propio negocio.

—Me encantaría estar presente para escucharte "suspirar", incluso mucho más fuerte de lo que acabas de hacer cuando mencionaste el tamaño de mi pene — lo soltó tal y como le salió del ojete; sin dulzura ni oliendo a rosas—. Con ello hasta puedes medirnos el pito a los dos...

—¡Sebastián! — vociferó el Sr. King.

—Las boquitas sucias como la de ella, se deben silenciar con...

—Ni en tus sueños me llevaría un pedazo de carne lleno de grasa a la boca — carraspeé—. Lo siento, Sr. King.

—Se acaban de conocer y ya están tirándose... indirectas — rio entre dientes—. La juventud está cada vez más perdida.

—Es la bella damita quien quiere tirarse a este buen hombre, tío. Tú mismo escuchaste lo que dijo: que su boquita me haría aclarar todas mis dudas y de lo más rico... — volvía a reír, pero esta vez mucho más profundo y sin dejar de mirarme a los ojos.

Estar tanto tiempo sola en la oficina ha hecho que la mayor parte de mi día hable sola, por lo que no tengo noción alguna cuando pienso o cuando hablo.

No siento vergüenza por él, sino por mi jefe, el cual está partiéndose de la risa, divertido por tal situación tan bochornosa.

—En fin — murmuré—. El departamento de contabilidad necesita con urgencia un nuevo contador, ya que el Sr. Ross despidió a Fernando hace un par de días, justo como lo había notificado en su última falla. En cuanto a las demás áreas, todo ha estado marchando en completo orden. En la carpeta están los informes detallados de los ingresos y egresos de esta semana. No siendo más, procedo a retirarme. Que tengan buena noche, Sres. King — hui, como si Michael Myers estuviera respirándome en la nuca, listo para picar mi cuello en pedazos.

Llegué a mi escritorio con el corazón bombeando fuerte y la boca seca, por lo que tomé mi bolso lo colgué a mi hombro y me dirigí al ascensor con velocidad, pero su voz hizo eco en mis más bajos instintos que una mujer puede llevar por dentro.

—Me encantaría que aclares todas mis dudas con esa boquita tan pequeña que tienes — lo miré por encima del hombro y sonrió—. Ese lindo lunar debajo de tu labio es muy difícil de olvidar y menos cuando se tiene tan buenos recuerdos... 

Noches De Fantasía[En Físico][✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora