Cascada

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Sebastián me trajo a una pequeña cascada que queda saliendo de la ciudad y muy cerca del cementerio. Las rocas en lo alto de la montaña abren el camino para que el agua caiga con toda su fuerza en la pequeña laguna. Es un lugar bastante rocoso, incluso hay rocas sobresaliendo del agua en la orilla, haciéndola lucir bastante hermosa. El agua es tan cristalina que hasta el reflejo del fondo de la laguna se puede ver a la perfección.

—Qué lugar tan precioso.

—Venia mucho cuando era niño.

—¿Cómo es que no sabía que existía un lugar tan hermoso en este lugar?

—Solían decir que aparecían almas en pena de una mujer, un par de niños y no sé quién más, por lo que son pocas las personas que vienen a disfrutar de la tranquilidad.

—¿Cómo? — palidecí en un segundo—. Pues viéndolo bien, no es tan bonito como se ve. ¿Por qué me trajiste a un lugar donde aparecen fantasmas? ¿Quieres matarme?

—No me digas que le temes a los fantasmas.

—Es respeto, Sebastián. Con la mortificación de las almas no se juega.

—No seas miedosa, son solo mitos — pellizcó mis mejillas, antes de echarse a reír y guiarme al borde del acantilado.

Miré hacia abajo con temor a caerme, pero Sebastián me abrazó desde atrás y descansó la barbilla en mi hombro. Su abrazo y la vista son muy reconfortantes. La tranquilidad en este lugar es relajante, tanto para la mente como para el cuerpo. El bosque que se extiende a lo largo de la cascada es precioso. Parece sacado de una película.

—Tu fantasía es asesinarme y tirar mi cuerpo desde lo alto, ¿verdad?

Soltó otra risa, escondiendo el rostro en mi cuello. Ahora luce menos afligido que hace poco en el cementerio, razón suficiente para hacerme sonreír. Aun no me creo que nos hayamos dado una oportunidad para intentarlo, menos que haya sido yo quien se la haya pedido.

Pero no me arrepiento. Le pediría las veces que fuesen necesarias una oportunidad para ser feliz a mi lado.

—¿En qué piensas?

—En tu dichosa fantasía — me engullí aún más entre sus brazos y cerré los ojos para disfrutar del viento chocar en mi rostro y el olor a naturaleza—. Pensé que querías un juego muy sucio y erótico; ya sabes, de esos que te encantan perder contra mí

—Pasa la noche conmigo aquí.

—¿Estás loco? ¿Dónde se supone que vamos a dormir? Las rocas no se me hacen para nada cómodas.

—Hay una cabaña muy cerca de aquí. Mi padre y mi tío la construyeron hace muchos años, pero nunca le dieron ningún uso.

—Vaya, eso no me lo esperaba. Bueno, pues mientras allá una cama para romperla es suficiente para mí.

—Me encantas toda tú y tu forma de ser — estampó los labios en mi cuello y permaneció allí, causando corrientes en todo mi cuerpo—. Quiero hacerte el amor a mi manera.

—¿Cómo es "hacer el amor a tu manera"? — me dejé llevar por la humedad de su lengua por mi cuello y gemí.

—Ya te darás cuenta... — deslizó los manguillos del vestido por mis hombros hasta desprenderlo de mi cuerpo—. Eres realmente preciosa.

Estar expuesta, aun ante la luz del día, encendió cada parte de mi cuerpo a más no poder. La suave caricia de sus dedos por mi espalda, hizo que me relajara. En cuanto sacó el sujetador de mis senos, acarició la curvatura de mis costillas, mi cintura hasta llegar a mis caderas. Jugó con el borde de mi tanga, enredando los dedos en ella y torciendo la tela.

Noches De Fantasía[En Físico][✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora