Luego de que tomamos una pequeña ducha y nos pusiéramos algo de ropa, nos sentamos a comer de la cena que Sebastián había preparado. Teniendo solamente una camisa suya cubriendo mi cuerpo, el frío se ha colado entre mi piel, pero el calor que brota de la chimenea me mantiene caliente. Hace mucho no me sentía en tanta tranquilidad como ahora mismo. Sebastián se ha convierto en el único que puede hacerme sentir nada y todo al mismo tiempo.
—¿Vino?
—Por favor. Estuvo muy rica la Carbonada Flamenca — reí, recogiendo mis piernas a la altura de mi pecho para abrazarlas—. ¿Lo dije bien?
—Como si fueses una sexy francesa — sirvió las copas de vino y me abrazo nuevamente, pegando su pecho a mi espalda—. ¿Tienes frío?
—Un poquito — ¿de dónde carajo salió esa voz tan melosamente horrible? —. En este lugar se siente una tranquilidad muy agradable. Dan ganas de vivir para siempre así.
—Siempre estará a disposición tuya para cuando quieras relajarte — dibujó círculos en mi muslo desnudo—. Para los dos. Para los niños. Para estar los cuatro juntos aquí.
Mi corazón se aceleró, imaginando una tarde o un fin de semana con los gemelos y Sebastián acá; disfrutando de la cascada, de la maravillosa vista y del inigualable calor que desprende la chimenea. Sería una fotografía muy bonita de vivir y de atesorar como una familia.
—Es momento de que los niños sepan que eres su padre.
—¿Estás segura? No me importa tener que esperar más tiempo.
—Muy segura, Sebas. Eres su papi, no cualquiera — sonreí—. Además, acá entre nos, ellos ya te ven como uno.
—¿Jade?
—Sí.
Me hizo girar, y en sus ojos vi algo que no me gustó para nada. He aprendido con la cercanía y con el poco tiempo que llevamos juntos a leerlo. Sé que algo le está afectando.
—¿Qué sucede? — acaricié su corta barba suavemente.
—Sabes que Ignacio falleció a causa de una enfermedad, ¿verdad?
—Sí, pero, ¿a qué viene eso?
—La enfermedad de Huntington, provoca daños progresivos en la corteza del cerebro. Deteriora la función mental, el autocontrol y la memoria. Afecta los movimientos y los vuelve desiguales; descoordinados. Mi padre y mi tío desarrollaron la enfermedad en diferentes edades de sus vidas. Mi padre mucho antes, por lo que su evolución fue rápida; y, luego de quince años padeciendo de cambios de actitud y forma de ser, de no volver a recordar ni siquiera a su propia familia, falleció. A Ignacio se le desarrolló después de los cincuenta años, por lo que pudo vivir más tiempo, pero condenado a llevar un tratamiento de por vida. Sé que muchas veces te habrás preguntado, por qué era un hombre tan distante, o porque desaparecía por periodos de tiempos o del porqué de sus movimientos exagerados en el cuerpo. Todo eso fue a causa de la enfermedad. No tiene cura, por más tratamientos factibles que existen, no hay salvación para quien la padece — desvió la mirada a la chimenea, mientras mi corazón bombeaba cada vez más fuerte—. En la juventud de mi tío, tuvo una hija con la mujer que se había casado. La niña nació aparentemente bien, pero después de dos años, la enfermedad se desarrolló con fuerza. Años después murió, porque raramente un niño logra sobrevivir a ella. Si hubieran descubierto que padecía de esa enfermedad, quizás ella estuviera viva como yo.
—Espera, Sebas... — un nudo inmenso se formó en mi garganta—. Eso que me estás diciendo es...
—¿Una pesadilla? ¿Lo más horrible que pueda existir? Esa enfermedad es una maldición en mi familia. Te lo estoy contando, porque estás en todo el derecho de saber de ella. No quiero tener secretos contigo.
—¿Eso quiere decir que...? Sebastián — el corazón se me partió en mil pedazos, las lágrimas brotaron de mis ojos sin poder contenerlas
—Tranquila, muñeca, yo no heredé el mismo gen de mi padre — me abracé fuerte a su cuerpo sin poder controlar el llanto.
—Pero me estás diciendo que es una enfermedad que se puede heredar, ¿no? Es lo que entendí.
—Sí, se hereda. Mi madre quedó embarazada de mí mediante fertilización in vitro. Ellos querían tener hijos, pero con la enfermedad de mi padre, sus esperanzas murieron. Luego de investigar e ir de un lado a otro en busca de ayuda, dieron con una clínica de fertilización que aceptó a tomar su caso. Mi madre sufrió durante muchos años a causa de la enfermedad de mi padre.
—Si me estás diciendo que es una enfermedad que se hereda, ¿mis hijos están propensos a sufrirla? — sentía el peso del cielo caer encima de mis hombros—. Si se me hacía extraño el comportamiento del Sr. King, pero jamás me imaginé que fuera una enfermedad tan grave.
—En él se afectó más su lado motor — tomó mi rostro entre sus manos y secó mis lágrimas con sus labios—. Nuestros hijos no padecerán de ella, porque al no haber nacido yo con ese gen, no se desarrolla en ellos.
—Oh, por Dios — descansé la frente en su pecho y seguí llorando desconsoladamente—. ¿Por qué no comenzaste por ahí? Me llevé un puto susto de los mil demonios, Sebastián.
—Perdóname, mi reina — besó mi cabeza repetidas veces—. Necesitaba hablarlo, desahogarme con alguien. ¿Quién mejor que tú para hacerlo? Absolutamente nadie lo sabía, por lo que es muy difícil poder encontrar consuelo y apoyo en las personas. Mi familia ha muero, generación tras generación debido a la misma enfermedad.
—Ahora están en un mejor lugar, gatito. Notienes que pensar más en lo que no va a suceder más. Lo importante aquí es que tú ynuestros hijos van a estar a salvo de esa maldición — le brindé un cálido y genuinoabrazo, dándole todo lo que él necesita de mí en solo una demostración.
La noche nos abrigó en un solo cuerpo y en una sola alma. No hubo necesidad de llegar al sexo para entender que, cuando un abrazo proviene de esa persona que se quiere y se ama, es la caricia más sensual que pueda existir en la vida.
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Noches De Fantasía[En Físico][✓]
RomanceJade es madre soltera; una mujer dedicada a su trabajo y a sus hijos, pero en el proceso de cumplir sus metas y propósitos, la vaga noche de su irresponsabilidad regresa cinco años después, no solo alterando su cotidiana vida, sino dándole un giro a...