Dos semanas después el cielo se pintó de gris. Con la muerte de Ignacio, todos quedamos devastados, pero quien más ha sufrido con la perdida es Sebastián. Comprendí cuan unidos estaban en la vida cuando solo tenían el uno al otro y, aunque Sebastián tomó un camino aparte una vez cumplió la mayoría de edad, siempre tuvo en la mente al hombre que le brindó un hogar y un amor de padre. Verlo tan decaído me rompe el corazón en cientos de pedazos. Esa sonrisa tan coqueta y maliciosa se ha perdido en el aire. No sé qué hacer para subirle un poco los ánimos. Su tristeza y dolor me lleva a acompañarlo incluso sin necesidad de decirnos palabra alguna.
Al entierro del Sr. King solo asistimos las personas que más cerca estuvimos de él a lo largo de su vida. Unas cuantas personas que se pueden contar con los dedos de las manos. Sebastián observaba la misma flor roja en su mano mientras se encontraba al lado de donde reposa el Sr. King, cuando mi hermana se acercó a donde me encontraba contemplándolo.
—Deberías ir y abrazarlo. Pobre, se ve que necesita de alguien para que su dolor no sea mayor.
—No es momento de bromas, Magnolia. Está dándole el último adiós a quien quiso como un padre, por lo que yo no tengo nada que hacer allá.
—No estoy bromeando, Jade. El mismo Sr. King, que Dios lo tenga en su santa gloria, así lo quería. Es ahora cuando debes terminar de capturarlo en tus manos y cuidarlo con mucho amor — la vi como si tuviese tres cabezas—. Se ve tan vulnerable estando ahí solito; pensando en la nada mientras sus lágrimas caen de esos ojitos tan bonitos.
—¿Qué han hecho con mi hermana? ¿Desde cuándo crees en el amor?
—Siempre he creído en el amor, tonta. Que aún no llegue el indicado, no quiere decir que no sueñe con mi príncipe azul — me dio un leve empujón con el brazo—. Ve con él, no te hagas de rogar. Nosotros te esperaremos en el auto. Un cementerio no es lugar para mis diablillos.
—Aunque tengas razón, él necesita su espacio.
—No pienses tanto, lindura — tomó a los gemelos de las manos y se los llevó con ella.
Titubeé por breves instantes y, luego de suspirar hondo, caminé hacia él con el corazón bombeando cada vez más fuerte dentro de mi pecho. Lo primero que hice al llegar a su espalda, fue apoyar la palma de mi mano en ella y se relajó tras mi toque.
—Jade... — se giró y me envolvió en sus brazos, hundiendo su rostro en mi cuello; sentí sus lágrimas caer en mi piel.
—Has estado mucho tiempo aquí, es momento de ir a casa y descansar.
—Ahora solo me quedan mis hijos... y tu — fue lo que dijo, provocando un estallido furioso en mi interior—. Gracias por estar a mi lado durante todas estas semanas tan difíciles para mí. Eres... eres una mujer muy amable.
¿Amable? La esperanza se desvaneció cundo dijo esa última palabra. Pensé que tal vez me diría alguna otra cosa, pero no fue así.
—Aunque no lo creas, siempre estaré contigo cada que me necesites — lo dije con sinceridad.
Nos mantuvimos en silencio y abrazados, diciéndonos sin palabras todo aquello que no somos capaces de confesar. He pensado mucho en las palabras de Ignacio, aquella última vez que pudimos hablar en el hospital, pero no he tenido el momento adecuado para decirle a Sebastián lo que he empezado a sentir por él.
En un principio creí que solo se trataba de sexo, pero en estas últimas dos semanas, en las que no nos hemos dado ni un solo beso, me he dado cuenta que no es así. Con solo tenerlo así de cerca, el corazón late con fuerza dentro de mi pecho. Extraño mucho el roce de sus labios, aunque sea un mínimo beso muero por darle.
Sebastián se separó suavemente de mí y se despidió de su tío, golpeando la lápida dos veces con sus nudillos y ofreciéndole una breve oración.
Copié su acción, y salimos juntos del cementerio en completo silencio. Tras darnos cuenta que mi hermana se había ido, se ofreció llevarme de vuelta a la casa.
—Esto lo hizo a propósito — dejé escapar mi pensamiento en voz alta.
—¿Qué cosa?
—Dejarme a solas contigo — desvié la mirada al cementerio—. Es una desgraciada.
—¿Acaso no quieres estar a solas conmigo? Si quieres te dejo aquí y tomas un taxi — su comentario me hizo mirarlo y negué rápidamente.
—No me refería a eso, Sebas. Me encanta pasar el tiempo contigo. Solo que quería que los niños te animaran un poco. No sé, tal vez ir a un parque o solo ir a casa y ver una película. Para ser honesta, no quiero dejarte solo.
—Estaré bien, no tienes que preocuparte por mí.
—No me estás entendiendo, Sebastián — acerqué mimano a su rostro y acaricié su mejilla con suavidad, deslizando mis dedos porsu piel—. Quiero pasar la noche a tu lado, pero no para loque estás pensando, sino para demostrarte que tu significas para mí más quesolo sexo —confesé, dejándolo estupefacto por largos segundos en los que solose quedó viéndome directamente a los ojos.
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Noches De Fantasía[En Físico][✓]
RomanceJade es madre soltera; una mujer dedicada a su trabajo y a sus hijos, pero en el proceso de cumplir sus metas y propósitos, la vaga noche de su irresponsabilidad regresa cinco años después, no solo alterando su cotidiana vida, sino dándole un giro a...