Amor

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La noche en la casa de la cascada es uno de esos momentos que nunca voy a olvidar. Siempre tendré presente en mi mente lo mucho que me adoró y me hizo suspirar sin necesidad de llegar a más que un abrazo.

Llegamos muy temprano en la mañana a mi casa, tomados de la mano y riendo por algún mal chiste que salió de mi boca y que a Sebastián le gusta escuchar. Magnolia se encontraba dándoles el desayuno a mis príncipes cuando cruzamos la puerta.

—¡Mami!

—Mis guapetones hombrecitos, ¿cómo pasaron la noche? — los atrapé entre mis brazos cuando llegaron a mí.

—¡Muy bien, mami!

—Mi par de angelitos y yo, dormimos de maravilla — mencionó mi hermana.

—Hola, campeones — Sebastián los saludo, e inmediatamente se soltaron de mi agarre para brincar encima de su padre.

La emoción con la que siempre lo reciben es indescriptible. ¿Sera cierto de que la sangre tira? Porque mis hijos adoran a ese hombre que apareció en sus vidas para llenarlos de amor y protección cada día. No hay un solo segundo que Sebastián no esté pendiente de ellos.

—¡Papá! — gritaron, dejándonos sorprendiéndonos a todos.

A Sebastián no le salieron las palabras, solo los abrazó fuertemente contra su pecho.

—Después de todo es su papi, ¿no? — mi hermana sonrió, antes de dejar un beso en mi mejilla e irse de la casa.

Mi hermana y sus manías de querer siempre hacer todo por los demás, menos por ella misma. 

—¿Qué les parece si vamos al parque?

—Yo quiero jugar futbol.

—Yo quiero jugar en la arena.

Tan iguales, pero tan diferentes a la misma vez. Sebastián se lo pensó por unos minutos, antes de responderles.

—¿Y si mejor nos vamos de vacaciones? Con ello, jugamos futbol en la arena, ¿no?

—No creo que sea conveniente...

—Sí, sí queremos ir. Mami, queremos ir a la playa con papá.

—Tú decides, mi amor.

Con las caritas de terneros degollados que pusieron los tres hombres de mi vida, fue imposible negarme a ellos.

—Está bien. Pero solo unos días, gatito.

—Quiero un gatito, mami — dijo Andrés, provocándonos una fuerte risa.

—Prometo que luego adoptaremos uno, campeón.

—Sebastián.

—¿Qué, mi amor?

Debí poner la cara de enamorada más estúpida que pueda existir en el mundo, porque en un solo segundo, me engulló entre sus brazos y me besó con esa dulzura tan pasional tan característica de él. Me derrito con cada uno de sus besos.

Partimos a la playa en horas de la tarde. No tenía ni la menor idea de que iríamos a una pequeña isla que pertenecía al Sr. King. De camino en el lujoso yate, no dejé ni un solo segundo de contemplar lo hermoso que se veía Sebastián al mando del yate deportivo. Mis hijos se encontraban con su abuela paterna; conociéndola por primera vez, mientras ella se notaba muy feliz. La madre de Sebastián; la Sra. Clara, es muy parecida a él y a los gemelos; ahora sé de dónde salieron mis hijos.

Al principio se sorprendió muchísimo cuando él los presentó como sus hijos, pero la felicidad que mostró, nunca la vi en mi madre cuando los gemelos nacieron. Sebastián tenía mucha razón cuando dijo que los pequeños le darían esa felicidad que por tantos años se le fue robada.

Quedé maravillada por lo hermosa que es la isla. La casa no es tan grande como me la imaginé, pero es más que perfecta para pasar estas semanas de vacaciones en familia.

Luego de instalarnos, decidimos salir a caminar por la playa. Sebastián corría detrás de los gemelos, jugando a que él era un monstruo y los perseguía para devorarlos. Los gritos y las risas retumbaban fuerte por todo el lugar, mientras la Sra. Clara y yo caminábamos en la orilla de la playa, una al lado de la otra, contemplando su felicidad.

—Hace muchos años no veía a mi hijo reír de esa manera como ahora lo hace — fue ella quien rompió el silencio—. Y para ser honesta, ¿a quién no se le alegra la vida al descubrir dos regalitos tan bellos como ellos? Nunca me vi como abuela, y de la noche a la mañana me convertí en una —soltó una risita contagiosa.

—Tal vez no fue la forma de enterarse de sus nietos, pero Sebastián es un tanto acelerado.

—Así era su padre. No lo culpo. Él no hablaba; actuaba — suspiró—. Sé que sería el hombre más feliz del mundo al ver crecer a sus nietos; sanos y salvos.

—Lo siento mucho por su perdida, Sra. Clara — no supe que más decir.

—No te preocupes, hija. Con el tiempo el dolor se va curando.

Reímos al ver a Sebastián alzar a los dos gemelos y girarlos en el aire. La felicidad de ellos es la mía. Fueron tantos años perdidos, pero ahora que tienen a su padre, lucen más alegres y sueltos de lo que ya eran antes.

—Disculpa que me entrometa donde no debo, pero sí quiero saber qué tipo de relación van a manejar por los niños.

—Bueno, nosotros estamos intentando algo...

—¿Intentando algo? — enarcó una ceja.

—Sí, ya sabe, una relación.

—Ah — la escuché reír—. Estos tiempos de ahora.

—Lo importante es que haya amor y respeto de por medio, ¿no?

—¿Y tú amas a mi hijo? — fue directa y sin rodeos—. Porque estoy segura que él te adora con el alma. Solo basta con ver tu reflejo en sus ojos para darse cuenta.

¿Lo amo? Amar es una palabra muy fuerte, no solo es decirla porque sí, sino porque en verdad se siente en el alma. Amar es una responsabilidad. Es sentirse seguro y querido incluso en el peor de los momentos. Es tener la confianza y la honestidad con la otra persona.

—No podría decirle que lo amo con locura, pero sí puedo asegurarle que su hijo me ha cautivado por completo con su tremenda capacidad de volver cada uno de mis sentidos locos y endulzarme el corazón y el alma con su inexplicable querer — sonreí ladeado—. Si eso no es amor, entonces no sé qué pueda ser lo que me hizo su hijo. Debería decirle que se haga cargo de mis sentimientos.

—Eres tan única como él.

Seguimos caminando por la orilla hasta que un par de fuertes y anchos brazos me alzaron en los aires. Lo siguiente que sentí fue estar sumergida en el mar con Sebastián aferrándose de mi cintura y pegándome a su cuerpo. Su beso fue muy intenso y profundo, en el me robó hasta la última gota de aliento de mis pulmones.

—Me haré cargo de que tus sentimientos por mí nunca acaben, bizcochita preciosa — volvió a besar mis labios, pero mucho más apasionado y tendido—. Te amo. 

Noches De Fantasía[En Físico][✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora