gaz.

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Así continuaron los días, desde aquella tarde, zim siempre pasaba por la pequeña gazeline cuando esta le hablaba por teléfono, en compañía de esteban sacaban a la menor de esa casa ay la llevaban con dib, el cual pasaba la tarde con ella hasta que el cielo se oscureció y debían de regresar antes de que tak regresara.

-ya no quiero irme de tu lado papá- dijo la menos mientras abrazaba el brazo de dib con fuerza -quiero quedarme contigo-

El amor le acaricio con ternura su cabello -mi niña, que más quisiera yo que siempre estuvieras juntos, pero por el momento las cosas tienen que ser así, el juicio sigue su curso y bueno... tu madre se niega a llegar a un acuerdo conmigo- dijo este algo cansado.

La menos entendía a su corta edad todo lo que estaba pasando a su alrededor, solamente tenía que ser paciente y esperar a que su padre cumpliera su palabra y la rescatará de aquella casa donde no podía salir cuando se encontraba su madre.

-ya casi anochece pequeña, debes de regresar a casa- dijo dib.

-bien- contesto la menor con desgano, tomó sus cosas y abrazo fuertemente asu padre- te extrañare papi.

-yo igual mi dulce niña- dijo este casi al borde del llanto-

La pequeña se aparto de su padre y para ingresar al vehículo de zim.

Con tristeza vio como aquel automóvil se perdía por el camino, entró a su casa para toma un poco de vino, estaba desesperado ya que por alguna extraña razón el juicio siempre se retrasaba y eso lo estaba estresando demasiado, al parecer comprobar que tak maltrataba a su hija y que no se hacía cargo de ella estaba siendo más difícil de lo que creía.

-siento que voy a enloquecer- dijo este haciéndose el cabello hacia atrás y acomodándose sus gafas.

Pasaron los minutos hasta que escucho el timbre sonar, este sin ganas abrió la puerta.

-¿zim?- dijo al verlo en la entrada de la puerta- pasa por favor hace frío afuera.

Zim ingreso y se sento en el sofá -gracias-

-¿paso algo?, no me dijiste que ibas a volver y....-

-quería verte, últimamente estos días han sido muy pesados para ambos solo quería saber como estabas- comento este tomando las manos del pelinegro-

Dib no pudo evitar retener las lágrimas que por tanto tiempo había tratado de guardar y se rompió enfrente a zim, lloraba como un niño pequeño, zim lo abrazo con mucha ternura dándole pequeños golpes en la espalda esperando que este se desahogara.

-siento... que me estoy volviendo loco zim, ¿porque tak me esta haciendo esto?, yo... siempre fui claro con ella en todo... pensé que...- dib sentía un nudo en la garganta.

-calma dib, las cosas no salieron como pensabas pero debes darle tiempo a esto, lo principal es que puedes ver a la niña- conesto este tranquilamente.

-lo se, ¡pero no es suficiente!, zim ella... ella no quiere a mi hija, nunca la abrazaba o le daba besos o le decía que la quería, nunca le demostró ese cariño de madre a hija- comento dib sin soltar a dib -en estos momentos mi pequeña ha de estar sola en su habitación, no estoy yo para contarle sus cuentos antes de dormir, para arroparla o para estar con ella si tiene alguna pesadilla-

Zim no sabia que contestar, sentía el dolor de dib como suyo.

-dib, tu hija es una persona fuerte, así como su padre te aseguro que ella va a soportar esto- comento zim.

-lo se- dob se limpio sus lágrimas- solo quiero a mi pequeña conmigo.. solo eso.

-y la tendrás, pero necesitas tener paciencia y ser valiente por ella- dijo zim acariciando el rostro de dib depositando un beso en la mejilla de este.

Doctor membrana. (ZaDr)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora