Capítulo 2

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— Ya veo.

Kara suspiró aliviada por el informe de un cazador de los suyos corroborando la historia de Lexa. Un troll de la espesura había bajado de la montaña, probablemente asustado por el dragón hasta encontrarse con su administrador de alimentos.

— Me encargaré de mandar a vigilar la zona por un par de días para no volver a tener estas lamentables noticias. — Habló Lexa manteniéndose seria todo el tiempo. — Aprovechando la situación, líder, quisiera saber cómo va la situación con el dragón cerca de Cauce Boscoso.

— No ha incendiado el pueblo si es lo que te interesa. — Contestó la rubia tranquila. — Sólo está ahí arriba sin dañar a nadie, aun así, hay que tener precaución, esos seres no hay que tomarlos a la ligera.

— Entendible.

Kara se tomó un descanso acercándose a una de las mesas de banquete en la sala del trono, largas mesas con más de veinticinco sillas de lago y tres ancho.

Le sirvieron un buen plato de ciervo asado, algunas verduras y frutas en otros platos y jugo. Si su hermana no se encontraba para tomar la comida en el comedor real no tenía chiste estar sola rodeada de guardias en el segundo piso, al menos había gente que se tomaba un descanso en la sala del trono para comer y podía verlas sin que el silencio penetre sus oídos torturándola.

Debía mantener dos castillos, dos ciudades que alrededor había pueblos grandes con grandes producciones, ¿Por qué? No sabía muy bien la definición de esposa y que Lena fuera la consorte, estaba segura de que la vampira de ojos verdes no debería dormir casi todo el día.

Desde que volvió de con la bruja Regina se estaba comportando casi como una humana; dormir, quejarse de la comida que no podía consumir, intenta seducirla, hablarle en doble sentido y con sarcasmo total esos dos días.

Ella era apenas novata en eso de ser líder y ella sólo la ignoraba, además el asunto del dragón era demasiado. Los pueblerinos de Cauce Boscoso vivían con la incertidumbre de que el dragón destruiría su hogar, por lo que cada día a las siete en punto, mandaban a alguien para preguntar si podían regresar.

No podían dejar por mucho tiempo la producción de lana, calabazas, zanahorias y el aserradero del pueblo.

— ¿Está bien, líder?

Preguntó uno de los guardias al verla masticar tal cual animal enojado con la boca abierta. La rubia paró pasando el pedazo de carne sin mucha dificultad por su garganta.

— ¡Necesito un caballo! — Exigió levantándose de la silla de forma brusca. — Iré con mi hermana para ver la situación del dragón con mis propios ojos.

— Líder, su hermana dejó en claro que la quería a salvo. — Le dijo el guardia con un tono de voz nervioso. — Le aseguro que pronto se comunicara con usted para el reporte.

Kara se dejó caer sobre la silla bufando. Tenía razón, si muriera a causa del dragón no habría nadie que confiara en Lena para gobernar, por ley siendo su consorte, en su lecho de muerte Lena se quedaría con el trono ya que su heredero aún no era lo suficiente mayor y ni siquiera ha nacido.

. . . . .

Hicieron una barricada frente a la colina si el dragón decidía bajar a hacer estragos en el pueblo.

Loa hechiceros de la corte se encontraban más que ansiosos de haber visto al dragón desde lejos sin que sea controlado por algún ser mágico. Las notas sobre la fisiología y nutrición de la bestia yacían sobre la mesa de madera mientras ambos hechiceros aclaraban las dudas entre sí.

Alexandra no podía compartir el mismo entusiasmo.

Estaba preocupada por la bestia, había planeado en su cabeza muchas cosas para darle por muerto, pero si su hechicero tenía razón de que las escamas que poseía eran difíciles de penetrar con cualquier arma, sus hombres estaban perdidos.

Lazos de Sangre [Supercorp]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora