Alex mantenía un trabajo sencillo, según su hermana. Un trabajo "sencillo" el cual consistía en vigilar a un dragón las veinticuatro horas del día.
Fue despertada por uno de los guardias que vigilaba a la mujer y a las crías fuera del palacio. Su cabello alborotado, la baba seca impregnada en su mejilla y las ojeras decían claramente que no había conciliado el sueño. Y todo por hacer papeleo junto con los hechiceros de la corte por el tema de su hermana.
Se dirigió al baño echándose una buena cantidad de agua fría en la cara, limpiando los rastros de baba seca. También se lavó el cabello teniendo pereza en meterse a la tina, el asunto era urgente si es que la llamó esa tal "Samantha" como se hacía llamar.
Se puso un traje cotidiano, algo informal, pero llevando la espada enfundada en la cintura. Tenía que ser precavida todo el tiempo a pesar de que su hermana le asegurara de que era completamente pacífica.
¡Patrañas! ¿¡Pacífica una criatura con tal poder y tamaño!? Sólo en los cuentos de hadas que contaba su madre existía tal cosa. Y es bien sabido que Kara era fan de los finales felices y tiernos, seguía siendo una cachorro después de todo.
Bajó rápidamente hasta el patio cerca del fluido del río. La mujer dragón se había quitado la armadura negra que llevaba encima todo el tiempo obstando por algo más "campesino". Ni siquiera ella la reconocía. Su típico cabello tranzado se esfumó, en cambio se dejó el cabello suelo luciendo menos intimidante, además de que se deshizo por completo del maquillaje.
¡Ya no se parecía a una mujer dragón en absoluto!
Ahora era más una persona normal como ella, claro si no estuviera tan cerca de las crías bestiales mimándolas.
— Necesito que acompañes a Samantha al pueblo más cercano, general Danvers.
La pelirroja pegó un salto al escuchar la voz de Lena detrás suyo.
— Ah, sí... ¿Y qué haremos? —Se puso erguida ocultando su nerviosismo por el susto que le causó.
— Ella sabe lo que debe traerme. Son hierbas medicinales un tanto extrañas y difíciles de conseguir. Y de pronunciar claro está.
— Sé pronunciar bien las cosas, Lady Thorul. —Tomó el papel entre sus manos comenzando a leer la lista marcada. — Hipericum... ¿Qué rayos es esa cosa?
— Ya te dije, plantas medicinales. Bueno, debo atender algo en mi castillo. Espero que los ingredientes estén para el medio día.
— Lo tendrá, mi reina. —Llegó Samantha.
Lena las dejó a solas.
— Lamento si mi presencia te es incómoda. —Comenzó a hablar la castaña. —Puedo oler tu miedo.
— ¿¡Qué!? ¿Miedo yo? ¡Por favor! —Desvió la mirada manteniendo una sonrisa fanfarrona, pero a la vez llena de nervios. — Yo soy la mejor estratega militar de mi especie, la mejor guerrera y la mejor usando las armas. He luchado con bestias tan feroces y horribles que sólo han alcanzado a hacerme un leve rasguño dejándolo como marca de guerra. Y de victoria.
— Eso he escuchado. —Elevó una ceja desconcertada, estaba segura de que el miedo provenía de la pelirroja no de alguien más. —Entonces, guíame al pueblo más cercano.
Alexandra le entregó de mala gana la hoja con los ingredientes antes de ponerse en marcha.
El pueblo más cercano se llegaba fácilmente caminando, sin embargo, si los ingredientes no se encontraban ahí debían marchar a otro pueblo más. Así que sacó a su corcel manteniendo a la mujer dragón detrás de ella en la montura.
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Lazos de Sangre [Supercorp]
FanfictionAU. Kara se ve obligada en la necesidad de contraer matrimonio con una reina que posee en sus manos el poder todo un ejercito de vampiros.