Capítulo 5

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El Gobernante aún no se elegía para Onira.

Romund era el único que quedaba, pues Imra se había negado por el único motivo de que Lycaron sería suyo. Aún así, no había respuestas del gobernante de Sargot, estaba "ocupado" encerrado en su alcoba como para dar una sencilla respuesta.

Tanto Kara como Lena, en sí, todas las ciudades y castillos de su territorio eran líderes. Los vasallos se quedaban con ciudades como guardianes - administradores para ayudar a la gente, ayudar en la producción, el comercio y la distribución del dinero hacía el líder. Entre más conquisten del territorio de Daxam dejarían indefensos al líder, lo dejarían con bajos recursos para contratar mercenarios y reclutas del mismo territorio.

El dinero no le importaba a Lena, le importaba la tecnología en la que seguía trabajando después de siglos de la devastación humana, sus proyectos eran ecológicos. No iba a cometer el mismo error de su hermano y padre.

Lena se encontraba escribiendo una carta, recibió noticias de Lexa; el sujeto había muerto. Era una decepción. Regina había capturado a una Gárgola, la especie más difícil de tratar por las habilidades de fuerza y vuelo que poseían. Era una gran perdida, nadie sabía dónde se ocultaba el grupo de Gárgolas, o las que existían en la fas de la tierra.

— Aquí dice que la hija de Rao tenía una lanza que se podía convertir en cualquier arma.

— Que bien, cariño. —Habló Lena sin dejar de centrarse en su escrito.

La rubia se levantó de la cama emocionada, invocó la lanza, la cual apareció golpeándole el rostro. Ignoró el dolor tomándola con una mano intentando pensar en una espada.

— ¡Espada! —Exclamó. Pasaron un par de minutos donde no tomaba la forma en la que se imaginaba. — Umh, ¿Escudo? ¡Lena, no funciona! —Chilló.

— Estás leyendo un libro infantil, Kara, esos libros no son de investigación concreta. —Negó. —Intenta leer libros que no tengan imágenes llamativas que te distraigan.

— Si algo sabemos de los dragones, es por los libros infantiles, Lena, J'onn y M'gann están disfrutando leyéndolos. — Comentó. — Samantha les dijo que la mayoría de cosas ahí eran ciertas.

Lena se levantó del escritorio dirigiéndose a una de las grandes ventanas de la alcoba, había un cuervo esperando. Le ató la carta a la pata para que buscara a la vampiro.

— Lexa se quedará en Tyal, últimamente he recibido quejas de parte de familiares de los niños de la academia. Quieren ser reclutas voluntarios para los asedios.

— ¿¡Qué!? ¡Por Rao, Lena, son niños!

— Estudian en una academia donde te enseñan a asesinar, es evidente que quieren demostrar lo que han aprendido. — La rubia desapareció la lanza de inmediato mostrando preocupación. — Aún así, no dejan de ser niños, tranquila. Tampoco somos tan desalmados. — Bufó.

La rubia dejó salir un suspiro de alivio. Volvió a sentarse en la cama tomando el libro infantil entre sus manos. Había terminado en el trayecto de Melión a Onira unos veinticinco libros, tres de ellos libros eróticos que su esposa le regaló y, los demás, sólo tenían escritos de la vida de Rao sin dar mucha información de lo que podía hacer Astrid.

Tardaría años en saber acerca de la magia que le fue concedida. Y, ni siquiera sabía si volvería a su forma original. Después de todo, esa forma que tomó de la hija de Rao, era una forma más madura del cómo se podría ver en un futuro.

— ¿Lena?

— ¿Sí? — La vampiro se encontraba de nuevo escribiendo en el escritorio centrada.

Lazos de Sangre [Supercorp]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora