Capítulo 16

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Los gritos desgarradores se escuchaban alrededor del bosque. Había cuerpos tendidos sobre las hojas secas, el tenue color café claro fue mezclado con el color rojo de la sangre. Era el grito de un hombre el que se escuchaba, la garganta reseca y pronto adolorida era una pesadilla.

Uno de los cuerpos tendidos en el suelo mantenía los ojos abiertos, ojos aterrorizad los intentando no voltear en dirección a los gritos. Moverse sería un error, las hojas otoñales lo delatarían, el más mínimo crujido sería la condena de su propia muerte. Frente a él, el cuerpo de un compañero. Los ojos abiertos y sin vida se dirigían hacía a él, la garganta se le había rasgado con uñas filosas y largas donde la sangre seguía fresca. Trató de que su respiración fuera regular, pero le era imposible. En cualquier momento rompería a llorar por desesperación, por miedo.

Ni siquiera se dio cuenta que los gritos de su otro compañero habían cesado, no había sollozo o, llanto desesperado suplicando de que lo dejara vivir, entonces escuchó el crujir de las hojas a pocos metros. Ladeó la cabeza mirando con terror a la mujer. El vestido negro poseía grandes manchas de sangre casi por todos lados, lo único que no se había manchado eran las botas negras de cuero, incluso el rostro pálido y frío mantenía la sangre fresca goteando por la barbilla afilada. Trató de moverse, de verdad lo intentó, pero no podría hacerlo después de que esa desquiciada le había roto las piernas. Los ojos desorbitados hicieron contacto con los ojos verdes, a pesar de que la mujer se veía tan viva, sus ojos dilatados parecían ser cuencas vacías. La mujer se agachó lentamente sentándose sobre sus rodillas, en ese momento él no podía apartar la mirada, tenía tanto miedo. Ella deslizó la mano izquierda hacía el rostro acariciando la barbilla y después deslizar los dedos hacía la boca sujetado con fuerza la parte inferior de la boca, los dedos de la mano derecha se adentraron también. Y, haciendo fuerza, separó su boca en dos rompiéndole la mandíbula tan rápido que ni siquiera sintió el dolor.

—¿A qué le tienes miedo?

«¿A qué le tienes miedo?»

El eco de la voz llegó a sus oídos, la voz siniestra de una mujer susurrándole. Entonces, miró por encima del hombro de la hermosa mujer, una criatura humanoide con el color de piel grisáceo se asomó observando a través de finos cabellos rubios que caían por el rostro. Esos ojos negros no eran ni de un vampiro, ni de un licántropo, ¡Sus cuencas se encontraban literalmente vacías! Lloraba un extraño líquido negro mientras mostraba una sonrisa llena de dientes afilados, sangre roja se deslizaba del interior de la boca hasta gotear por la barbilla.

Lena abrió los ojos bruscamente.

Se quedó con la mirada fija en el techo. Era extraño volver a tener pesadillas, no las había tenido semanas después de casarse con Kara. Esa pesadilla fue muy distinta. Volkodlak. Iba a matar a Kara por meterle esa idea estúpida a la cabeza de un híbrido puro y repudiado por los propios progenitores.

Ladeó la cabeza mirando que Kara seguía durmiendo plácidamente a su lado, un brazo posesivo se aferraba por sobre su vientre y la cabeza reposando en su hombro. Carol no sería esa cosa monstruosa. Ha habido nacimientos de híbridos licántropos y vampiros, ningún niño en desarrollo había mostrado ese tipo de síntomas escalofriantes, Carol no será la excepción. Incluso se conformaría con que fuera un... "cachorro" como decían los licántropos, lo soportaría. Se ha imaginado a una pequeña bola de pelos rubios andando por el palacio buscando en meterse en líos o rompiendo cosas, debía hacerse la idea, después de todo, tendría más hijos con Kara, ¿Cierto? A ella le gustaría. Unos pocos de los cuales serán vampiros como ella; educados, formales y reservados, estaba segura de que no se esforzaría mucho por la disciplina con ellos, pero ¿Con "cachorros"? Kara era hiperactiva incluso a su edad, ¡Muy hiperactiva!

Lo soportaría.

Sí, lo haría, ¿Por qué no?

—Deja de pensar. —El murmuro somnoliento de Kara le llamó la atención. Se quedó inmóvil por unos momentos hasta que Kara se acurrucó aún más contra ella como si fuera un oso de peluche de tamaño real.

Lazos de Sangre [Supercorp]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora