Capítulo 6

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— Te deseo, Lena.

La vampiro jadeó inconsciente ante la pronunciación tan candente de la adolescente. Sin esperárselo, Kara la subió a una de las anchas y largas mesas que se encontraban en la biblioteca.

— Quiero hacerte mía, totalmente mía... — Murmuró dejando vagar el delicado rostro por su cuello, aspiraba su aroma como un delirio, una droga que necesitaba. —... Concédeme el deseo de ser parte de tu vida, prometo tener más cachorros contigo.

— No sé qué demonios esperas, cariño, soy toda tuya. —Gimió aferrando sus manos a la espalda de la rubia, rasgando la fina tela de la camisa que llevaba puesta. — ¡Hazme tuya las veces que quieras!

— ¿Umh?

Lena abrió los ojos bruscamente.

Lo primero que observó fueron los tiernos ojos azules de Kara frente a ella, claro que ya no eran ojos llenos de lujuria, inocentes era palabra.

Se movió sobre las mantas quedando boca arriba mirando el techo de tela que les cubría.

Viajar de un lado a otro le estaba atormentando, jamás en su vida había recorrido tantos kilómetros, sus difuntos padres al menos se encontraban cerca de su territorio creando rituales y tratando de mejorar pociones con una nueva familia que habían formado.

Lástima que tuvo que asesinarlos a todos sin ningún remordimiento, no sintió siquiera que fue una venganza, su padre siquiera se defendió, era más que la esperaba aceptando la muerte por lo que le había hecho.

— ¿Estás bien? —Preguntó Kara preocupada.

Lena ni siquiera llevaba la hora de su siesta vampírica, era tortuoso tener a Kara tan cerca y que no pudiera complacerle como quería. Ansiaba que le mordiese para ser marcada.

— Sólo una pesadilla. —Respondió. — ¿Te desperté o ya se te hizo costumbre acosarme mientras duermo?

— Me despertaste. —Soltó. Si fuera una mentira, las mejillas de la rubia tomaran un color carmín por vergüenza, la vampiro ya le conocía lo suficiente. —Pareciera que era más algo placentero que una pesadilla.

Atrapada.

Odiaba, de alguna manera, que su esposa adolescente supiera tantas cosas de adultos. El recorrido de Kriptón a Daxam la estaban volviendo madura, táctica y más inteligente, cuestión de supervivencia a pesar de poseer una mujer mágica musculosa.

Por el sonido que producían los insectos de la oscuridad, aún era de noche, menos que la madrugada. Podía escuchar la poca leña que quedaba de la fogata a unos metros de la tienda, no tenía salida.

— Tal vez.

Lena le dio la espalda soltando un suspiro cansado, lo que no esperó fue la mano de la rubia vagar bajo la sábana de su lado. El vestido le fue recorrido hasta la cintura, por debajo de su ropa interior se coló la mano de Kara. Volteó de reojo elevando una ceja, la rubia se puso detrás de ella cerrando los ojos como si fuera adormir abrazándola.

Por el sueño que había tenido le dejó bastante fácil el trabajo ahí abajo, estaba empapada, no necesitó de mucho, aunque si le encantaba que jugara con su punto más sensible.

Se mordió el labio reprimiendo un gemido por la presión sobre su clítoris.

Lena cerró los ojos dejando escapar los sonoros gemidos que provocaba en ella, el acercamiento de la rubia lo mejoraba, sentía la pelvis juntarse con su trasero.

— Méteme los dedos, demonios. —Jadeó.

— Ya sabía yo que lo necesitabas. —Comentó Kara soltando una pequeña risa, lo que provocó que la vampiro frunciera el ceño. —Tu aroma es muy fuerte cuando pareces desesperada. —Jadeó. — Últimamente me excitas, Lena, quiero tocarte.

Lazos de Sangre [Supercorp]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora