Los escombros yacían por todo alrededor, el fuego se extinguía poco a poco gracias a las nubes negras que pasaban por ahí, una pequeña llovizna y podría ver con más claridad. El sonido de las gotas cayendo hacían eco en sus oídos llegando incluso a molestarle por no saber a dónde dirigirse.
Hasta que lo escuchó, escuchó un gemido alarido proveniente de unos metros a la derecha. Cambió de dirección caminando lentamente hacía los gemidos de dolor, sólo uno. No se indignaba por pasar sobre los cuerpos mutilados que yacían bajo sus botas, llenando las zuelas con sangre humana.
Poco a poco fue acercándose al ruido, pequeños trozos de piedra caían y era porque el hombre atrapado entre los escombros quería salir de ahí con fuerza sobrehumana. Se detuvo mirándolo con desdén, el patético esfuerzo era en vano, no saldría sin ayuda, sobre todo el cuerpo cayó escombros dejando la cabeza intacta por ahora.
— ¡Maldita!
— ¿Vas a responder ahora? ¿Qué es lo que Gideon le ofreció a cambio de traicionarme?
La voz de la mujer era silenciosa, a la vez, amenazadora. La capucha que llevaba encima le cubría gran parte del rostro, sólo dejando ver ojos azules nítidos, los labios y una tes de piel totalmente pálida.
Donde se encontraba ahora era más que escombros de lo que alguna vez fue un pequeño edificio Motel de la era humana a las afueras de Metrópolis, cerca del territorio de Daxam.
Durante años había tratado de formar un pequeño grupo de informantes, había creado a Los Artilleros, gente con armamento pesado para hacerle frente a las Gárgolas, los que había acogido para proteger su lugar de descanso, su casa, la habían traicionado. Usaron las armas que ella misma les dio contra su persona, ¿Qué clase de agradecimiento era aquel?
— No me hagas perder el tiempo. — Colocó su pie izquierdo sobre el rostro del hombre haciendo tal presión que le hizo gritar de dolor. — ¿Qué es lo que Gideon les ofreció?
— ¡Nos ofreció nuestro propio lugar! ¡Nuestro propia ciudad! —Gritó desesperado.
— Y creíste en él. — Afirmó entrecerrando los ojos. — Desde que iniciamos con esto les dije que jurarían a su dios estar siempre del lado de Kriptón, ¿Así es cómo se zafan de una promesa? ¿Por codicia? Con razón su especie se aniquiló a sí misma. — Gruñó quitando la zuela de su bota del rostro.
— S-Sara, ayúdame... —Suplicó. — ... ¡No me dejes aquí!
La mujer se dio la vuelta no sin antes dedicarle una pequeña sonrisa, no era de su incumbencia ayudarlos después de la gran traición, destruyeron a base de misiles y trampas su hogar.
No se lo perdonaría a nadie, ni mucho menos a un humano.
Confiar en ellos, ¿Quién lo haría después del todo el caos que habían causado ellos solos? Encima, culpando a los demás. Ella había confiado, querías darle una segunda oportunidad para que demostraran que no todos eran así, pero todo el grupo, cincuenta hombres y mujeres se le echaron encima en cuanto vieron la oportunidad.
Tomó la forma de una Gárgola comenzando a tomar altura y velocidad.
Gideon era el líder de las Gárgolas, mantenía numerosos sitios donde escondía a sus guerreros, lugares muy bien escondidos que, ni ella, sabía dónde se encontraban.
Era una buena espía, ha llegado a dar con múltiples asentamientos humanos y de necrófagos. Los necrófagos son humanos afectados por la radiación, vivían demasiado, humanos que seguían después de las bombas nucleares, eran mucho más fieles que los humanos, pues los que no se encontraban afectados por la radiación no los aceptaban, les daba "asco".
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Lazos de Sangre [Supercorp]
FanfictionAU. Kara se ve obligada en la necesidad de contraer matrimonio con una reina que posee en sus manos el poder todo un ejercito de vampiros.