1. Desespero

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El silencio oscuro que abrumaba mi ser, fue reemplazado por el fuerte pitido en mis oídos mientras mi cuerpo iba despertando.

¿Cuánto tiempo había estado inconsciente?

–Suguru...

Una voz lejana...

–¿Suguru?...

Está asustado

–¡Geto!–

El último intento que dio para levantarme resultó efectivo, enseguida recobré los sentidos y por fin pude observar al de cabellera blanca. Su expresión sorprendida y aliviada, reconfortó mi corazón. Mostró una sonrisa y dijo en voz baja lo feliz que estaba por haber despertado.

Sin embargo, la tranquilidad me fue arrebata cuando al bajar mi vista, me di con la impresión de que mi compañero tenía una perforación exageradamente enorme en todo el costado izquierdo de su abdomen. No sólo su piel, realmente esa zona estaba despedazada, y si no fuera por el poco músculo y los órganos que aún le quedaba, podría existir un agujero que pasaría de un extremo al otro por dónde ingresaría la luz de plena mañana.

–¡Satoru!– Bruscamente me paré del suelo y me acerqué lo más rápido a él.– ¡¿Qué sucedió?!– Tomé su rostro con mis manos temblorosas.
–Satoru...–

No puedo pensar con claridad... El pánico me limita reaccionar.

¿Cómo puede mantenerse de pie, habiendo perdido tanta sangre como para dejar un charco debajo de él lleno de ese tedioso líquido rojo?

–¿A qué te refieres...? ...Sólo vi a una maldición y después la explosión... cuando la exorcicé, te noté en el suelo y...– Ya no pudo resistir, su cuerpo estaba dejando de funcionar.

Fue ahí cuando alejé mis emociones y me centré en actuar. Tan sólo antes de que tocará el piso lleno de escombros, logré atraparlo, y lo cargué entre mis brazos, mientras le ordené a una de mis maldiciones que nos llevara a la escuela de hechicería.

Recobrando la memoria, esto era mi culpa, no hice un buen lazo con esa maldición y simplemente se salió de control, me atacó y por revote dejó gravemente herido a Satoru.

–Ya vamos a llegar, ¿si? – Le dije mientras acariciaba sus cabellos y sobaba suavemente su espalda.

Pero él, aun sabiendo que esa maldición era de mi pertenencia, no me dijo ni una sola palabra de eso, cuando desperté, Satoru sólo... Se alegró de que estuviera a salvo...

Como pude me saqué la chaqueta azul marino y con ello envolví a Gojo para mantenerlo caliente.
Él aún respiraba, pero con mucha dificultad, aunque, extrañamente sus ojos se mantuvieron clavados en mi rostro, como si yo fuera la esperanza de su salvación, en vez de la causa de su delirio.

–Suguru...– La tos con sangre que expulsó sobre mi camisa y salpicó en mi rostro me dejó atónito. Mi cuerpo me pedía a gritos que debía ayudarlo, que él no podía morir. Pero aún faltaban varios kilómetros hasta llegar a la escuela y no podía hacer nada al respecto, sólo esperar y estar preparado para socorrerlo.

Apretujé ambos labios y cerré mis parpados, generando rabia en mi sentir.

No sé si después de esto pueda ser capaz de verlo a la cara, que vergüenza. Quería ganarme su confianza para acercarme más a él, pero parece que he fracasado en esa misión.

Al cabo de un rato, entramos a la escuela, bajé junto a Gojo, y guardé a la maldición a la vez que seguía corriendo hacia una de las puertas principales.

Mi teléfono estaba destruido. Lo único que me quedaba era gritar el nombre de mi compañera, necesitaba encontrarla de algún modo, o si no, Satoru...

–¿Suguru? ¿Qué sucedi..– La voz entrecortada de Shoko me hizo voltear con rapidez. Me acerqué a ella y le expliqué lo sucedido, Ieri me dirigió hasta la sala de enfermería y me pidió que dejara a Satoru en una de las camillas.

También estaba asustada por la condición del peliblanco, pero lo ocultó con una expresión seria.
Era realmente chocante ver a tu compañero en una situación de vida o muerte, y aun así ella supo manejar sus emociones.

Tengo que aprender a hacer lo mismo.

–Geto... Llama a los profesores, esto es serio...– Dijo con una expresión poco satisfactoria. Así que salí corriendo en busca de todos los que podían usar la técnica de inversión o con conocimientos en medicina.

Al final, la escuela entera supo del incidente, y grupos de alumnos y profesores junto a otros hechiceros llenaban el pasillo que daba al cuarto de enfermería.
Todos sentían la curiosidad sobre la salud del chico de los seis ojos, más aun sabiendo que este era su primer año aquí.

Aunque eso fue lo de menos, no me importaba si era sofocante o que era casi imposible caminar por lo ocupado que estaba cada rincón del lugar, estaba más concentrado en estar pegado a la puerta del dormitorio por si daban nueva información de mi compañero.

–¡Suguru Geto!– Una brecha se formó para darle pase al director que gritó furioso mi nombre, a la vez que él mismo dio una seña para que se retiraran los estudiantes y sólo quedara mi profesor encargado.

Mis ojos se abrieron exageradamente cuando noté lo rápido que se acercaba el mayor a mí.

–¿Cuál fue la única misión que te encomendé, Suguru?– Preguntó haciendo notar su mano derecha que llevaba escondida detrás de su espalda.

–Proteger a toda costa a Satoru Gojo, y no dejar de ninguna forma que su vida corra peligro...–

–¿Y entonces...? – Habló a la vez que golpeó mi rostro con su puño– ¿Por qué Gojo se encuentra ahí? – señaló la puerta de la enfermería que estaba a mi lado.

–Perdón, no dejaré que vuelva a suceder. – pronuncié con la mirada pegada al suelo.

–No quiero que vuela a repetirse, a menos que tenga que buscarte un reemplazo– Acabó la conversación y se fue por la misma dirección en la que llegó junto al profesor Yaga.





Mis piernas estaban temblando, mis puños seguían cerrados, mi mandíbula dolía por lo fuerte que apretaba mis dientes. Estaba repleto de miedo, pero la frustración y la impotencia, fueron los que predominaron en mi ser por más tiempo.

Realmente... No puedo proteger a Gojo Satoru.


























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WOW creí que jamás podría volver a publicar historias por aquí.

Me alegro poder regresar con un nuevo fanfic.

Gracias por leer (◍•ᴗ•◍)❤

Bye🌙♥️

- Your Feelings - (GetoxGojo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora