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No recuerdo en absoluto como regresé a la escuela.

Estuve en blanco por unas horas hasta que mi cuerpo cayó sobre las escaleras de la entrada a los dormitorios.

Me contuve un momento, queriendo levantarme, pero era tan confuso, más que aquella conversación que acabó dejándome en este estado, más doloroso que pensar en hacerle daño con mis manos.
¿Iba en serio? ¿Todo lo que acababa de pasar había sido real?

Me acomodé un poco sobre los peldaños, como si sentarme en ese cemento fuera mi elección desde el principio. Aún no podía levantarme.

Tapé mi rostro con ambas manos, estrujé mis cabellos con ansias de que el universo cumpla mi plegaria, y por una vez, me haga el favor de regresar en el tiempo y evitar este lío que había acabado con lo único que consideraba lo suficientemente bueno para seguir adelante.

¿Podría volver a ser así de feliz?

No, no lo creo.

Mi rostro se iba calentando, con cada fragmento de mis memorias a su lado, en los últimos dos años, solo estuvo él, solo había una persona en todos los días felices que podía imaginar.

Soy egoísta, claro que lo soy.

No me importó que él estuviera sufriendo porque estaba a mi lado, porque solo me miró a mí, porque solo se desquitaba conmigo y no con alguien más.

Aunque hubo varias veces que me daba indicios de su desequilibrio, solo me sentí preocupado porque creí que podría irse de mi lado.

Era mi culpa... Todo era mi culpa.

Si hubiera hecho algo, si tan solo lo hubiera jalado con más fuerza para que reaccionara...

Las palmas de mis manos estaban mojadas, mis dedos se enredaban en mis descuidados , tenía el rostro arañado, los labios temblando y la voz rasposa sollozando. Tenía saliva y moco cayendo sobre el cemento blanco. Trataba de limpiarme pero mis manos ya estaban demasiado sucias para continuar.

Tampoco es que quisiese dejar de llorar, pero... Era un lugar público, y debía...

¿Qué seguía? No lo recuerdo...

Debería mandar a todos a la mierda.

Por alguna razón, Yaga se había mantenido a unos metros, pero no se acercó hasta que logré calmarme y cubrir mis ojos llorosos con los lentes oscuros que saqué de mi bolsillo.

Esperé con un largo suspiró a sentirlo a mis espaldas, para estar despejado y escucharlo.

–¿Por qué no lo seguiste?– sus palabras no fueron de ayuda.

Me tensaron los músculos del rostro, como un ligero recordatorio de mi ruptura de hace un rato. Estaba impaciente de exprimirme en respuestas pero preferí dejarlo pasar.

–¿En serio va a preguntármelo?–

Supongo que eso sirvió para que guarde sus reproches. Y aunque estuviera incómodo, Yaga se disculpó conmigo. No sólo por eso... Creo que su disculpa fue por algo más allá de esa pregunta.

Hablé por un rato con él y tal vez no fue un buen momento, pero se dio cuenta que no podía levantarme, así que me ayudó hasta que llegamos a la puerta de los dormitorios.
Probablemente Yaga creyó que cambiaría de parecer, aunque ni se me cruzó la idea de irme a mi antigua habitación, simplemente abrí despacio la puerta del cuarto de Suguru, y me senté con su cuidado de mi profesor sobre el colchón.

- Your Feelings - (GetoxGojo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora