Mike Archer.
El centro comercial está lleno de gente, pero todo lo que puedo ver es a Alisa. Su rostro, esa mirada suya entre la curiosidad y la incomodidad, atrapada en una conversación con Tom que ni siquiera parece darse cuenta de lo incómoda que está. Y yo... bueno, yo me estoy muriendo por dentro de celos, aunque trate de mantener la calma.
Es raro, porque no se supone que debería importarme. Tom es su novio. y ver cómo la sigue por cada pasillo del centro comercial, tan cerca, casi tocándola, me revuelven las entrañas. ¿Por qué tiene que estar tan encima de ella? Como si se estuviera asegurando de que nadie más la mire, que nadie más se acerque.
—¿Qué opinas de este? —me pregunta Devorah mientras se detiene frente a una tienda de ropa.
Miro sin realmente ver, no puedo dejar de observar cómo Tom le habla en susurros al oído, como si fuera algo más que una simple charla. Mis manos se ciñen a los bolsillos de la chaqueta con más fuerza de la que debería, pero sigo actuando con tranquilidad.
—Está bien —respondo con voz monótona, aunque siento la tensión acumulándose en mi pecho—. Es un buen lugar.
Alisa parece incómoda, mirando los estantes llenos de vestidos como si pudiera escapar de la situación con solo mirarlos. Tom no la deja ir, sigue cerca, su mano cerca de su espalda, como si estuviera marcando su territorio. Me pregunto si ella realmente quiere que esté tan cerca de ella o si es solo parte del papel que tiene que jugar.
Intento no mirar, pero es difícil. Ella se mueve, caminando un poco más rápido, como si tratara de alejarse, pero Tom no parece tener intención de soltarla. Mis ojos se estrechan involuntariamente, y Devorah, al parecer, lo nota.
—¿Todo bien? —pregunta, con una sonrisa divertida que solo puedo suponer que es por la forma en que sigo mirando a Tom.
Yo apenas respiro y asiento, aunque sé que ella está observando, viendo mi incomodidad. Alisa mira hacia atrás, notando que Tom la sigue aún más de cerca, y mi corazón da un vuelco cuando la veo hacer un pequeño gesto con la mano, como diciendo que no quiere que él esté tan cerca. Tom no parece entender.
Finalmente, ella se detiene, frente a una tienda de ropa para hombres. Tom la alcanza rápidamente y empieza a señalar algo que, sinceramente, no tengo idea de qué es, porque mis ojos solo están fijados en él. Lo veo sonriendo, hablando con ella como si fueran una pareja normal.
Es algo que nunca le he dicho a nadie, pero me cuesta mucho mantenerme neutral en momentos como este. Siempre que lo veo cerca de ella, me siento como si todo mi cuerpo estuviera diciendo "aléjate de ella", como si mi mente estuviera atrapada en ese torbellino de deseos contradictorios.
Es raro porque, en teoría, debería ser un amigo de Alisa, debería apoyarla. Pero ver a Tom sonriendo con esa sonrisa tan arrogante, esa que parece saber que está tocando su "límite", me hace hervir por dentro. Y no puedo dejar de pensar que, tal vez, si las cosas fueran diferentes, si fuera yo el que estuviera más cerca, las cosas serían mucho más fáciles.
Esas cosas no deberían importarme, lo sé. No debería, pero no puedo evitarlo. La celosía es un veneno silencioso, una aguja pequeña que te atraviesa lentamente, sin que te des cuenta.
—Mike, ¿qué opinas de este? —me pregunta Devorah de nuevo, con una mirada traviesa mientras me sacude el hombro.
Me obligo a mirar a la ropa, pero las palabras salen de mi boca sin pensarlo demasiado.
—Lo que sea —digo con un tono algo áspero—. Es perfecto.
Devorah arquea una ceja, pero no dice nada. Ella sabe lo que pasa, ve cómo todo esto me está afectando más de lo que debería. Y, aunque intento ocultarlo, mi cara probablemente dice todo lo que no quiero admitir.
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Somos como estrellas (REESCRIBIENDO)
Teen FictionAlisa Jones creía que lo sabía todo. Sabía que la universidad era su renacer, un refugio donde las sombras de su pasado no podían alcanzarla. Sabía que su mejor amigo, Cameron, era su puerto seguro, el único constante en un mundo lleno de caos. Sabí...