q u i n c e

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Despierto lentamente, como si el tiempo se hubiera detenido por un momento y me hubiera atrapado en su suave abrazo. Mis ojos se abren con pesadez, aún luchando contra el sueño, y es entonces cuando me doy cuenta de que algo ha cambiado en el aire. El cuarto está en silencio, el suave resplandor de la mañana entra por las rendijas de la ventana, y yo... yo estoy aquí, en mi cama, pero no sola.

Siento el calor de un cuerpo junto al mío, y cuando miro hacia mi lado, me encuentro con Mike, acurrucado a mi alrededor, su brazo alrededor de mi cintura, su rostro cerca del mío. La cercanía me embarga de inmediato, un nudo en el estómago, una mezcla de nervios y algo mucho más fuerte que no sé cómo describir. Su respiración es tranquila, casi como una melodía que acompaña el ritmo de mi propio aliento.

Él está tan cerca que puedo sentir cada latido de su corazón, cada respiración profunda, como si el mundo entero fuera él y yo, atrapados en un espacio donde todo lo demás desaparece. Mi cuerpo reacciona sin que yo lo decida, el latido de mi corazón acelera sin aviso, y me encuentro acurrucada más cerca de él, como si mi cuerpo supiera lo que mi mente aún se niega a aceptar.

Aún no puedo comprender lo que siento. En un rincón de mi cabeza, reconozco la atracción, el deseo, pero también siento un cúmulo de pensamientos desordenados que me impiden ver con claridad. Mike es... él es diferente. Siempre lo ha sido. Pero aquí, con él abrazándome así, tan intensamente, no sé cómo actuar, no sé cómo ponerle nombre a todo esto que me está atravesando el pecho.

Intento moverme, pero su brazo se ajusta alrededor de mi cuerpo, como si tuviera miedo de que me escapara, como si no pudiera dejarme ir. Y aunque algo en mí quiere liberarse, otro algo más profundo en mi interior me detiene. Es como si, por un momento, todo lo que realmente quisiera fuera quedarme ahí, en ese abrazo, olvidándome de todo lo demás.

Mis pensamientos se disuelven lentamente, se desvanecen con cada respiro que compartimos, con cada pequeño movimiento que hace su cuerpo pegado al mío. Y aunque sé que esto no es algo que debería estar haciendo, que no es algo en lo que deba perderme, hay una parte de mí que lo disfruta, que lo necesita, como si fuera la única verdad en medio de todo el caos que me rodea.

Me dejo quedar ahí, sin hablar, sin moverme, sólo sintiendo el calor de su abrazo y el susurro de su respiración, como si todo el universo se hubiera reducido a ese pequeño momento suspendido en el tiempo. Y, por un instante, me encuentro pensando que quizás no necesito entenderlo todo. Quizás no importa si lo comprendo o no.

Porque lo que siento, aunque no lo vea con claridad, es real. Y, por alguna razón, eso es suficiente.

La paz que había envuelto el cuarto se rompe de repente con un suave crujir de la puerta. Mis ojos se abren de golpe, y por un instante, el mundo se desvanece, como si el sueño aún me envolviera. La puerta se abre lentamente, y de repente, todos ellos entran en la habitación: Devorah, Adam, Sarah, Cameron... todos, con la misma expresión congelada al vernos.

El tiempo parece detenerse mientras cada uno de ellos se queda allí, mirándonos. Yo, pegada a Mike, en una escena que, de un momento a otro, se vuelve una mezcla incómoda de sorpresa y un ligero toque de... ¿vergüenza?

Mike se queda inmóvil también, como si no tuviera idea de lo que está sucediendo, ni de cómo reaccionar. Es como si, por un segundo, los dos estuviéramos flotando fuera del alcance de las palabras, atrapados en una burbuja de silencio que se va haciendo más pesada con cada segundo que pasa.

Devorah es la primera en reaccionar, sus ojos brillando con una chispa traviesa, y una sonrisa maliciosa asomando en sus labios. "Vaya, vaya, parece que alguien se ha levantado con ganas de ser el centro de atención", dice en tono burlón, sin poder evitar reírse un poco. Adam se ríe con ella, mientras Sarah y Cameron parecen aún procesando lo que están viendo, con las cejas ligeramente arqueadas, como si no estuvieran completamente seguros de cómo manejar la situación.

Somos como estrellas (REESCRIBIENDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora