Capítulo 5 -Quítatelas-

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—Ya terminamos de subir todo al auto capitana —habló Rudolf desde la entrada.

—Rudolf lleva el equipo médico de vuelta al auto y en seguida salimos —tomó el equipo y salió de la habitación.

Andrew dobló su pierna izquierda intentando levantarse, acción que fue impedida por Alex —¿A caso no escuchaste las palabras de Seera?, tu lesión empeoró por que la forzaste demasiado y no te dejaran pasar en la muralla si eso empeora —estoy segura de que, de haber tenido la oportunidad Alexander habría sido médico.

Alexander tomó a Andrew entre sus brazos cargándolo sobre su hombro cual costal de papas —trátalo con más delicadeza jajaja —protesté burlándome de la situación.

—Mejor ya vámonos —alegó Alex.

Tomé la correa del can y la jalé un poco para que caminara, me siguió muy cortésmente, he de admitir que está bastante bien entrenado.

Ver rebotar la cabeza de Andrew mientras Alex lo baja por las escaleras me resultó bastante divertido, lo suficiente para soltar una pequeña risita, risita que ruborizó a Andrew.

Mientras nos aproximábamos al auto, María me interceptó —No subirás al auto con eso —me lanzó una mirada llena de asco.

—El perro viene con nosotros —le respondí

—No hablo del perro, hablo de tus botas, están asquerosas, quítatelas por favor —me extendió unas pantuflas negras.

—¿Es enserio? —no tengo nada en contra de las pantuflas, pero dificultan la movilidad durante el combate.

—Solo en lo que llegamos, antes de estar en la frontera las tendré limpias lo prometo —su mirada y la de Xolot eran particularmente similares.

Le ofrecí media sonrisa —De acuerdo —desaté mis botas y las reemplacé por las pantuflas, que por cierto son bastante cómodas.

María metió las botas en la desinfectadora.

En cuanto subí al auto Louis miro mis pies y comenzó a carcajearse —Que cómoda luces —pronunció entre risas.

—No me provoques —le reprendí mientras me sentaba.

—Yo creo que se te ven bien —me halagó Andrew al final de los asientos.

—Gracias —respondí.

—El chico definitivamente es otro fan tuyo —me susurró Anna al oído, solo sonreí y negué con la cabeza.

—Me dormiré en el camino de vuelta —Anuncié—, despiértenme 15 minutos antes de llegar a frontera —recargué mi cabeza sobre el hombro de Alexander tardando solo un par de minutos en quedarme dormida.

Alexander

Seera se durmió en mi hombro, con el paso de los años me he convertido sin duda en su mano derecha, sobre el campo de batalla y en casi cualquier otro asunto, esto se ve reflejado incluso en la manera de sentarse dentro del Killer.

Estos autos cuentan con 14 asientos: conductor, copiloto, 12 asientos en la parte de atrás 5 de cada lado y un par más oculto en la puerta donde justo ahora se encuentra Andrew, estos son los asientos más amplios que junto con el piso los usamos como camillas.

En el asiento del conductor esta María, todos los de la brigada sabemos manejar pero ella realizó una especialidad, en el asiento del copiloto se encuentra Diana quien supervisa el estado de los motores e indica la ruta con el GPS, detrás del asiento del copiloto se sienta Rudolf con una vista clara en caso de que un enemigo se aproxime, es seguido por Anna, Louis e Ivan en ese orden; en el otro lado del auto nos encontramos Seera, yo y Nikolái; Seera tras el asiento del conductor justo alado del intercomunicador, mi asiento se ubica a la derecha de Seera seguido por Nikolái.

Casi desde que tengo uso de razón Seera ha estado a mi lado, aún recuerdo cuando la conocí, 5 de Noviembre de 2086, jamás podré olvidar esa fecha, yo tenía 5 años, me habían aplicado la quinta inyección del suero RG y volvía a los dormitorios, mi mirada era algo borrosa pero vislumbré como una niña pequeña se acercó a mi cama, colocando un paño húmedo sobre mis ojos me dijo —Tranquilo esto te ayudará — ese paño húmedo se sintió como el paraíso pues mis ojos ardían terriblemente, gracias a la sensación de alivio me quedé perdidamente dormido.

Al despertar pensé que aquella niña era una alucinación, mi conjetura fue desechada cuando la dulce voz volvió a llamarme —¡Ya despertaste!, que alegría, te conseguí algo de pan con mermelada para que recuperes fuerzas —pude haberle preguntado su nombre o agradecerle por el paño húmedo pero las primeras palabras que brotaron de mi boca fueron:

—¿De dónde sacaste eso? Solo nos lo dan en ocasiones especiales ¡¿Acaso lo robaste?! —claro, acusar de ladrona a la niña que acaba de ayudarte es una gran manera de agradecerle.

—¡No tonto!, un señor alto me dijo que me quería adoptar y yo le dije que si no te llevaba conmigo no aceptaba, dijo que si lograba despertarte podías venir con nosotros, ahí fue cuando le pedí que me diera un pan con mermelada para que te sintieras mejor, ahora come y no tardes mucho que quiere que nos vayamos pronto —esta pequeña niña no solo me había ayudado con un paño, me dio alimento y logró que una familia me adoptara, jamás había conocido una persona que fuera tan bondadosa conmigo, desde ese día juré que jamás me apartaría de su lado y la protegería con mi vida si fuera necesario.

—¿Cómo te llamas? —pregunté

—El nombre que me dieron al llegar aquí fue Seera, el papel que venía con mis datos se perdió durante el último vuelo de la cigüeña, así que ese es mi nuevo nombre —wow, es uno de los bebés mexicanos.

—Mi nombre es Alexander —le respondí con una pequeña sonrisa; devoré el pan en un par de bocados, en cuanto terminé tomé la foto de mis padres y la guardé en mi bolsillo.

Guiado por Seera llegué con un hombre extremadamente alto, vestido con un uniforme militar, cuya reacción al verme fue de sorpresa y desagrado.

—Ja, así que lograste despertarlo, creí que no seguía con vida, ¿Cuál es tu nombre niño?

—Me llamo Alexander Konovalov —entoné con mucha determinación.

—Te has aferrado a tu vida, ¡bien! eso muestra tu tenacidad, serás un hijo bastante útil —con su mano alborotó un poco mi cabello.

—Si señor —respondí como había escuchado que respondían otros soldados.

—De acuerdo, vámonos —se puso su sombrero y caminó a la salida.

—Señor —lo interrumpí.

—Dime —respondió deteniendo su paso.

—¿Podría conservar mi apellido?, era el de mi padre y el murió en combate, no quiero terminar con el apellido de la familia.

—Está bien, si eso es lo que deseas conservaras tu apellido, pero legalmente serás mi hijo —continuó caminando mientras Seera y yo a duras penas le seguíamos el paso.

—Si señor, Gracias señor —pronuncié agitado.

Los tres nos subimos a una larga limosina negra y justo como ahora Seera se quedó dormida sobre mi hombro.

Glosario:

Killer: Apodo utilizado para referirse al vehículo de combate ruso usado por las brigadas de Kill Kroachers.

KILL KROACHERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora