En la residencia Alpha, al igual que en muchas otras partes de Rusia se reunieron expectantes alrededor del transmisor digital, manera elegante de decirle a un televisor en proyector fijo.
Dentro de la residencia prepararon alimentos mientras observaban otras presentaciones.
Las exposiciones artísticas y de armas blancas eran las únicas que se llevarían a cabo dentro del teatro, por motivos obvios de seguridad.
Los diseñadores mostraron las grandes innovaciones en trajes de combate y los armeros explicaron fascinantes técnicas de forjado.
—¿A qué hora va a salir Seera? —cuestionó aburrido Nikolái.
—Si me ayudaras a preparar los bocadillos la espera sería más fácil de sobrellevar —respondió Rudolf mientras cortaba la fruta.
—Es cierto —añadió Anna— solo nosotros estamos preparando la comida, ustedes tambien ayuden.
Todos los que estaban sentados o recostados en el sofá respingaron.
Andrew solo sonreía alegremente levantándose para preparar más comida.
En el teatro.
Tras bambalinas, minutos antes de salir al aire Seera y su madre conversaban, mientras se acomodaban el intercomunicador.
—El resto de tu brigada esta en primara fila, cerca de los embajadores y cerca de ti, puedes usar el auricular el modalidad publica donde todos escuchamos lo que dices o seleccionar con tu voz a quien dirigirte —la señora Dai explicaba a su hija.
—No son tan diferentes a los que usamos de campo —respondió Seera.
—Los de campo tienen más alcance —añadió su madre.
Seera se giró preparándose mentalmente para salir a los reflectores, su madre la abrazó por la espalda.
—¿Qué haces? —preguntó.
—Abrazando a mi hija.
Seera correspondió el abrazo de su madre suspirando amargamente, aun cuando el título de familia es solo público, el amor de Dai por sus hijos jamás fue una farsa.
La general regresó al balcón donde su esposo y otros militares de alto cargo se encontraban.
Angie y Seera esperaban su señal para salir.
—Tu traje es precioso —Seera alagó la apariencia de Angie, pues los nervios de este eran más que palpables.
—El que llevas puesto es el que me preocupa —sus dedos frotaban incesantemente.
Seera tomó sus manos deteniendo el movimiento —Basta, tus manos son demasiado valiosas para desgastarlas así.
Las pupilas en los verdes ojos de Angie se dilataron.
¿Valioso? Pensó ¿Cree que soy valioso?
Por primera vez en sus 27 años de vida alguien había mostrado una preocupación tan sutil y sincera por él.
No había observado detenidamente a Seera desde que salió del camerino, lucia aún más hermosa bajo esa "nueva luz", aunque él le sacaba una cabeza de alto se sentía tan protegido mientras sostenía su mano.
El presentador dio la señal y uno de los asistentes les indicó que era hora, ambos salieron a los reflectores tomados de la mano.
Angie presentó el diseño del vestido, sin soltar la mano de Seera, guiándola tiernamente.
—La química entre ustedes dos es increíble —la insinuación del presentador alimentó la curiosidad del público.
—Es uno de los mejores diseñadores que he conocido, le tengo mucha admiración a su trabajo —la respuesta de Seera enterneció a Angie.
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KILL KROACHER
Science FictionLa radiación ultravioleta infiltrada a través de la delgada capa de ozono provoco que en la ciudad de Nueva Orleans las cucarachas mutaran descontroladamente creciendo hasta 5 metros de largo. Después de una extensa guerra entre los humanos y las cu...