Alexander
Los primeros rayos del día alumbraban la cómica situación, caminé de puntillas para salir de la habitación de Seera, en el pasillo que compartían las habitaciones de la brigada me topé de frente con Baltazar en la misma situación, un vergonzoso intercambio de miradas precedió la mítica frase.
—Los caballeros no tienen memoria— pronunció Baltazar.
—Me parece perfecto— Respondí.
Baltazar se dirigió a la salida arreglando su camisa mientras yo entraba en mi habitación.
Memorias de la noche anterior se hicieron presentes.
La noche se alargó, los tragos y la música no dejaban de fluir, Seera no se apartó en ningún momento de mí y como en otras múltiples ocasiones nuestra relación termino solamente en algo platónico.
Después de incontables tragos me vi en la obligación de cargar con Seera hasta el hotel, ligera molestia considerando el peso que levanto normalmente.
La peculiar costumbre de Seera de dormir cual Koala con una almohada impidió que pudiera dormir en mi habitación, pero admito que no me molestó.
Tomé una ducha, intentando desprenderme del olor a bar, una vez que mi aroma era de menta con romero bajé al buffet del hotel; me serví ampliamente y desayuné con tranquilidad porque no había un gran número de personas.
—El modo en el que desperdicias tus oportunidades me entristece— Louis se sentó frente a mi con un par de platos igualmente cargados.
—Y el modo en el que tu rechazas mujeres es aún más lamentable.
—Solo les gusta el uniforme— Respondió dándole una gran mordida a su pan —El único afortunado fue Ivan— Añadió.
—La heterosexualidad es nuestro problema—Ambos reímos.
Terminamos de desayunar y fuimos al gimnasio del hotel, en otro momento pasearíamos por la ciudad, pero no seria prudente considerando la situación actual.
Terminamos nuestras rutinas de entrenamiento y subimos pronto a ducharnos, con el tiempo pisándonos los talones.
Al entrar nuevamente en mi habitación me encontré con un esmoquin clásico de moño y una nota que decía:
Nos vemos en el evento, una limusina pasara por ustedes
—Seera
Seera
Madre me recogió mucho más temprano de lo esperado.
Con mi brazo busqué en el otro lado de la cama —¿Que buscas?— La voz de mi madre me hizo despertar, mas no alterarme.
—Mi teléfono— Contesté somnolienta, levantando las almohadas. Mentira buscaba a Ali.
—¿Sabes qué hora es?
—No, por eso buscaba mi teléfono.
—Báñate te esperamos afuera—Mi madre y los militares que la acompañaban salieron de mi habitación.
Chasque la lengua, duchándome rápidamente, usando ropa poco llamativa salimos del hotel escoltados por dos camionetas más —¿La situación empeoro?— cuestioné a mi madre apoyándome en su hombro.
—En esta federación las cosas están mucho más tranquilas, pero recibimos amenazas de un grupo extremista perteneciente a la federación de cultivo, se hacen llamar los anarcultores.
—Poner nombres no es su especialidad —solté una ricita
—Pero los explosivos y traficar armas sí.
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KILL KROACHER
Science FictionLa radiación ultravioleta infiltrada a través de la delgada capa de ozono provoco que en la ciudad de Nueva Orleans las cucarachas mutaran descontroladamente creciendo hasta 5 metros de largo. Después de una extensa guerra entre los humanos y las cu...