"Toc, toc, toc"
Tres golpes sonaron en la puerta perteneciente al cuarto de Andrew.
—¿Andrew?, ¿Estas despierto?
—¿Quién es? —respondió Andrew adormilado.
—Soy Ivan, ¿Puedo pasar?
Andrew se levantó de la cama para abrirle la puerta al amable chico cuya mirada ya lo había cautivado.
El muchacho entró a la habitación, entre sus manos sujetaba un pequeño paquete rectangular
—Llegó esto para ti en la mañana, viene de la oficina de inmigración —informó Ivan mientras dejaba el paquete en el escritorio.
—Muchas gracias por traerlo —Andrew mostraba su gratitud con una amable sonrisa.
—Lo usé de pretexto para verte antes —se sentó sobre la cama de Andrew—. Seera esta mañana repartió el horario para tu entrenamiento, lo primero en tu agenda es Historia, la hora del almuerzo y luego saldrán a la ciudad por los uniformes. Creo que necesitas un buen amigo aquí dentro y mi primer consejo como tu amigo es: Aprende rápido, si Seera llega a observar que no progresas en tu entrenamiento no dudara en sacarte del equipo —su mirada amable se había tornado dura y seria como si de otra persona se tratara.
—Trabajare duro por el puesto —Andrew reitero firmemente sus intenciones.
—Así se habla —su mirada volvió a suavizarse al igual que el ambiente— baja al primer piso para que desayunes, no tardes mucho a las 10 es tu primera clase —Ivan agitó las hojas en su mano y salió de la habitación.
La sensación que recorría el cuerpo de Andrew era extraña ¿Cómo alguien podía pasar de un estado de ánimo a otro de manera tan radical? ¿Qué motivos podrían causar un cambio tan brusco? Andrew en un intento por despejar su mente se enjuagó la cara y se mojó un poco el cabello.
Anoche no había entrado al baño, pero ahora podía notar todos los detalles en él; losetas blancas en cada pared, un espejo amplio, un escusado minimalista, una ducha con puertas transparentes, al menos seis toallas para el cuerpo y algunas más para las manos, toda una variedad de jabones, esencias y plantas.
Todo el lugar era un pequeño paraíso, por lo que fue inevitable que lo usara en su totalidad.
Después, lo que a su parecer fue una excéntrica y vaporosa ducha; con acondicionador, shampoo y jabón de olor a naranja; siguió explorando algunos de los cajones en el baño, no encontró mucho más de lo esperado normalmente; sin embargo, unas tijeras y una navaja con buena apariencia llamaron su atención.
Usó un peine para desenredar su cabello, odisea que fue facilitada por el acondicionador.
Tomó las tijeras y comenzó a cortar largos mechones, sus habilidades como peluquero eran decentes por lo que terminó con un estilo prolijo. Corto lateralmente, pero con algo de volumen en la parte superior permitiendo que sus amplios risos rojizos se acomodaran naturalmente.
Seera
Me senté en la barra del comedor observando detenidamente el horario que había hecho en la madrugada.
Alexander entro a la cocina, portando la misma camiseta blanca y shorts que anoche, su melena aún estaba un poco desalineada, pero después del martirio por el que le hice pasar es comprensible.
—¿Cómo te sientes? —me preguntó mientras me envolvía por la espalda con sus brazos.
—Estoy bien, no tienes que preocuparte —respondí acurrucándome en él.
—Pareciera que, si tengo que hacerlo; anoche no tomaste tu pastilla y alto alboroto armaste en tu habitación —sus regaños siempre estaban acompañados de sincera preocupación.
—Solo fue un ligero descuido, lamento haberte causado molestias —con todas las preocupaciones que ya tenemos, no puedo darme el lujo de ser una carga.
Alexander me dio un tierno beso en la mejilla —No me molesta preocuparme por ti, me molesta que a veces tú no te preocupes por ti misma —sus ojos coincidieron con los míos y solo por un instante sentí que el resto del mundo desaparecía.
Ali se apartó, un segundo después Andrew entró por la puerta, tomé un trago de mi café disimulando los nervios por la reciente situación.
—Wow que cambio Andrew, te queda muy bien el corte —Alexander brindaba en el aire con su batido de frutas.
—Gracias, quería verme un poco mejor —Andrew respondió tímidamente.
—Pues no está nada mal, por favor siéntate ya tenía preparado algo para que desayunaras —me giré abriendo el horno, aunque ya está apagado mantiene la comida caliente.
—Son panes rellenos de yogur con queso y frutas rojas, tambien un poco de huevo revuelto —puse el plato enfrente de él mientras traía el resto de las cosas—, esto es algo de fruta, Roby me dijo que no eres alérgico a nada así que puse un poco de todo y tambien un batido con proteína, te ayudara a recuperar tu peso.
—Lo agradezco mucho, pero amm... ¿esto no es un poco excesivo? —Andrew estaba sorprendido. Este es un desayuno bastante común para nosotros, pero por su expresión no creo que tuviera comida así hace algún tiempo o tal vez nunca.
Alexander atento de mi reacción intervino para evitar un momento incómodo —Come hasta que te sientas satisfecho, lo que sobre lo guardaremos para después, tranquilo, no desperdiciamos comida.
Alexander y yo esperamos a que Andrew terminara desayunar mientras tanto nosotros tomábamos un café y platicábamos un poco, Andrew parecía muy atento a lo que decíamos, aunque jamás interrumpió la conversación.
Sorprendentemente Andrew termino una gran parte de su desayuno con excepción de un poco de fruta.
—Muchas gracias por la comida, ¿Dónde pongo esto? —preguntó con vos suabe, a lo que respondí.
—No es nada, puedes ponerlo en el refrigerador —señalé el punto donde este se encontraba.
Andrew miró extrañado el refrigerador. Puesto que tenemos que alimentar a un total de 9, corrección, ahora 10 personas es natural que el refrigerador sea de un tamaño proporcional a su función; enorme.
El arrojó una mirada rápida al contenido, colocó su plato dentro y se giró hacia mi esperando instrucciones, su postura "militar" me causó un poco de gracia.
Tomé el documento engargolado que tenía sobre el desayunador y se la ofrecí —Esto es lo que aprenderás en tu mes de entrenamiento, cada uno de nosotros te impartirá una o algunas materias, llevaras tanto practica como teoría, tendrás solo un día libre a la semana, los sábados, por suerte tu primera clase es con nosotros, síguenos.
Nos instalamos en una cómoda oficina en el edificio administrativo.
—Bien, Andrew toma asiento; en el escritorio frente a ti tienes una libreta, algunas plumas y lápices para que tomes apuntes. El primer tema que veremos es —encendí el proyector— Historia, La historia de los últimos 50 años o como a mí me gusta llamarle "El apocalipsis de cucarachas". Hace 50 años la capa de ozono estaba en un punto crítico, por nueve años se intentaron reparar los puntos más sensibles de esta, pero un punto pequeño, fue prácticamente ignorado, el dichoso punto era Nueva Orleans. En el 2059 se presentaron casos masivos de golpes de calor, cáncer de piel y "muerte espontanea". El carnaval fue cancelado, la ciudad evacuada y se iniciaron planes para remediar la situación, pero esta era mucho más grave de lo esperado —Cambié la diapositiva—. Estos son gases de efecto invernadero, estos otros son gases con alta concentración de materia radioactiva, aunque no se sabe con certeza su origen, se especula que son producto de una planta nuclear, Ambos gases se encontraron presentes en la atmosfera, pero en una concentración 10,000 veces mayor sobre la ciudad. La pregunta es ¿cómo llegamos de cáncer de piel a una población de cucarachas 76,000 veces mayor a la humana? Tu primer trabajo una línea del tiempo desde el 2059 hasta la actualidad. Puedes consultar las fuentes de la biblioteca de papel o digital que se encuentran en el edificio. Tienes hasta las 2 pm, te quedan exactamente 3 horas y 56 minutos.
ESTÁS LEYENDO
KILL KROACHER
Science FictionLa radiación ultravioleta infiltrada a través de la delgada capa de ozono provoco que en la ciudad de Nueva Orleans las cucarachas mutaran descontroladamente creciendo hasta 5 metros de largo. Después de una extensa guerra entre los humanos y las cu...