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La luz ingresando en la blanca habitación parecía empezar a causar estragos en uno de los dos muchachos, esta se abría paso por un pequeño espacio entre las oscuras cortinas que se encontraban cerradas, sus ojos se abrieron con pereza y le costó unos cuantos minutos el acoplarse a la claridad.

Estiró su cuerpo, ahogó un jadeo cuando sintió una suave punzada su parte baja, sus mejillas enrojecieron ferozmente al notar el dolor muscular y al recordar perfectamente lo que había pasado en la madrugada con aquel muchacho de hebras lilas.

—¿Qué hora es? —musitó.

Se removió en el lugar provocando que un gemido lastimero se escape de sus labios por el dolorcito que se instaló en su espalda baja, rebuscó entre la mesa junto a la cama su teléfono pero no halló nada así que un bufido brotó de él.

—Son las once y media de la mañana —la ronca voz respondió a su lado.

Changbin sintió su corazón arremeter contra el pecho, su piel se había crispado tan solo un poco al sentir la cercanía de ambos cuerpos desnudos y aquel tono ronco y áspero le causaba estragos en su interior.

—G–Gracias.

Un suave silencio, ligeramente incómodo, se formó en la habitación. Seungmin no parecía querer decir nada y él tampoco buscaba hablar, es decir ¿Qué le podría decir? La idea de repetirle mil veces que él no era de acostarse con cualquier chico sin ser nada rondaba por su cabeza pero no tenía por qué hacerlo, después de todo el muchacho quizá y ya lo pensaba.

—¿Te sientes bien? —murmuró.

Las mejillas del mayor se volvieron a espolvorear de un fuerte rojizo, no esperaba que el chico de hebras lilas se fuese a preocupar por él.

—S–Si —se maldijo mentalmente por tartamudear—. No tengo resaca, si es lo que deseabas saber...—murmuró.

Seungmin dejó una suave risa brotar de sus labios haciendo que el pulso ajeno aumente.

—No me refería a ello pero gracias por responder —murmuró.

—¿Tú te sientes bien?

—Sí —habló fuerte y claro.

El silencio les volvió a invadir, la habitación empezaba a acalorarse debido al clima y las ganas de despojarse de las sábanas que le cubrían incrementaban pero la vergüenza le invadía.

—Hyung —llamó.

Sintió como el cuerpo se tensaba levemente por el llamado pero luego notó como se relajaba mientras intentaba voltear, Changbin tenía su rostro casi cubierto por los mechones de su cabello cayendo sobre este y eso provocó que el corazón ajeno acelere su palpitar.

Sƚαყ Ⴆყ Mҽ - SҽυɳɠႦιɳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora