❝Seo Changbin es el hijo mayor de una familia con gran renombre, decidido a encontrar el amor -o al menos con quien fingirlo- realiza una fiesta de antifaces en su hogar. ¿Qué pasaría si sus padres se enteran que cayó ante los encantos de un caballe...
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Ingresó a su hogar en el máximo silencio que le era posible, la pequeña bolsa con su ropa utilizada la noche anterior y la máscara del chico de pecas pegado contra su pecho para no hacer ruido, un suspiro de alivio escapó de sus labios cuando notó que los zapatos de su madre no se encontraban en la entrada, habría salido a comprar algo lo más probable.
Solo dio unos cuantos pasos dentro de la casa cuando el timbre resonó entre las paredes, su ceño se frunció un poco ante la sorpresiva visita pues era obvio que no se trataba de su progenitora.
—¿Sí?
Dejó ver solo la mitad de su cuerpo al abrir la puerta, pestañó confundido ante la imagen tan intimidante frente a él.
—Es la casa de Kim Tae Yeon —habló, una voz algo suave pero firme—. ¿Verdad?
El menor asintió algo confundido, no entendía quién era el hombre frente a él y como sabía el nombre de su madre, además que el tapaboca no le permitía observar todo su rostro sino solo sus ojos.
—Disculpe ¿quién es?
—Tú eres Kim Seungmin ¿no? —enarcó una de sus cejas.
Asintió nuevamente en silencio, el hombre se retiró el tapabocas dejándole ver todo su rostro, facciones finas y delicadas para ser hombre, pasó la mano por su cabello quitándole los mechones color caramelo que caían en rulos sobre su frente mientras un suspiro escapaba de sus labios.
—Mira...—relamió sus labios—. Dile que Seokjin vino a verla, ella sabe que debemos hablar de un tema... ¿Urgente? —ladeó inseguro la cabeza—. Nuna entenderá a que me refiero.
—¿Quién eres? —la pregunta hizo al mayor fruncir su ceño—. Mamá podrá saberlo pero...
—No me sorprende que no me recuerdes, tampoco es como si intenté acercarme a ti —suspiró—. Eso es todo, por favor, díselo.
Seokjin dio la media vuelta, dispuesto a irse del lugar, pero detuvo un poco su paso para volver a mirar al chico que aún lo miraba entre confundido y molesto.
—Manténganse alejados de Taehyung, pídele a tu madre que no le meta cosas en la cabeza al menor —dijo con algo de molestia—. Es solo un niño y no entiende las cosas que pasan así que, por favor, dile que es suficiente con lo que ella le hizo a la familia.
Seungmin sintió el enojo presionar en su pecho, quería gritarle al hombre que estaba ya saliendo del patio de su hogar, pero no podía, su madre no había criado a un muchacho grosero.
—Gracias por tu tiempo Seungmin–ah.
Aquello fue lo último que escucho y antes de que vuelva a cubrir su rostro, le regaló una sonrisa al menor que provocó el aumento de la molestia. El silencio fue lo único que lo rodeó una vez volvió a cerrar la puerta de su hogar, relamió sus labios antes de pasar las manos por sus hebras y despeinarlas suavemente ¿Qué mierda había sido eso?
