զųąཞąŋɬɛ-ɬཞơıʂ

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Changbin se sentía burlado, había caminado por aquel amplio lugar por más de una hora y no había conseguido nada, absolutamente nada... Tampoco es como si esperaba encontrar algún cartel que dijese Aquí está el anfitrión pues eso sería toda una bobada ¿no? Soltó un suspiro cansado, él se había acercado a Minho con la intención de convencerlo para irse del lugar, pero lo único que consiguió fue distraerse y terminar disfrutando el evento, bueno, eso hasta ahora; las yemas de su dedo iban siguiendo lo más que podía el hilo rojizo que se le había otorgado en la gaceta que dejó más atrás ¿para qué era todo esto?

Bufó cuando notó que de todos los que estaban en esta clase de juego, él era el único que nuevamente tenía que ingresar a la gran casa ¿por qué lo hicieron salir entonces? Rodó los ojos mientras retomaba el camino, jadeando extasiado cuando el calor de aquel lugar lo inundó pues el frío de Seúl empezaba a hacerse presente, siguió avanzando hasta una de las habitaciones del final.

—¿Hola? —murmuró mientras ingresaba al lugar—. ¿Hay alguien aquí?

Frunció el ceño ¿por qué habría alguien ahí? Se supone que encontraría alguna clase de obsequio más no a una persona. Cerró la puerta tras él una vez dentro, relamió sus labios mientras recorría con la mirada la habitación que se encontraba iluminada tenuemente, aun así, ignorando que el hilo rojo no terminaba ahí, sino que salía por la puerta de cristal que se encontraba ligeramente abierta tras él.

—¿Qué debo buscar? —rascó su cabeza—. No entiendo nada de esto...

Repasó con su mirada los estantes que habían, cada uno poseía distintos portarretratos, fotos familiares que no reconocía y unos cuantos libros por otros lados; dio un respingo cuando el sonido de la puerta corrediza deslizándose llenó el lugar, soltó el libro que había tomado haciendo que haga eco cuando tocó el suelo.

—¿Quién...?

Las palabras murieron en su boca cuando notó la silueta de un hombre cerrando el ingreso tras él, más la presión en el pecho se hizo presente cuando reconoció a la persona y peor aun cuando las miradas se encontraron, ambos mostrando confusión y sorpresa.

—¿Q–Qué...?

Este retrocedió cuando vio al otro dar dos pasos hacía él, su corazón latía desbocado y aunque quería voltear y salir por donde ingresó, su cuerpo simplemente no parecía reaccionar.

—¿C–Cuándo regresaste?

Detuvo su andar cuando la pregunta llegó a sus oídos ¿por qué siquiera y se estaba acercando a él?

—E–Eso es lo de menos...—relamió sus labios—. ¿Qué haces aquí?

Seungmin no podía hablar, su mirada se posaba sobre el hombre frente a él, el petizo no era ni la sombra del chico que había conocido hace unos años, su cuerpo se notaba por mucho más tonificado e incluso habían pequeñas perforaciones en sus orejas que brillaban por la poca luz que caía en estas, lucía hermoso.

Sƚαყ Ⴆყ Mҽ - SҽυɳɠႦιɳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora