Vιɳɠƚ-ƈιɳϙ

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Seungmin rompió el beso al sentir como sus pulmones empezaban a implorar por aire en ellos y, quizá, por los insistentes golpes que el mayor ejercía en su pecho buscando distanciarse del chico de hebras lilas que tenía aprisionado sus labios. Un suspiro ronco escapó de él cuando se vio apartado, relamiendo sus labios mientras permitía que una sonrisa se plasme en su rostro.

—¿P–Por qué?

La voz del mayor fue apenas y un susurro que quizá en otro momento no habría podido captar, sus manos apresaban las ajenas como si quisiera evitar que algo fuera a pasar. No podía negar que ver al mayor con las mejillas sonrosadas, sus labios ligeramente hinchados y rojizos, le parecía lo más hermoso que había apreciado en su corta vida y no se quejaría si pudiera seguir apreciándolo por toda una vida.

—N–No entiendo —negó—. Suéltame...

Hizo el leve intentó de apartarlas, pero de un solo tirón provocado por el adverso, terminó cayendo sobre su pecho teniendo que levantar su rostro y ahogar un suspiro pesado cuando notó lo cerca que estaba del menor.

—Ya dije que yo tampoco entiendo...—murmuró.

Sus respiraciones se hicieron una, los labios rozando entre ellos y provocando que los colores aumenten y tiñan más las mejillas del petizo.

—Seungmin...—murmuró.

Este hizo un pequeño sonido afirmativo que erizo toda la piel del peligris, sintió como la mirada del más alto aún seguía sobre sus labios y como poco a poco había ido soltando sus manos, pero a pesar de ello no quería moverse de ahí, se sentía correcto estar envuelto entre el perfume tan delicioso que usaba el menor.

—A la mierda...

Una pequeña risa brotó de sus labios antes de sentir como ajenos volvían a capturar los suyos haciendo que esta muera entre la unión. Aquí no había alcohol de por medio al cual podrían llegar a querer culpar como la noche en su hogar, aquí habían sido ellos siguiendo sus impulsos y los deseos de sentir los labios ajenos que habían quedado desde aquella noche que quedó plasmada en lo más profundo de sus mentes.

Los labios de Changbin sabían tan bien como parecía recordarlos, eran tibios y tenían un sabor dulce, quizá por el pequeño bálsamo que había notado en estos antes, además, parecían acoplarse perfectamente a los suyos y eso le gustaba, le gustaba en demasía. Dejó una pequeña mordida en el labio inferior contrario haciendo que liberé un pequeño gemido que tensó cada parte de sus músculos, quizá no había sido lo más correcto hacer ello, pero poco le importó y volvió a repetirlo, ganándose esta vez un golpe por parte del mayor en el brazo haciéndolo reír.

Y, aunque esta vez parecían no querer obedecer a la presión por la falta de aire, se vieron interrumpidos por unos cuantos pasos que parecían acercarse haciendo que estos dos se alejaran de un brinco y quedarán cada uno en una esquina de la banca. Una chica castaña asomó por el lugar, quedando callada cuando vio que este estaba ocupado.

Sƚαყ Ⴆყ Mҽ - SҽυɳɠႦιɳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora