❝Seo Changbin es el hijo mayor de una familia con gran renombre, decidido a encontrar el amor -o al menos con quien fingirlo- realiza una fiesta de antifaces en su hogar. ¿Qué pasaría si sus padres se enteran que cayó ante los encantos de un caballe...
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Changbin estaba sentado en uno de los puestos del lugar, sus manos recaían sobre la manija de la bolsa que llevaría consigo al avión pues sus maletas ya habían sido enviadas, soltó un suspiro suave cuando sintió la mano fina de su hermana aferrarse a la suya. Ryujin le sonreía aun a sabiendas que su mirada reflejaba la tristeza que inundaba su ser, después de todo ella regresaba y este tomaba las valijas para irse sin mirar atrás y lo entendía, ella estaría haciendo lo mismo pero se quedaría apoyando a su padre.
—Lo siento —masculló.
—¿Por qué lo siente oppa? —arrugó el ceño—. Está bien que quiera irse, lo entiendo...—susurró—. Yo también hui cuando sentí que no podía más —rio bajo.
El mayor soltó una suave risa mientras dejaba caer su cabeza sobre el hombro ajeno, sintiendo como las manos de su pequeña iban a sus cabellos para jugar un poco con estos. Cerró sus ojos por un momento, solo unos segundos y los volvió a abrir, viendo a lo lejos como Hyunjin parecía discutir levemente con Jeongin.
—¿Están peleando?
Su hermana se removió bajo él para voltear a ver a quienes miraba el mayor.
—Eso creo —arrugó el ceño—. ¿Quiere qué vaya a preguntarle?
Ryujin posó la mirada sobre su hermano, ahora sus hebras eran de un tono oscuro complementado con un undercut que lo hacía ver más joven de lo que era.
—Solo diles que no discutan, no quiero que peleen mientras yo espero el avión —rio, sintió a su hermana asentir.
Segundos después esta se ponía en pie y empezaba a tomar camino hacía los chicos en la distancia, Changbin se dejó caer sobre el bolso en sus piernas y suspiró mientras sentía sus ojos cerrarse, se sentía cansado; el asiento se sintió pesado haciendo que levante su mirada y la pose en la persona que tomo asiento, su mirada chocando con la del peliazul que le miraba.
—¿Pasa algo Sung?
Lo vio titubear por unos segundos así que no lo presiono, presentía que quería decirle algo así que dejaría que lo haga a su tiempo.
—T–Tú...—relamió sus labios—. Irá dónde Minho hyung ¿no es así?
Vio al mayor esbozar una sonrisa ladina mientras asentía, su corazón dio un vuelco y por un momento pensó si estaba bien en darle lo que quería que entregase pero soltando un suspiro y removiéndose un poco en el lugar, se permitió sacar un sobre de un color café claro.
—¿P–Podría...?
Dio un respingo cuando sintió su mano ser sujetada por la ajena, ambas miradas cruzándose pero cayendo en la sonrisa que el mayor le regalaba, una que detonaba sinceridad y un poco de alegría.
—No debes ni siquiera preguntarlo Jisung–ah...—apretó un poco la mano—. Con mucho gusto se la haré llegar, no lo dudes.
El peliazul sintió sus ojitos picar pero antes de romperse a llorar sintió los brazos ajenos rodearlo, reconfortándolo y uniendo un poco los pedacitos que el mayor había creado.
