Qυαɾαɳƚҽ

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Los días habían pasado de manera larga y dolorosa, el número que Ryujin le había hecho entrega ya no le servía pues este lo bloqueó de todos lados, evitando así cualquier forma de comunicación. Realmente no parecía tener intención alguna de mantener contacto y lo entendía, claro que lo hacía, sin embargo, no lo exentaba de sentir su corazón destruirse con el pasar de las horas.

Dejó su cuerpo caer sobre la cama en su habitación, si era sincero consigo mismo, no había salido del lugar porque no quería encontrarse con nada que le recordara al mayor y eso significaba, no asistir a las clases era parte de su plan además el que su madre no esté en casa debido al nuevo trabajo con los Seo le ayudaba a ello, incluso a retrasar el tema que el Sr. Kim le había propuesto.

Sin embargo, no importa que pase o cuanto intentes por huir de algo siempre llegará a encontrarte.

—¿Seungmin?

Dio un brinco cuando el golpeteo en su puerta volvió a resonar a la vez que aquella conocida voz se volvía a escuchar, no entendía como su madre podía estar en el lugar tan temprano.

—Sé que estás ahí —canturreó—. No estoy molesta porque has estado faltando...—mentía, descaradamente—. Solo quiero comprender que pasa ¿sí?

Soltó un suspiro y dubitativo se colocó en pie, su madre no sabía nada de lo que pasaba por su cabeza o quizá en su vida, a veces detestaba haberse cerrado tanto en sí mismo, no permitiéndose demostrar sus emociones en los momentos que necesitaba.

—Estoy bien —murmuró apenas abrió la puerta—. Lo siento por no estar yendo a clases, solo han sido unos días...

—Una semana y media Seungmin —regañó suave—. Una semana y media ha sido.

El menor abrió sus ojos con sorpresa ¿Cómo que una semana y media? Soltó un gruñido de molestia, ahora entendía porque Félix le había pedido con insistencia que le hiciese llegar sus tareas para poder entregárselas.

—No vengo por ello...—murmuró la fémina—. ¿Me molesta? Si y lo sabes, pero eres libre de tomar tus decisiones —encogió sus hombros—. Estoy aquí porque no entiendo lo que tienes, te vi llegar con lágrimas en tus ojos antes de que desaparezcas por el pasillo.

Bajó la cabeza, se sentía apenado, Tae Yeon le miró preocupada antes de suspirar.

—Estoy preocupada Minnie...—tomó el rostro entre sus manos—. Solo quiero saber que tiene tan mal a mi pequeño...

Sintió su corazón oprimirse cuando notó las primeras lágrimas aglomerándose en los ojos ajenos, sus pulgares empezando a dejar caricias en las mejillas que recibían las lágrimas tranquilamente.

—M–Mamá...—sollozó—. Y–Yo...—susurró—. Mi c–corazón duele, mucho.

Tae Yeon lo tomó entre sus brazos, haciendo que los sollozos que su hijo liberaba empiecen a ahogarse en su pecho.

Sƚαყ Ⴆყ Mҽ - SҽυɳɠႦιɳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora