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—¡JIMINNIEEEEEEEEE!

En ese grito se escucha retumbando en toda la casa es que observo la puerta de mi departamento con cansancio, conozco perfectamente esa voz que grita mi nombre de tal forma que logra ponerme de mal humor de forma automática.

Escucho los pasos apresurados de mi mejor amigo bajando las escaleras, llego más tarde que yo anoche y aún así ahí esta, sus ojos denotan lo desconcertado que se encuentra por la repentina visita, me observa con el terror marcado en sus ojos porque sabe perfectamente lo que significa que él este acá.

—¡JIMINNIE, MI AMOR, SOY YO TU FUTURO MARIDO!

Esa molesta voz vuelve a retumbar en el lugar mientras observo a Yoongi acercándose a mi, se nota que acaba de despertar por su aspecto pero aún así esta completamente despabilado.

—Esa voz...

Pronuncia en un tono que parece de ultratumba.

—Si...es él.

Mi confirmación no era necesaria, mucho menos en el momento en el que la puerta se abre frente a nosotros y aparece frente a nuestro como si no acabase de entrar a nuestra casa sin permiso alguno.

Ahí esta, después de tanto años nuevamente esta a solo metros de mi mirándome con la misma superioridad de mierda de siempre, el pobre idiota no es capaz de darse cuenta de que siempre fue y será solo un títere más.

—¿Saben? Cuándo alguien llama a la puerta aunque sea deben responder.

Pronuncia como si intentase regañarnos de alguna manera, casi como si extrañara los viejos tiempos.

—Sungwoon...

—¿Sabes? Si llamas a la puerta y no te responden solo puede significar dos cosas, que no hay nadie o que no sos bienvenido ¿Te crees capaz de descubrir porque no respondimos o eso también te lo tengo que decir yo?

Una sonrisa aparece en sus labios al notar que de una forma u otra todo sigue siendo lo mismo, Yoongi sigue pronunciando su nombre con el mismo asco de siempre, yo sigo sin soportar siquiera estar en la misma habitación que él.

—La señora Park me pidió explicitamente que venga a buscarlos, nunca me dijo que debían estar conscientes así que yo que vos cuidaría las palabras que usas, muñeco.

Su amenaza de mierda no logra más que causarme pena, ni siquiera sirve para dar risa, así de inútil es.

—Las amenazas se suponen que deben causar miedo ¿Queres saber lo que es amenazar? Dejame que te enseño...

Me acerco a él a pasos lentos, la sonrisa en sus labios se hace cada vez menos presente a medida que nota que no tengo intenciones de parar mis movimientos, y en cuanto llego a donde esta él, de un rápido movimiento lo tomo de cuello de su camiseta para empujarlo contra la pared con todas mis fuerzas causando que un ruido sordo retumbe en toda la sala y una mueca de dolor se forme en su rostro.

—Por cada amenaza de mierda que intentes hacía mi, anda despidiéndote de una parte de tu cuerpo, maldito imbecil, no estas jugando con fuego, conmigo no te vas a quemar, la única opción cuando se trata de mi es que acabes enterrado ocho metros bajo tierra.

Sabe perfectamente que hablo muy en serio, mis palabras se clavan como dagas en su garganta impidiéndole ser capaz de formular alguna de esas respuestas estúpidas que siempre da cuando se siente acorralado.

Este es el motivo por el cual nunca pudimos llevarnos bien, el lleva sus bromas de mierda demasiado lejos, y yo no soy bueno para bromear, no con él...después de lo que hizo.

Closer [Kookmin au] 📘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora