2. Una serpiente especial y una carta misteriosa.
La mañana del cumpleaños de su primo Dudley, Harry sabía que las cosas irían mal.
Es como un sexto sentido, que se extiende por sus nervios y le pone la piel de gallina cuando las cosas comienzan a estropearse un poco. Y es Harry quien tiene que evitar que eso suceda.
Porque tuvo que ir con sus familiares al zoológico, y cualquier cosa, por diminuto que sea, que fuera extravagante o fuera de lo ordinario, significa una semana entera sin cena, encerrado en su pequeño armario.
Porque Harry es un niño en crecimiento, y por fin el armario le está quedando pequeño, aunque solo sea un poco. Ya no encuentra comodidad en su único espacio seguro y eso le frustra.
Como sea, el viaje en sí fue todo lo que Harry esperaba.
Molesto. Cansado. Para nada divertido.
Y no es que no le guste los animales, pero el escuchar a su primo quejarse de lo aburridos que son y tener que detenerse en varios puestos de comida para reponer sus energías es cansado, es agotador. Al menos le dieron un helado de limón en uno de esos tantos puestos.
Si se entretenía con uno de los animales, los Dursley decidían que era momento de pasar a la siguiente exhibición. De nuevo, nada divertido.
Harry ni siquiera pudo reírse cuando Dudley se tropezó con una roca y un mono comenzó a aplaudir porque su tío, al instante, lo volteó a mirar.
Soltando un suspiro, Harry entro en lo que rogaba era la última parada antes de irse. La casa de las serpientes.
Y Dudley golpeaba un cristal para despertar a una serpiente, pero esta no le hacía caso. Harry se compadeció, porque sabía cuan odioso podía ser su primo. Así que cuando esté se fue, Harry en su inocencia se acercó a disculparse con un animal que seguramente no lo entendería.
Hasta que lo hizo. Porque Harry vio que la serpiente le entendió.
Fue interesante, y quiso seguir hablando con la serpiente, pero lo sintió de nuevo. La presencia. Lo miraba con curiosidad y Harry trato de mantener la calma.
Tuvo que usar toda su concentración para detener la corriente de poder maligno que se abría camino por su cuerpo. Entonces su primo lo golpeó.
Cayó con fuerza al suelo, y vió cómo su primo, junto con su amigo, Piers Polkiss, pegaban sus rostros al cristal y chillaban emocionados.
La presencia se fue, pero el enojo se quedó. Ardiendo en una furia fría sobre lo que pudo ocasionar su primo si hubiera perdido el control de su mente, permitió que lo que se escondía bajo su piel saliera a la superficie y se dirigiera hacia Dudley. Claro, no espero que el cristal desapareciera después de eso y ambos niños cayeran dentro de la jaula de la serpiente.
A sus pies algo se movió, y con un sobresalto se dió cuenta que era la serpiente, que lo miraba con tristeza mientras se acomodaba más cerca de él.
-Hay algo que te está lastimando... -dijo, sorprendentemente, la serpiente-, lo lamento mucho.
Harry no esperaba que la serpiente tuviera voz, pensaba que solo podía entenderlo y ya. Estaba tan fascinado que casi se pierde todo el alboroto que ocurría a su alrededor.
La serpiente con cuidado se acercó a su mano, la cual estaba sangrando debido a la grava del suelo, y con suavidad lamió sus heridas para luego alzar su cabeza y mirarlo directamente a los ojos, -Nos volveremos a encontrar.
Con eso último dicho, se arrastró hacia la libertad.
Harry fue castigado al final del día después del fiasco de lo que fue el viaje al zoológico.El pequeño (ya no tan pequeño) niño podía sentir como su mejilla ardía luego de la bofetada que le dió su tío antes de empujarlo a su armario. Y soñó con la libertad, el júbilo de no volver a ver a los Dursley en un mundo en el que podía decidir su propio destino.
Y Harry se sintió un criminal, porque soñar con la libertad en esa casa era peligroso. Porque lo llenaba de esperanza y felicidad. Y sus tíos fueron muy claros en que el no merecía eso. Claro, no significa que en un futuro no vaya a ir a buscarlo, porque Harry está preparado. Su libertad estaba cerca, podía sentirlo, solo debía ser paciente.
Y así pasaron los días, en los que reflexionó como abandonar ese lugar de una vez por todas. No pensó que la oportunidad llegaría sola, una semana y media antes de su cumpleaños en forma de una misteriosa carta.
Con cuidado la escondió en su armario antes de dejar el correo en la mesa para que su tío pueda revisarlos. Al final del día su emoción infantil lo tenía comiéndose las uñas. Alguien le había escrito, y aún así sea sobre un asunto ridículo, le llenaba de emoción ver qué escondía esa carta. Después de todo, Harry ama los misterios.
Solo que la carta tenía más de los que pudo haberse imaginado.
COLEGIO HOGWARTS DE MAGIA
Director: Albus Dumbledore
(Orden de Merlín, Primera Clase, Gran Hechicero, Jefe de Magos, Jefe Supremo, Confederación Internacional de Magos).
Querido señor Potter:
Tenemos el placer de informarle de que dispone de una plaza en el Colegio Hogwarts de Magia. Por favor, observe la lista del equipo y los libros necesarios.
Las clases comienzan el 1 de septiembre. Esperamos su lechuza antes del 31 de julio.
Muy cordialmente,
Minerva McGonagall
Directora adjunta.
Y Harry lo creyó, porque siempre hubo cierta electricidad que viajaba por su piel, huesos, incluso en sus pensamientos. Algunas veces hacia cosas imposibles, como aparecer en el techo de su escuela o cambiar el color del peluquín de un maestro. Ahora, lo que Harry puede hacer tiene un nombre, magia. Y sonó maravilloso, como la melodía de una canción de cuna. Porque al tener magia, tiene una oportunidad. Y en estos días, una oportunidad, es un boleto a la libertad.
Las preguntas giraban y chocaban en la mente de Harry, tanto que tuvo que tomarse un momento para despejar su mente y tranquilizarse.
"Okay, primero lo primero... ¿Lechuza?" Con suavidad, Harry permitió que la energía que se escondía en su ser saliera para dirigirla a la puerta. Le tomo varios minutos, muy agotadores, pero logró desbloquear el pestillo y salir.
Con cuidado se acercó a una ventana y allí lo vió, una lechuza en un poste de luz, y Harry podría jurar que está lo observaba.
Sin pensarlo bien, busco en la oscuridad un lápiz y papel, y con letra desordenada escribió: "Muchas gracias por informarme... Me gustaría aceptar la plaza que tengo. Espero tenga un lindo día, quien quiera que lea esto.
Saludos,
Harry Potter"
Como si se tratara de un ladrón, se movió con cautela por las sombras hasta la puerta que daba al jardín trasero, y con aún más cuidado, salió a la fría noche.
La lechuza lo miro por unos segundos antes de acercarse de forma perezosa a su posición. Con sorpresa notó un pequeño hilo atado al ave, y supuso que tenía que amarrar la hoja que tenía ahí.
Cuando ya hubo acabado con todo por la noche, regresó a su pequeño rincón seguro y se dió cuenta que había una segunda carta en ese sobre. Un pergamino con los materiales que debía llevar cayó con suavidad, y con horror, se dió cuenta que no sabía dónde conseguir ningún de esas cosas. Ni siquiera tenía dinero para conseguirlo.
-Demonios. -dijo Harry, maldiciendo su estupidez por no pedir un guía en aquella hoja. Ahora la lechuza se fue y no sabía nada de nada.

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Krypto-Magia
FanfictionHarry Potter esta teniendo un horrible día. Enterarse que su padre no es realmente James Potter lo dejó muy confundido. Enterarse que dentro de él está un pedazo del alma de la persona que mato a sus padres lo dejo asqueado. Harry pensó que al ser u...