Cap. 8

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8. Las cartas de James y Lily.

Cuando Ragnuk se fué, Harry se levantó a estirar las piernas. Por costumbre extendió el brazo hasta tomar sus gafas para ponérselas, pero al hacerlo, todo era borroso. Con sorpresa se los quitó, para darse cuenta que ha estado viendo correctamente todo sin necesidad de sus gafas. Incluso parecía mirar mejor que antes. Tal vez demasiado bien.

Notaba detalles pequeños en la madera de las camas, grietas que para cualquiera podrían ser imperceptibles. Veía una suave capa de polvo en la estantería que estaba al otro lado de la habitación. Incluso veía los títulos que llevaban los libros que estaban encima de esta.

"Extraño..." Pensó Harry. Pero supuso que era un buen cambio luego de que el Horrocrux. Tal vez se debió a este que tenía una horrible visión.

Dio unos pasos y cayó. No, en serio, se cayó. No es que sus piernas funcionasen mal, pero de alguna manera, era mucho más liviano de lo que recordaba. Ahora parecía tener un equilibrio diferente. Al bajar la mirada, su cabello volvió a ponerse sobre sus ojos y le picó. "¿Que está sucediendo?" Se preguntó.

Cuando se puso de pie con suavidad, se acercó al único espejo del lugar y se observó. Y gritó.

—¿QUE SUCEDE? ¿POR QUE GRITAS? -entró Ragnuk, con unos papeles en la mano y viéndose alarmado.

—¿¡QUE ME PASÓ!? -respondió Harry-, ¿Q-QUE?, ¿POR QUÉ MI CARA ES DIFERENTE?

—Oh, eso. Me olvidé decirte lo -se lamentó el rey-. Cuando se estuvo eliminando el Horrocrux, esto es lo que sucedió.

—¿C-Como? -Harry trataba de calmarse, pero era complicado.

—Fuiste adoptado por sangre por James Potter -le explicó-, normalmente, en el ritual de adopción, el niño o niña cambian sus rasgos físicos con magia para se parezca más al padre o madre que los está adoptando. Tengo la sospecha de que el Horrocrux, en sus últimos intentos por sobrevivir, se aferró a la magia de adopción que afectaba tu imagen y lo destruyó. No te preocupes, aún tienes su sangre recorriendo tus venas, y la magia aún te reconoce como su hijo... Solo que ahora tienes la apariencia con la que naciste -terminó de decir Ragnuk.

Harry se volvió a mirar al espejo. Su cabello, que antes era un poco más claro y muy desordenado, se volvió del color de la noche y mucho más dócil. Ya no parecía un nido de aves, solo algo largo ahora que caía sin dificultad alguna. Sus ojos no cambiaron de color, siguen siendo de un verde impresionante, pero la forma de estos si lo hizo. Ahora parece tener unos ojos más grandes y menos expresivos que antes. De forma afilada y aristocrática. Notó, con sorpresa, que creció unos pocos centímetros, calculaba unos 5 tal vez. Su piel se volvió más clara y la forma de su rostro pasó de ser circula a ovalada. Su nariz tomó una forma elegante y su mandíbula parecía un poco más cuadrada. Si bien no se veía nada mal, le apenaba dejar de parecerse al hombre que dió su vida por él. Es como una espinilla que lo molestará por el resto de sus días.

Ragnuk suspiró y siguió haciendo los trámites de transferencia, dejando a Harry lamentándose frente al espejo.

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Cuando le dijeron a Harry que ya todo estaba listo, bajó con Ragnuk a través de los túneles hacia su nueva bóveda.

—Entonces... ¿Como se abre? -Harry preguntó estando ya frente a una puerta de hierro-, ¿se necesita una llave o algo?

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