Cap. 15

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15. Intrusión mental.

Harry no recordaba mucho del resto de la noche. Se sentía tan agotado, que fácilmente podría dormirse en el suelo. Solo recordaba subir por varias escaleras y lanzarse a su cama.

Cuando despertó se encontró en una habitación moderadamente grande, incluso para 5 niños, con fuertes colores rojos y dorados. La cama en la que se encontraba era grande y cómoda, y eso le encantó. Con entusiasmo por su primer día, Harry se preparó.

Ya listo, tuvo la compasión de despertar a sus demás compañeros y esperó abajo a Ron para ir juntos al gran comedor.

Cuando esté bajo dando traspieces, Harry lo jaló todo el camino. Se perdieron muchas veces, pero eso no apagó el espíritu de Harry. Que bueno que se despertaron temprano. Cuando por fin encontraron la dirección correcta, Ron ya estaba más que despierto ante la perspectiva de comer. A mitad de su desayuno, la profesora McGonagall se acercó con sus horarios, repartiendo lo por toda la mesa.

—Será mejor que vayamos llendo, Ron -le apresuró Harry-. Tenemos Encantamientos a primera hora. Hay que preguntarle a tu hermano por indicaciones.

Percy Weasley, el hermano mayor de Ron, con voz pomposa les dió direcciones que solo les confundió. Así que tuvieron que seguir de lejos al diminuto profesor cuando lo vieron salir del gran comedor. No fueron los únicos en hacerlo.

Ya en el salón, a la hora indicada, el profesor Flitwick, una persona diminuta, pasó lista. Cuando llegó al nombre de Harry, dió un chillido exaltado y se cayó. Las siguientes horas fueron únicamente teoría.

Después de eso tuvieron Herbologia, que Harry amó en el primer momento. Le recordaba sus tiempos efímeros de paz con los Dursley, cuando mandaban a Harry a cuidar el jardín. Aunque no fue el mejor de la clase, quien tomó ese lugar fue, sorprendentemente, Neville Longbottom, quien terminó ganando 10 puntos esa primera clase.

Transformaciones era una clase exigente. Esa primera hora, antes de entrar de lleno a la teoría, la profesora McGonagall se tomó unos 30 minutos explicando los peligros que pueden haber si se lanza de forma errónea una transformación. En la última hora, se les dió a cada uno una cerilla que tenían que cambiar por una aguja. Al final de la clase, solo Harry completó por completo la transformación. Aunque Hermione se acercó mucho cuando su cerilla se volvió plateada y algo puntiaguda. Al salir de la clase, Harry sintió los ojos de la niña Granger perforar su cráneo.

La clase de defensa contra las artes oscuras era un chiste, una broma de mal gusto. El fuerte olor del ajo inundaba el salón, y el profesor Quirrell no se dejaba entender por todos esos tartamudeo que lanzaba. Harry solo se enfocó en leer el libro, que parecía más interesante que tratar de prestar atención al maestro

Al final de la semana, ese viernes, luego de salir del gran comedor, se dirigieron a la primera clase de pociones que tendrían. Harry estaba muy emocionado, pues pociones era un tema que el amaba. Su madre en los pocos libros que dejó, hablaba con tanta pasión de sus trabajos que Harry también se contagió del sentimiento.

El profesor Snape, como el profesor Flitwick, pasó lista cuando todos estuvieron sentados y callados. Y también se detuvo en el nombre de Harry: —Ah, sí -murmuró-. Harry Potter. Nuestra nueva... Celebridad.

Algunos de Slytherin se rieron descaradamente de él. Ron apretó el brazo de Harry debajo de la mesa con fuerza, molesto por el hecho de que se burlaran de su amigo. Harry apenas lo sintió.

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