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Muchos piensan que estar en institutos de gran prestigio es algo extremadamente bueno. Lástima que piensen así, estar en institutos de ese tipo es un infierno, te clasifican por tu clase social y te denigran por el simple hecho de tener menos dinero que ellos.

Lamentablemente nuestra sociedad no se clasifica por conocimientos, sino por dinero. Eso es lo que ahora vale, tu opinión no cuenta sino tienes dinero, te roban lugares en escuelas por que tienen conocidos o pagan para estar ahi, más los que pelean por algo, siempre terminan en último lugar, algo totalmente injusto.

Song Narae es una chica común y corriente, su familia no tiene mucho pero hace un esfuerzo por sobrevivir con su negocio, el cual es una panadería.
Sus padres no tienen el suficiente dinero para pagar una escuela, ni siquiera para pagar el seguro médico. Ella tiene que trabajar con turnos de medio tiempo en distintas tiendas y ayuda a sus padres cuando lo necesitan.

Su padre y su madre estaban tan apenados de que su hija no pudiera estudiar, pero son cosas del destino. Cuando menos se espera, llega tu recompensa, puede llegar en dos días, horas, incluso segundos, más nunca sabrás exactamente.

Lee Taeyong, hijo de uno de los políticos más poderosos del país

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Lee Taeyong, hijo de uno de los políticos más poderosos del país. Desde pequeño su vida siempre estaba llena de lujos, institutos y ropa cara, era la vida que uno siempre deseaba tener.

Su hermana contaba con lo mismo que él, lujos, vestidos y ropa que ella quería al instante con sólo chasquear los dedos.
Una vida llena de lujos siempre hacia a las personas egoístas y egocéntricas, más de lo que uno piensa.

Sin embargo, la hermana de Taeyong era algo completamente opuesto, amable y simpática con las personas nuevas que conocía, eso hacía resaltar a la familia Lee.

Taeyong si era como cualquier niño presumido, desde pequeño llevaba a la escuela todo lo que sus padres le compraban avergonzando a los demás con los pequeños regalos que a duras penas sus padres podrían comprar. Conforme comenzó a crecer, el ego de Taeyong fue creciendo más y más. Solo tenía unos pocos amigos, también hijos de personas importantes, las chicas a su alrededor rogaban por poder estar con él en todos los sentidos, en verdad, en todos los sentidos......

Narae se levantó desde temprano, su despertador sonó indicando las tres de la mañana, era hora de ayudar a sus padres a hacer el pan para que durante toda la mañana pudieran venderlo

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Narae se levantó desde temprano, su despertador sonó indicando las tres de la mañana, era hora de ayudar a sus padres a hacer el pan para que durante toda la mañana pudieran venderlo. Era tan suave y fresco que se deshacía en la boca, era una delicia completa, pero era una pena que no mucha gente la conociera.

Amasando y batiendo todo lo necesario comenzó a preparar todo junto con su madre, mientras que su padre encendía el horno y cargaba los bultos de harina colocándolos en la mesa al igual que los botes de leche y los huevos.

Finalmente entró la última charola al horno y Narae aprovecho eso para entrar a darse una ducha, tenía que ir a su primer trabajo del día, una veterinaria, solo era ayudante de limpieza, pero aprendía un poco de primeros auxilios hacia los animales (que también podían ser los humanos, claro, no hay mucha diferencia).

Limpiaba y ayudaba a bañar a los animales, sus manos tenían una que otra cicatriz por mordedura, pero sabía que los perros lo hacían por instinto al igual que los gato con sus rasguños, no podía culparlos.

Rutina de todas las mañana, abrir la veterinaria en lo que él doctor llegaba, Hwang Hendery era el especialista que ella tenía como mejor amigo. Lo conoció hace ya varios años, el chico es como una hermano para ella, siempre tan servicial, tanto con los animales como con ella.

Su turno en la veterinaria acabó y ahora iba por el segundo trabajo del día, mesera en un restaurante. Pará su buena suerte, este era el empleo mejor pagado, pues era uno de los restaurante más caros de la ciudad.

En ocasiones le tocaba atender las reservaciones de los políticos y tenía que ir y venir rápidamente pues eran muy exigentes con lo que pedían, sus pies dolían de tanto correr, pero tenía que hacerlo para conseguir dinero, no había otra opción.

-¡Ayúdenos por favor!

El grito de uno de los comensales dentro de la sala VIP la sacó de sus pensamientos, todos sus compañeros de trabajo corrieron al igual que ella y encontraron a uno de ellos tosiendo como loco en el suelo, cabello rubio y traje elegante, definitivamente era alguien importante.

-¿Que ocurre?

-Solo comió un poco del plato y comenzó a rascarse y toser como loco

-Debe ser alérgico a algo, llamaré una ambulancia

Su compañero de trabajo salió con pánico del lugar mientras que Narae se acercó hasta el mayor quien estaba luchando por respirar.

-¿Tiene alguna inyección de epinefrina? Señor, señor

La buena suerte estaba de su lado, el mayor asintió rápidamente y ella comenzó a buscar en su bolso, compartimento tras compartimento sus manos no encontraban nada, hasta que sintió la pequeña caja y sacó la inyección.

Sabía que tenía que colocarla contra su muslo, la destapó y presionó fuerte contra le muslo del mayor quien en pocos segundos ya estaba respirando nuevamente.

Los paramédicos no tardaron en llegar, un minuto más y el mayor estaría en un lugar espiritual.
Narae respiro con alivio al ver que el hombre estaba bien, se levantó y volvió a la sala principal donde se veía la ambulancia partiendo.

-Oye, mesera

Volteo ante el llamado, observando que los otros comensales la miraban con una sonrisa, especialmente el que estaba en la sala con tipo del accidente.

-Se lo agradezco mucho, no sabíamos que hacer sino fuera por usted

Ella sonrió en respuesta e hizo una pequeña reverencia y fue por sus cosas, su turno había terminado y eso era un alivio.
Salió del restaurante, los primero auxilios que Hendery le había enseñado habían funcionado después de todo, se sentía orgullosa de ello.

Tomó el autobus de regreso a casa y encontró a sus padres cerrando la panadería, habían ganado un poco más, pues más clientes llegaron.
Sus padres la abrazaron y entraron a su pequeña casa, no tenían una sola cama, solo mantas para cada uno, tenían que dormir en el suelo.
Era una vida difícil, pero por lo menos tenían un techo y no morían de frío por las noches.

Siempre se debe de agradecer lo que uno tiene, no lo desaproveches, tarde o temprano, vendrá algo mejor.







Colegio de Ricos [Lee Taeyong] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora