~ Dos con cinco ~

Capitulo 9

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Yo sé que no es mucho, pero es trabajo honesto así que, a disfrutar como siempre digo.

Quiero hacerles una sorpresita pero no he tenido tiempo Jajsja :")

Ya en algún momento se las daré, pero por el momento quiero comentarles (sin hacer mucho spoilers por qué yo para eso, estoy mandada a hacer) que se acercan los capítulos que tenía pensados desde antes de publicar, así que ya podrán imaginarse jijiji.

Ya mejor me callo el hosico😅.

Las canciones del capítulo de hoy son:

Pillowtalk  ( Zayn )

Way down we go  ( Kaleo )

Ahora si, con todo
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Eleena

Limpio las lágrimas de mi rostro, tomo agua y apago la música.

Cierro el manuscrito acercándome a la mesa junto a mi computadora.

La historia sigue vagando por mi cabeza, y ese final todavía me provoca ganas de llorar.

Redactó un correo para mi papá donde le explico la historia, cuanto demore en leerla y si considero que tiene potencial, adjunto uno que otro detalle y le reenvío el manuscrito digital.

Su respuesta no tarda en llegar dándome las gracias y diciendo que me dará un aumento, cosa que no me causa gracia y él aclara que es broma, la conversación se basa en él preguntándome como he estado y recordándome que le escriba a mamá.

Le aseguro que lo haré y me despido de él, le digo que tengo cosas que hacer y cierro la computadora.

Reviso la hora mientras voy en el ascensor, es temprano así que sonrío viéndome en el espejo acomodando mi cabello.

Me aproximo a salir no sin antes sentir como se me sale el alma del cuerpo cuando casi me voy de boca contra el suelo al no ver el desnivel del elevador.

Marcus, que claramente me vio me saluda.

— Eleena, Eleenita ¿por que siempre olvidas el desnivel?— se ríe mientras busca algo en las ranuras de cada departamento — llego esto para ti...

Un paquete con envoltura negra llega a mis manos, Marcus, me entrega una pequeña tarjeta de color azul, la cual no detallo.

— Gracias, Marcus, pero ¿podría buscarlo más tarde? Es que ahora voy de salida.— le digo con gesto suplicante.

—Claro, Eleena, que te vaya bien entonces— dice el haciendo una pequeña reverencia provocando que ambos riamos.

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Camino sin preocupación y con la mente en blanco, pero con una sonrisa en mi rostro, por alguna razón siento que el mundo me sonríe, y claro ¿como no pensar eso? si voy de camino al estudio.