Capítulo 8

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Narra Derek

Todo el mundo cree que yo soy una mierda de persona.

Y probablemente sí lo era.

No voy a mentir, tengo un carácter horrible. Aunque me costaba admitirlo, lo sabía perfectamente. Pero, ese carácter lo formé por una razón.

Mi familia tiene mucho dinero, es una de las familias más ricas del estado, con negocios importantes e inversiones a largo plazo. Por consecuente, mi padre siempre se encontraba trabajando. Él es un importante hombre de negocios.

Mi madre es Talia Hale. Ella tiene un hermano. Peter Hale. Yo tengo dos hermanas, Laura Hale y Cora Hale. Todos vivíamos juntos en una casa que se encontraba en las afueras de la ciudad. Era ostentosa y grande. Toda mi vida viví en New York.

Pero esa vida llena de lujos conllevaba un precio.

Mi padre estuvo muy ausente durante mi infancia y adolescencia. Eran pocas las veces que lo veía, ya que como mencioné antes, siempre trabajaba.

Y las veces que estaba en casa, no era muy agradable que digamos. Él era muy duro conmigo, al ser el único hombre en la familia, y por lo tanto, él que podía heredar el apellido Hale, metía muchas presiones a mi corta edad.

No recuerdo con exactitud cuántas veces me gritó, o cuantas veces llegó a golpearme para corregir mi "mal comportamiento".

Yo me recuerdo como una persona cariñosa, gentil, sonriente e incluso tímido. Se podría decir que había heredado el carácter de mi madre, ya que ella es así también.

Pero me fui deteriorando poco a poco.

Para mi padre nunca era suficiente. Él quería tener al "hijo Perfecto". Él quería mostrarle al mundo la maravilla de hijo que tenía, y por lo tanto, el que heredaría su puesto como gran jefe. Tenía que ser serio, con un porte exuberante y grata inteligencia.

—Lo hago por tu bien, hijo —dijo mi padre mientras volvía a golpearme con el cinturón, sintiendo como el cuero del mismo quemaba en mi delicada piel.

De seguro me dejaría marcas que probablemente se harían moradas al día siguiente. Yo me retorcía del dolor mientras mordía mi labio inferior con fuerza tratando de evitar gritar; ya que, sabía que me iría peor.

Y todo esto causado porque había rayado las paredes con colores. Había dibujo a mi familia junto con nuestra casa. Eran unos dibujos horribles y mal hechos pero para mi eran mi mejor creación.

Recuerdo que fui corriendo a su oficina. Tenía su semblante serio de siempre, firmaba y firmaba papeles. Lo llamé y lo guié hasta en dónde estaba "mi obra de arte". Obviamente en ese entonces no sabía que eso estaba mal, ¡era un niño por el amor de dios!

Su respuesta no fue lo que espere. Su reacción no fue lo que espere. Y ahí me veías, al borde de perder el conocimiento gracias a la reverenda paliza que estaba recibiendo.

—Deja de llorar. Los hombres de verdad no lloran —se detuvo gracias a que mi madre entró corriendo a la sala, dejando las bolsas de las compras tiradas en el suelo, esparciendo todo su contenido. Mi hermana Laura se quedó estática en la puerta, sus ojos se llenaron de lágrimas al verme así.

Mis padres empezaron a pelear fuertemente.

—¿Crees que esa es la forma correcta de educar a nuestro hijo! ¡Es un niño, por Dios santo!— exclamó mi madre.

Solamente así aprenderá a no volver a hacerlo. Esas conductas no son dignas de un Hale —habló mi padre con voz grave, restándole importancia a la situación.

El hilo rojo del destino //Sterek//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora