Narrador omnisciente.
—Mira, ya estamos casi a la mitad de los deberes. —Stiles le comunicó emocionado.
—Eso parece. —Derek asintió.
—Que torpe. Dejé el libro de redacción arriba en mi recámara. —se levantó de la silla dispuesto a ir por él, pero en ese momento su celular empezó a sonar. Era su padre.
—Contesta, yo voy por él. —se ofreció Derek amablemente.
—Gracias. Está en mi escritorio al lado de mi ventana. —sonrió y contestó—Hola papá...—fue lo último que escuchó Derek mientras subía las escaleras hacia el dormitorio del castaño.
Se sentía ajeno y extraño. Ya había visitado muchas veces la casa de Stiles, pero nunca había subido hasta su recámara. No había razón. Vió que la puerta estaba levemente entreabierta y la empujó con su mano. De inmediato, el característico aroma del castaño invadió sus fosas nasales. Olía a lavanda y a madera, era exquisito.
Sin poder evitarlo inhalo fuertemente cerrando los ojos en el proceso. Expulsó el aire contenido en sus pulmones y frunció el ceño.
—Concéntrate —se reprochó así mismo.
Se adentró en la habitación viendo el orden de la misma. No se sorprendía. Stiles siempre ha sido muy ordenado y limpio con sus cosas. Se acercó al escritorio y empezó a buscar entre todos los libros y libretas que estaban encima.
—Aquí estás —habló bajito cuando lo encontró. Lo tomó y miró la portada verificándolo. Cuando se giró para salir de la habitación, pasó pegando con su muñeca la pequeña pila de libros que estaba pegado a la orilla, tirándolos al piso.—Idiota.
Dejó el libro otra vez en el escritorio y se agachó para recoger el desastre que había hecho. Acomodó cuidadosamente unas hojas y los libros, dejó algunos en el escritorio y se giró para recoger una libreta que se había abierto al caer.
Algo en ella llamó particularmente su atención. Sin poder evitar curiosear, la tomó en sus manos y observó los dibujos y garabatos que habían en esa página.
Algunos parecían haberse hecho a la carrera, y había otro en dónde estaba más claro. Uno de los muñequitos de ahí era Stiles, y a su lado había otro pero sin rostro, se sostenían de la mano, había un corazón debajo de ellos y un signo de interrogación en la cara del otro.
Leyó la pregunta que estaba casi al final de la hoja.
¿Quién es mi hilo rojo del destino?
Ladeó la cabeza confundido. ¿Hilo rojo del destino decía? No pudo deducir más porque escuchó como Stiles lo llamaba, rápidamente recogió la libreta y la acomodó en dónde estaba, tomó el libro de la mesa y salió de la recámara dejando la puerta entreabierta. Bajó con agilidad las escaleras y se dirigió al comedor nuevamente.
—Hey, ¿en dónde estabas? Creí que te había pasado algo. —le preguntó el castaño.
—Perdón, estaba en el baño. —mintió rápidamente.
—¿Lo encontraste?
—Ah sí, aquí está —se lo entregó tratando de disimular su nerviosismo. No es como si hubiera hecho algo malo, ¿o si? Había invadido la privacidad del castaño al husmear entre sus cosas, aunque había sido un accidente y podría decirse que su vista se clavó casualmente ahí.
Maldita sea.
¿Debería de preguntarle sobre aquello que vió?
¡Obvio no! Sino sabría de inmediato que mintió y estuvo rebuscando entre sus pertenencias, y probablemente el castaño se enojaría mucho con él, algo que no quería, ya que estos últimos días habían logrado no pelear. No tiraría a la basura esa buena racha.
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El hilo rojo del destino //Sterek//
RandomUn hilo invisible al ojo humano conecta a aquellos seres que están destinados a encontrarse, a pesar del tiempo, del lugar, a pesar de las circunstancias. El hilo puede tensarse o enredarse, pero nunca romperse... Derek necesita que alguien le dé o...