Capítulo 16

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Narra Stiles

Muchas veces nos dejamos llevar por las primeras impresiones. Si una persona se comporta de manera hostil contigo creerás que es así, que así es con todos. Pero si lo observas bien, en realidad es solo un niño asustado que necesita consuelo.

Tal es el caso de Derek. En un principio me dejé llevar por su actitud altanera, despreciable e irritante. Podré ser muy amigable con todos pero cuando se tratada de que me humillen no me dejo.

Nuestros caracteres chocan demasiado. Somos polos opuestos. ¿Qué había de factible en eso?

¿Era razonable emparejarnos ambos?

Yo solo quiero ayudarlo. Sé lo horrible que es pasar un duelo solo. Sea cual sea su problema, quiero estar ahí para él, para poder apoyarlo.

¿Es debido a mi naturaleza de querer estar ahí para todo el mundo, o por algo más?

Me aterraba la idea. ¿Acaso esto era de lo que mi madre me hablaba siempre? No podía ser. O lo que me decía mi padre, almas opuestas se complementan perfectamente. ¿Sería así?

¿Por que este inminente deseo de apoyarlo? Ni siquiera sé si tenemos una amistad o solo le estoy haciendo un favor. Como desearía que mi madre estuviera aquí. Ella sabría que aconsejarme.

Me estaba metiendo en un terreno peligroso. Ignoraba las claras señales de advertencia que decían que no debía acercarme.

¿Obtendré un beneficio de esto?

¿Quería algo a cambio?

Muchas preguntas, pocas respuestas.

Yo siempre he sido alguien que ha querido tener en orden su vida. Quería saber de todo, para poder estar preparado para lo que viniera.

¡Pero Derek era el caos total! Como un edificio en medio de un terremoto que está a punto del colapso.

No sabía qué más hacer con él.

A la mañana siguiente, Isaac me dijo que él junto con Liam que no irían a la escuela hasta recuperarse completamente, porque al parecer les pegó muy fuerte la gripa y tuvieron que ir al médico.

Hice la misma rutina que ayer. Tomé mis cosas y me dispuse a caminar hacia la escuela. Y cómo si hubiera estado programado, volví a escuchar el leve toque de un claxón detrás mío.

Otra vez era Derek. Me acerqué a la ventana del copiloto.

—¿Quieres qué te lleve? —me preguntó. Aunque le dijera que no, insistiría.

—Está bien —acepté. Me subí al auto y emprendió rumbo hacia la escuela.

Había algo diferente en él. Tenía una apariencia desaliñada. A lo que me refiero era que; sí estaba bien presentable, estaba bien bañado, tenía pantalón negro, playera gris, su chaqueta de cuero y tenis negros, y su deliciosa colonia. Esta vez no llevaba puesto sus lentes de sol. Pero, tenía ojeras y la mirada cansada. ¿Qué le habrá pasado?

—¿Cómo amaneciste? —me preguntó él.

—Muy bien. El día es acogedor. —respondí—¿Y tú?

—Bien. —respondió secamente. Era extraño. No podía cambiar su actitud de la noche a la mañana, ¿o si? Ayer me divertí con él. ¿Qué cambió hoy?

Cuando llegamos a la escuela. Derek prendió el botón de los intermitentes para estacionarse, y pude notar que sus manos estaban lastimadas. Sus nudillos estaban rojos y algo raspados, y en su mano derecha tenía una cortada grande.

El hilo rojo del destino //Sterek//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora