Prólogo

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Narra Stiles

Mi madre solía decir que el amor nunca se malgasta, aunque no te lo devuelvan en la misma medida que mereces o deseas.

—Déjalo salir a raudales —decía—. Abre tu corazón y no tengas miedo de que te lo rompan. Los corazones rotos se curan, los corazones protegidos acaban convirtiéndose en piedra.

Aquella palabras se quedaron grabadas en mi memoria hasta la fecha.

Todos alguna vez tenemos un sueño en la vida desde niños, como por ejemplo; ser policía, doctor, veterinario o incluso un astronauta.

No era mi caso.

Aunque no lo crean, el mío era poder encontrar a mi pareja ideal, tenía el gran anhelo de poder compartir momentos inolvidables y hermosos. Buscar lo típico que cualquiera buscaría, que me respetara y que cada día tratara de enamorarme como la primera vez que lo hizo. Sí, sé que puede sonar algo estúpido y fantasioso como para un niño en ese entonces, pero realmente lo ansiaba demasiado.

Claro, no todo es color de rosa, pueden haber caídas y decepciones.

Aunque, bien dicen por ahí que puedes encontrar una mina de oro en quien menos te lo esperas.

Mi madre también decía que uno aprende a amar, pero no cuando encuentre a la persona perfecta, sino cuando aprenda a creer en la perfección de una persona imperfecta.

Que estupidez. A la mierda todo eso, eso únicamente ocurre en los malditos cuentos de hadas e historias de amor clichés.

¿O no?
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¡Hola mis amores!

Les traigo una nueva historia Sterek, y espero que sea de su agrado.

Puede que sea algo diferente a lo demás, no tiene nada que ver con lo sobrenatural, aunque claro, los personajes no me pertenecen.

¡Que disfruten de su lectura!

Los quiero, bye 😘

El hilo rojo del destino //Sterek//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora