Capítulo 20

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Nota de la autora: Reproducir vídeo cuando se indique.

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—Stiles... —Derek lo llamó, temiendo que la haya cagado y que todo se fuera a la mierda.

—Derek... solo bésame—fue más bien una súplica a una petición.

Ahora no quería pensar. Ahora solo quería sentir, tocarlo nuevamente. Su racionalidad se había nublado por completo.

El azabache se sorprendió mucho por eso, sus ojos brillaban intensamente, pero mejor decidió hacerle caso a su corazón y no a su cerebro. Y lo hizo, como aquella noche de pasión desenfrenada, volvió a besar los labios de su adorado castaño. Pero esta vez no había lujuria en esto, ahora habían miles de sentimientos encontrados, ambos sentían su corazón retumbando en sus oídos cual tambor.

Era algo totalmente nuevo, y cómo dije antes, se sentía tan bien, tan correcto y único. Al principio fue algo tímido, querían grabar la sensación en su memoria, no había prisas, no había más gente, solo estaba ellos dos en ese momento.

Poco a poco fue subiendo de intensidad, la ternura y tranquilidad había pasado a segundo plano, ahora querían sentirse otra vez, su cuerpo se lo pedía a gritos.

Stiles pasó una mano detrás de la nuca de Derek para profundizar el beso, por un buen rato el azabache se contuvo para no ser agresivo y tomarlo por la fuerza ahí mismo. Quería disfrutar del momento. Acarició con la yema de sus dedos las raíces donde nacía su cabello azabache, luego los tomó con fuerza e hizo hacia atrás su cabeza. Derek soltó un quejido involuntario. Mordió su barbilla y su mandíbula suavemente, sintiendo su barba rasparle los labios y causándole leves cosquillas. Bajó hasta la manzana de Adán, dejando otro leve mordisco, y después hasta su cuello.

Antes de que pudiera seguir, Derek lo tomó el cuello y lo alejó de él.

Sí sigues así, esto acabará antes de lo que tengo planeado. —habló con voz ronca.

—¿Y qué tienes en mente? Señor Hale —bromeó el castaño con una sonrisa pícara. Eso provocó que una corriente eléctrica se fuera directo al miembro de Derek, empezando a despertarlo. Stiles sí que sabía cómo ponerlo.

—Ya lo verás.

Aún con la mano en su cuello, volvió a besarlo, pero más corto esta vez, solo lo saboreó por un momento. Lo empujó contra la mesa provocando que ésta se arrastrara un poco por el impacto. A Stiles le gustaba esa brusquedad que Derek empleaba en él.

Derek se quitó la chaqueta de cuero sin quitarle la mirada de encima, y la dejó tirada en el suelo. Su piel ardía en fiebre. Stiles no podía estar más que encantado.

—Vamos a mi recámara —le sugirió Stiles. Derek asintió y sin previo aviso lo cargó, haciendo que el castaño rodeara las piernas en su cintura y sus brazos en sus hombros. Volvieron una sesión de besos húmedos mientras que Derek subía con cuidado las escaleras y se aseguraba de no chocar con nada.

Cuando llegaron, Derek se quedó acostado en la cama y Stiles encima suyo. Sus lenguas bailaban al compás de una danza sincronizada, ambos luchaban por tener el control. Poco a poco, Stiles fue bajando sus besos hasta la mejilla, después detrás de la oreja y por último hasta su cuello. Derek volteó su rostro levemente a la derecha para darle acceso completo, deleitándose de la facilidad en la que Stiles tocaba los puntos que lo volvían loco.

Esto; sin duda, no era nada comparado a lo que había sentido antes con otras personas.

Ya le había dando mucho control a Stiles, ahora le tocaba a él. En un movimiento ágil, cambió los roles. Ahora él estaba arriba de Stiles. Se posicionó entre sus piernas y ahora él besaba su cuello.

El hilo rojo del destino //Sterek//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora