Capítulo 31

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Todo el mundo está enamorado o el mundo parecía caer en el amor.

Podía oler el espeso aroma en su alma, sentirlo en sus huesos y saborearlo con su piel, estaba flotando en la nube de la dicha. Nada se comparaba a sentirlo siempre con él, el enlace entre un omega y su alfa era tan primitivo como la existencia misma, tanto que se seguía considerando sagrado y misterioso.

Ajeno ahora a las calles lejanas llenas de personas y de palabras confusas, resguardado en su hogar respiró para poder concentrarse en su reflejo sobre el espejo. ¿Debería devolver las miradas que lo persiguieron hasta esa tienda?, ¿o quizás debería estar mojando sus labios en rosa dulce para su resalte?

Después de mucho tiempo podía permitirse sentirse hermoso, con seguridad es capaz de ver lo magnifico que era. Verse a través de los ojos de Harry le concedió la seguridad que estaba rota, sus labios magníficos hicieron devastación en su vacilación. Ahora creía todos esos dulces versos que decía para él.

El encaje y la seda calzaban tan espectacular en su piel que parecían estar confeccionadas solo para él. Suspiró por nerviosismo, por la anticipación, o por el preludio de su juego de tentación.

Las cosas de la universidad habían quedado listas y resguardadas en su mochila hace tanto tiempo, todo planificado tan minuciosamente. Sus pies rápidos prepararon la sorpresa, y sus manos aun temblaban por la emoción hasta el momento que las oculto cuando vio los ojos brillantes a través del espejo. Arrojó sin cuidado el frasco de color y solo se giró presentándose a él.

Supo por su olor que fue acertada su conjetura. Algo de tela reveladora y encantadora lo sedujo, ni muy poco ni demasiado que ocultar.

Con pasos ligeros Louis llegó hasta su destino, casi conteniendo el aliento vio cada uno de sus movimientos, esperando algo que no llegó. Y era perfecto porque lo dejó seguir su plan, uno en el cual serpenteó sus dedos por el ancho pecho y los guio hasta sus hombros. Deslizó el saco hasta que cayó al suelo.

Los botones de aquella camisa blanca fueron abiertos con la astucia de un nuevo zorro. Ahora conocía casi todas las estructuras de su ropa, y se sentía orgulloso por ello. Otra prenda olvidada sin cuidado.

Cuando unos labios deseosos se acercaron, Louis desvió el beso a su mejilla, la boca invasora solo sonrió y le dejó continuar con su itinerario.

Primero su rostro fue llenado de besos, Louis colgado de su cuello y de puntillas impregno el lugar que quiso con olor a cereza. El paso siguiente fue bajar hasta su cuello con labios húmedos. Cruel criatura perfecta que, ignorando los labios ansiosos por ser comidos, tacaño solo le concedió una caricia dura tan cerca del lugar prometido que pareció suplicio.

El cuerpo diminuto fue girado sin permiso, pero con la intención de que obtuviera su retribución. Apretado contra el ancho pecho y los firmes brazos, se sostuvo de él cuando fue puesto en desventaja al sentir una dureza ser presionada contra su trasero. La hábil lengua de Harry jugó en su oreja y sus dientes sin previo aviso se clavaron en su punto débil. Su nuca con su marca era el territorio más glorioso, y al mismo tiempo más tortuoso, que lograba hacerlo flanquear. Era el lugar más íntimo para cualquier par de tontos emparejados.

Cada espacio de piel libre fue estrujada y calentada, el lienzo caramelo pronto fue puesto al fuego con esas manos de pecado.

—Si me hubieras dicho que algo así pasaría, habría salido antes de la oficina. —los brazos delgados se enredaron en su cuello y Harry fue acercado para que sus labios no abandonaran ese lugar— Siento que no tendremos tiempo suficiente.

Y Louis lo creía, el tiempo nunca jugaba a su favor, ¿Por qué no podían ser eternos?

Los dientes de Harry fueron más profundos haciendo que la espalda de Louis se arqueara y los pequeños pezones se remarcaran a través del encaje. La vista fue embriagadora y no pudo evitar torturarlos entre sus dedos, el gemido de necesidad fue su premio.

Trágicamente Omega|Larry Stylinson|OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora