Capítulo 17

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Posiblemente algunas personas creerán que el dormir en un espacio tan reducido con la persona adorada sea la cosa más tierna y romántica, un espacio donde uno esté prácticamente encima del otro sintiéndose incluso entre la marea de anestésico.

Pero la realidad es diferente, porque el sofá no fue lo suficientemente grande en el momento que Louis decidió tomar su lugar a un lado de Harry y no en su pecho como había estado toda la noche.

Aún la luz matutina era escasa cuando el dormido ojiazul comenzó a empujar a Harry para acurrucarse en sus brazos. Lo que sus pequeños movimientos no midieron fue que Harry estaba acostado sobre su costado en el borde, y sólo bastó un poco de presión mimosa de su parte para que el sonido inconfundible de un golpe sordo llenara el silencio de la habitación.

El aire perdido y el dolor que atravesó su espalda fueron lo suficiente para que Harry despertara viendo el techo desde una altura más al fondo de lo que recordaba. Pero, por el contrario, Louis ni siquiera se inmutó. El castaño únicamente frunció el ceño ante la pérdida del calor de su alfa, pero no despertó. Tomó la posesión completa del sofá boca abajo y enterró su rostro en el lugar aún tibio donde el olor de Harry se concentraba.

El rizado soltó una suave maldición al dolor que atravesó su cuerpo al tratar de levantarse, pronto se quitaría, sin embargo, eso no evitaba que estaría sobre la alfombra esperando a que su respiración se regularizara.

Un instante después, la mano de Louis colgó fuera del sofá y la punta de sus dedos rozó su pecho mandando estremecimientos a su cuerpo a pesar del mal momento. Pero con ese simple toque el dolor se atenuó para que su atención se centrara en aquello que verdaderamente era importante, en su dulce omega y sus toques inquietos.

Siempre sucedía eso cada vez que Louis lo tocaba y era maravilloso. Harry no pudo reprimir el suspiró y la sonrisa que se formó a pesar de estar en el frío suelo completamente desnudo.

—¿Qué demonios haces ahí? —Louis preguntó adormilado viéndolo con los ojos entrecerrados.

—Nada, compruebo la vista —Harry soltó sarcásticamente.

—Sube aquí y abrázame —Louis no captó su respuesta y demandó su calor. Dejó caer la cabeza sobre la mullida superficie quedando otra vez dormido.

Un nuevo suspiro salió de los labios de Harry y se incorporó lentamente. Estirándose hasta que escuchó sus extremidades crujir, tomó a Louis en brazos y lo llevó a su habitación. No tenía nada de gracioso mantenerse en el sofá para volver a ser tirado. Adentró en las sábanas el diminuto desnudo cuerpo y se colocó tras él rodeándolo con sus brazos, protegiéndolo e inhalando en su nuca el olor puro y dulce de él.

Por un instante, tomado por sorpresa, se dio cuenta de la confianza ciega que le tenía el ojiazul. Él siendo un alfa podría hacer lo que quisiera con el castaño, lo tenía desnudo y estaba seguro que Louis estaba muy dispuesto a él, y aunque no lo estuviera, el rizado era más fuerte y corpulento que la frágil criatura que sostenía con amor. Entendía su desconfianza y disgusto por los demás alfas, pero con él era tan diferente que su pecho se desbordaba de satisfacción.

Un suave movimiento hizo que su mirada viajara a Louis que se retorcía en sus brazos, entre la oscuridad de la habitación captó el ceño fruncido y creyendo que lo estaba estrujando demasiado fuerte, lo soltó.

Una sonrisa tonta se plantó en su rostro cuando lo único que hizo el ojiazul fue colocarse sobre su pecho. Justamente encima de su corazón la cabeza castaña se posó. Volvió a enrollar sus brazos alrededor de Louis escuchando el ronroneo cuando enterró sus dedos en la sedosa cabellera y acarició el lugar donde amaba Louis.

Trágicamente Omega|Larry Stylinson|OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora