Capítulo 34

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—Llévame al centro comercial, por favor —Louis pidió una vez se subió al automóvil donde normalmente lo iban a traer. En ocasiones el conductor variaba, pero siempre eran los mismos tres.

Entre el saludo del anciano y las miradas nada discretas que le daban al marchar en el lujoso vehículo, ya se había acostumbrado un poco. Su nueva vida no era mala, al contrario, en el pasado la habría pensado como un sueño muy extravagante, sin contar que muchos desearían estar donde estaba.

Sin embargo, en su dicha coexistía algo que no le terminaba de convencer, y su conflicto radicaba en que gracias a la buena vida que ahora tenía, sus problemas se situaban en cosas ridículas que jamás consideró. Rumores, chismes, fotografías sin permiso, notas en revistas, todo parecía inimaginable hasta que lo vivió. Había otra cosa que detestaba más que eso, y era que Harry ya no pasaba tanto tiempo con él.

Soltando un suspiro a la ventana polarizada, su aliento quedó plasmado en el cristal. Su alfa ahora estaba en un viaje de negocios, desde hacía un par de semanas partió, y con reticencia y sin poder retenerlo, lo vio irse con dos maletas en las manos. Tocó su pecho por el dolor del recuerdo, incluso ahora tenía las secuelas de su separación; sus huesos dolían al estar tan lejos, las llamadas no eran suficientes y la zona horaria variaba mucho como para mantener largas conversaciones. Louis triste pensó que, si pudiese cambiar algo, quizá fuese el estatus de ambos, algo más equitativo donde los dos pudiesen llevar la misma carga.

Dolía porque no había nada que hacer, suspiró de nuevo y pensó que estaba siendo egoísta con Harry porque esa fue su situación desde siempre. Sería desconsiderado si él le dijese algo así, no quería darle reclamos ni angustias, desde un principio él aceptó a Harry tal y como su envoltura lo traía.

—Estamos aquí —una voz sacó a Louis de sus pensamientos y vio que ya estaban aparcados en la entrada.

—No tardaré, gracias —Louis le dio una sonrisa sutil y salió del auto.

El viento al golpear su rostro no dolió por su nueva calidez, en poco tiempo la primavera llegaría y el calor se volvería insoportable. Respiró el olor dulce de la cafetería aledaña y se adentró por las puertas automáticas del supermercado. Cuando tomó un carro metálico y puso las cosas que memorizó comprar, fue que surgió su sonrisa por primera vez en el día.

Su alfa llegaría esa noche, era seguro porque Harry se lo dijo al no poder mantener la emoción de volver a casa, de volver a él. Louis le prepararía una cena romántica, esperaba de verdad que Harry si llegara y que no estuviese demasiado cansado para él.

Louis mordió su labio ante la expectativa de la velada, sacó su celular y vio la hora. Tenía tiempo de comprar lo necesario y prepararlo en casa para que, en la hora estimada de la llegada del rizado, todo estuviese listo.

(...)

—¿Por qué hoy el tráfico es de locos? —Harry suspiró cansado. Su vuelo se retrasó y llevaba más de media hora en el mismo lugar con el tráfico imposible.

Él solo quería llegar a su hogar y ver a su pequeño omega, lo extrañó como un demente y trabajó casi el triple para que ese mes de viaje se redujera a dos semanas. No quería separarse de Louis tanto tiempo, pero le era imposible evitar esas obligaciones, y también estaba la cosa de los chismes en las revistas. Su foto en primera plana fue demasiado ruidosa, él debía calmar todo eso y los planes que sus asesores le dieron funcionaban con su lejanía. Los artículos especulativos fueron bajados de la red en ese tiempo y las impresiones de las revistas con su fotografía como portaba, fueron canceladas.

Todo eso de husmear en su intimidad le preocupaba demasiado, en el pasado le importaba un carajo salir en todos los medios con una mala referencia a un lado, casi siempre eran chismes sobre su vida desenfrenada y sin vergüenza. Pero ahora era diferente, lo último que quería era que atosigaran a Louis.

Trágicamente Omega|Larry Stylinson|OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora