—¿Dónde estuviste estos dos días? —la voz fría de Alissa lo sacó de su ensoñación.
Ahora que lo pensaba mejor, hubiera preferido quedarse con Harry una noche más que estar incómodo en ese lugar en el cual nunca encajaría. Llegó a la hora de la cena del domingo.
Después de ser secado y vestido por Harry, se metió a la cama con él y durmieron la mayor parte de la mañana siendo inducidos por el frío a quedarse más tiempo enredados y llenándose de caricias.
—Por ahí —suspiró al ver sus pensamientos ser llenados por rizos revueltos y ojos verdes.
Louis no tenía mucha hambre, la comida era movida de un lado al otro con el tenedor que sostenía vagamente. Obligado debía cenar con ellos sin importar su opinión y sabía desde el instante que puso un pie en la casa que no se salvaría de las preguntas entrometidas.
—Al menos si planeas abrir las piernas a un alfa, mínimo haz que te marque. O qué —Alissa dejó los cubiertos y le dio una sonrisa burlona— ¿Crees que él no te está utilizando y que realmente te ama? Al menos yo no lo culparía si te dejara tirado, cualquiera lo haría.
—¡Si me sucede eso, es mi problema! —Louis se levantó y azotó las manos sobre la mesa moviendo los objetos por la brusquedad.
—Si te sucede eso —Alissa se levantó tomando la misma posición de Louis y se fulminaron con la misma mirada azul—, da por hecho que te iras de aquí, no necesito otro estorbo más —siseó con la voz cargada de asco.
—¡Basta ya! —la voz gruesa del alfa los hizo estremecer y las palabras venenosas de los dos quedaron ahogadas— ¿No puedes estar ni un segundo en paz sin armar un desastre?
Louis sintió una enorme presión en su pecho por la acusación. Él no estaba haciendo nada, él no empezó con la discusión, ni siquiera tenía ganas de bajar a cenar. Pero para ellos, simplemente era un desastre sin muchas posibilidades de deshacerse.
Sus lágrimas cayeron humedeciendo su rostro, pero no rodaban porque lo lastimaban como antes, era más un caso de frustración por no dejarlo tranquilo.
—¿Por qué simplemente no te deshiciste de mí desde el principio? —la voz de Louis se rompió.
Esto en un instante se volvió más de lo que podía soportar. Salir de los brazos protectores de Harry donde nadie lo alcanzaba, a estar en un lugar donde era prácticamente odiado, lo dejaba sin barreras.
Louis subió a su habitación y sólo el portazo les hizo saber que estaban nuevamente solos. Robert ni siquiera tuvo tiempo de contestar porque lo último que dijo no fue dirigido a su hijo, sino a la omega que estaba furiosa a su lado. En estos días ella había estado insoportable hiriendo una y otra vez a Louis y eso le molestaba en cierta forma.
—¡Por supuesto qué eso iba hacer yo! —Alissa gritó colérica—, pero tú no me dejaste hacerlo —señaló al alfa con reproche.
—Y no he cambiado de opinión en estos años —su mirada cambió a una fría y dura.
—¿Ahora te consideras un padre para él? —rio burlona— Nunca lo has querido y no lo harás, mínimamente no comparto tu hipocresía
Alissa salió de la habitación dejándolo con un espantoso dolor de cabeza y una culpa más grande. Pero ya era demasiado tarde para pedir perdón, Louis creció sin nadie a su lado. ¿El camino que ella quería que siguiera acaso era siquiera el correcto?
Louis no lo perdonaría, su más grande pecado fue ser un cobarde que jamás rechistó a lo que ella hacía. Patético ante su excusa de que ella lo dejara y el lazo lo arruinara como a alfas que conoció. Sentir la desesperanza del omega lo hirió al recordarle que su miedo fue mayor que el amor por su hijo. Y lo merecía, merecía todo aquello.
Cuando se enteró que Louis se veía con alguien por primera vez, sus sentidos de protección hicieron un ruido entre el lugar donde fueron encerrados. La total dependencia de la omega estaba disminuyendo al grado de ver sus errores y lo cruel que ella podía ser con su propio hijo. Lo repugnante que habían sido con alguien que no lo merecía.
Negó pasando por el rostro sus manos, tomó los platos y los colocó en el lavavajillas ganando tiempo antes de planear lo que haría. Sus pasos fueron pesados con un hervidero de arrepentimiento y pensamientos llenos de aflicción, todos ellos callaron al posicionarse frente a la puerta de la habitación de Louis.
Iba a tocar, pero sería rechazado, no esperaba menos. Aquello no lo hizo desistir, así que giró el pomo y se sorprendió al encontrarlo sin pestillo. Cuando abrió lentamente, lo primero que lo golpeó fue el olor de tristeza y desconsuelo, el llanto sutil le hizo un nudo en la garganta cuando se acercó al pequeño cuerpo hecho un ovillo.
—Louis —Robert se sentó en la orilla de la cama e inseguro acarició un mechón de cabello castaño.
—¿Por qué estás aquí? —Louis se alejó de su toque, sus ojos sólo reflejaban miedo y confusión— ¿Acaso vas a abofetearme por lo de la mesa?
Su tono intentó ser cínico, pero el temblor en sus labios denotaba lo indefenso y asustado que estaba.
—Por supuesto que no —vio horrorizado el delicado rostro que jamás había apreciado— ¿Por qué haría eso?
—Porque es lo único que te falta hacer —escupió con aversión.
—Louis yo-
—¿Para qué me querías aquí? —espetó antes de que Robert pudiera decir algo— ¿Tú también estás de acuerdo que la belleza viene de la tragedia?
—Louis no, no quería que escucharas eso.
—Bueno, pues las paredes no son insonoras.
—Tú no entiendes lo difícil que es afuera para los omegas —no quiso ahondar más en la cuestión de haberlo escuchado ¿cuantas veces más había escuchado las cosas horribles que dijeron alguna vez—. Aquí estas seguro.
—¿Seguro? —Louis soltó una risa amarga— O tal vez no quisiste que alguien llegara a saber de tu desgracia, tu reputación es importante. No veo otra opción.
Robert abrió la boca para contestar, pero Louis no lo permitió.
—No, deja las cosas así, el día que tu sientas lo que sentí todo este tiempo, sólo entonces podré creer que sientes algo por mí.
Louis negó deteniendo sus lágrimas y salió de ahí. Estar en un lugar tan pequeño con alguno de ellos era tan tóxico que se venía abajo con demasiada facilidad.
Creció viendo tras la ventana como los demás eran queridos, escuchando palabras amables que no eran para él. Sin compañía por el miedo de no agradar. El camino de regreso siempre estuvo desierto entre días fríos y lluviosos. Un pequeño niño que llevaba una chamarra muy grade para evitar enfermarse y crear molestias. Los largos tramos caminando pesaban más que la mochila descuidada.
Creció aislado y se acostumbró a la soledad.
Creció entre golpes y abusos que nadie detuvo hasta que a base de dolor aprendió a levantarse y crear espinas a su alrededor. No hubo alguien que lo consolara ni lo escuchara, ninguna palabra de aliento ni un abrazo existió cuando se estaba derrumbando.
Él, diminuto, se quedaba detrás de todos esperando que alguien volteara a verlo y supiera que existía, que tenía sentimientos que todos pisoteaban sin importar.
Esperó tanto tiempo que terminó por darse por vencido, hasta que alguien llegó iluminándolo por primera vez, deshaciendo sus muros y dejándolo expuesto ante todo. Él no quería volver a ser débil, guardaba todavía sus miedos y recelos por temor a ser lastimado nuevamente.
Sólo necesitaba un poco de tiempo para ajustarse al lugar donde todo el dolor que aprendió a soportar, no existía, acostumbrarse a tener alguien que lo quisiera por primera vez.
Esa noche después que Robert abandonó su habitación, regresó a ella. Volvió a meterse entre las sábanas esperando poder dormir y olvidarse de todo, pero no lo logró. El frío que sentía en su corazón recorrió su cuerpo sin poder conciliar el sueño. Necesitaba el cuerpo caliente que lo sostenía y apartaba sus pesadillas. Únicamente fueron dos noches, pero se dio cuenta que no podría volver a estar en una cama vacía. Lo necesitaba y lo añoraba como la única mano que le fue tendida cuando estaba en el suelo.
Esa noche no pudo dormir, y el frío que sintió, lo destrozó un poco más.
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Trágicamente Omega|Larry Stylinson|Omegaverse
FanfictionPorque la luminiscencia de sus almas son el neón entre la oscuridad. Son el cartel blanco lleno de mercurio de un motel de carretera que guía el camino casa. Que distrae de la noche. El camino donde su esencia llama al alma compartida. Porque casa e...