22

702 56 6
                                    

Shirly J.

-¿De verdad no piensas perdonarlo?

La rubia se acomodó las gafas de sol y siguió bebiendo de su café.

-No.-Respondió.-El ya es mayorcito como para pensar las cosas antes de decirlas. Y quizás lo dijo de verdad.

-¡Vamos Taylor!-Me quejé.-Sabes que Ed jamás te diría algo así de verdad.

Odiaba que pasaran cosas así, que se pelearan por tonterías. 

-Taylor…-Susurré.

-No.

Suspiré. Estaba claro que el único que podía arreglar eso era Ed.

Mi teléfono comenzó a sonar y las dos pusimos la mirada en él. O más bien en el nombre de la persona.

-¿Quieres hablar con él?-Le pregunté, pero sólo pude ver cómo giraba su cabeza y seguía bebiendo de la humeante taza.-Como quieras.

Me levanté de la silla y caminé hacia la salida para poder hablar mejor. 

Acepté la llamada y coloqué el teléfono en mi oreja.

-¡Shir!-Había algo raro en su voz.

-¿Estás bien Ed?-Le pregunté haciendo una mueca.

Escuché un cristal roto desde la otra línea. Comencé a preocuparme.

-¡Sí! Bueno, creo que…No estoy bien…Shir, ¡No estoy bien!-Comenzó a sollozar.

-¿Estás en casa Ed?-Volví a preguntar nerviosa.

-¡Sí!-Contestó… ¿Feliz? 

Vale, esto ya comenzaba a asustarme.

-Muy bien Ed, no te muevas de ahí, ¿Vale? Estaré ahí en cinco minutos.

Colgué rápidamente y entré a la cafetería con paso rápido. Taylor levantó la mirada en cuanto me vio.

-¿Y esa cara Shir?-Preguntó confusa.- ¿Va todo bien?

Pensé si en decírselo, si realmente sería buena idea que viese a Ed en el estado que estaba.

No, definitivamente no sería una buena idea.

-Sí, todo bien.-Mentí.-Tengo que irme ya a casa, ya sabes, el siguiente día tengo que ir a la facultad.

Por suerte, Taylor esbozó una sonrisa y se levantó de su silla.

-Es cierto, aún sigues en la facultad.

Asentí con una breve risilla nerviosa.

-Sí, debería haberme hecho cantante también, habríamos cantado muchos dúos.

La rubia soltó una carcajada.

-De acuerdo, ¿Quieres que te lleve?

Negué mientras cogía mi bolso y me colocaba las gafas de sol.

-No te preocupes Tay.-Respondí mientras me despedía con la mano.-¡Nos vemos!

No le di tiempo a despedirse cuando salí corriendo por las húmedas calles de Londres, al  rescate de un desesperado pelirrojo.

(…)

Toqué repetidas veces a la puerta con la esperanza de que alguien me abriese, sin embargo no aparecía nadie.

Cansada de esperar, me dispuse a marcar su teléfono cuando la puerta se abrió, mostrando a un Ed…bastante mal.

Y con bastante mal me refería a un Ed bastante ebrio y con los ojos bastante rojos, esperaba que fuese de llorar.

Cold Coffee. |Ed Sheeran|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora