14

734 60 5
                                    

Mackenzie.

Núm. Desconocido: Me olvidé de pedirte tu número de teléfono, preciosa admiradora conocida, o preciosa Mackenzie.

¿Pero qué demo...?

Contesté al misterioso mensaje. Debía admitir que tenía una ligera idea de quién podría haber sido por su forma de llamarme.

Pero era imposible que fuese esa persona.

Mackenzie: Lo siento, pero no sé quién eres.

Dejé el móvil de nuevo en mi mesita de noche y cambié el disco "plus" por otro de los que me había dado. Definitivamente me iba a pasar toda la noche escuchando su voz, que era lo más cercano que podía amar de él sin esconderme.

Después de un par de canciones, el teléfono me sobresaltó. Volví a cogerlo y leí el nuevo mensaje.

Núm. Desconocido: Yo creo que sí lo sabes. Vamos preciosa, piensa un poco con esa linda cabecita.

Vale, esto estaba empezando a molestarme.

Mackenzie: Podría saber quién eres si me dijeses tu nombre y te dejaras de gilipolleces, ¿Sabes?

Resoplé. Ni siquiera dejé el teléfono de nuevo, porque sabía que me volvería a molestar.

Y ahí estaba, otro mensaje.

Núm. Desconocido: Vaya, ¿Con esa boca le dices a tu madre que la quieres? Vamos preciosa, estaba bromeando ;)

Mackenzie: Si no vas a decirme quién demonios eres, deja de molestarme.

Dejé el teléfono y me acomodé en la cama suspirando. Es imposible que sea él.

Seguí escuchando música en mi cama mientras terminaba de leer The fault In Our Stars, Sí, realmente había dejado abandonada la romántica historia entre Hazel y Gus. Me sumergí de nuevo en la historia.

Ámsterdam, una hermosa noche. Hazel y Augustus caminan por sus victorianas calles agarrados de la mano.

Ellos saben que su vida no será la más larga, sin embargo piensan aprovechar su pequeño infinito.

Todavía sienten la mezcla de ira y decepción, el haber recorrido un continente para ver cómo un ingrato borracho les intentaba dar unas estúpidas lecciones de vida y les hacía parecer unos aprovechados de la enfermedad que arrastraban, especialmente Hazel.

Sin embargo eso no les iba a fastidiar el viaje.

Augustus se detiene en mitad de la calle y acuna con delicadeza la cara de Hazel. Se acerca lentamente a su rostro y...

Y el maldito teléfono suena de nuevo.

Esta vez no se trataba de un mensaje, sino de una llamada. Cerré el libro resoplando y alargué mi mano hasta el teléfono.

-¿Diga?

Tan sólo escuché una leve risa. Cabreada, me dispuse a colgar, pero una voz me detuvo de hacerlo.

-Buenas noches, preciosa.

Abrí los ojos de golpe. Sabía quién era, demonios podría reconocer esa voz a miles de kilómetros.

-¿Oliver?

La risa se hizo más notable, era como música para mis oídos. Su voz era música para mis oídos, literalmente.

-Que adorable eres, debes de escucharme mucho para reconocer mi voz.

Agradecí que no estuviera físicamente a mi lado, porque noté como la sangre se apelmazaba en mis mejillas.

-¿Cómo demonios has conseguido mi número?

-Tu amiguita Alice es muy simpática.-Respondió, dando un toque burlesco a su voz.

Sentí mi mandíbula tocar el suelo.

-Tu...¿Tú de qué conoces a Alice? Es decir, ella no estuvo en la fiesta...¿Me estás espiando?-Alcé una ceja inconscientemente.

-¿Me ves tan patético cariño?-¿Acababa de llamarme cariño?-Tu querida amiga se pasó por Drop Dead para comprar una camiseta...-Lo interrumpí antes de que continuase.

-Eso es imposible, Alice jamás se compraría una camiseta de allí, para ella son siniestras, vuestra música le aterra.-Soltó una carcajada.

-¿Me vas a dejar terminar de hablar?-Guardé silencio.-Como decía, se pasó por Drop Dead a comprar una camiseta. La pobre se veía tan perdida así que me acerqué y me dijo "oye, ¿tú no eres el del grupo ese de metal?"-Comencé a reírme al escuchar su buena imitación de la voz de mi mejor amiga.-Me cogió del brazo y sacó su teléfono mientras decía "Mierda, mi amiga se va a morir de la envidia al saber que te he conocido".

De verdad, era imposible no reírse al escuchar su imitación de Alice.

-Y me mostró una foto en la que salía una preciosa chica en bikini mientras me decía. "Necesito algo para esta chica, que no parezca más plana de lo que es" Y adivina qué, esa chica eras tú.

Juraría que mis mejillas estaban incluso más rojas que el cabello de Ashton.

-¿Me estás diciendo que Alice te mostró una foto de mi? ¿En bikini?

Nota mental, debo matar a Alice.

-No te preocupes, a mi no me pareciste plana, de hecho te veías bien en ese diminuto bikini. Algún día te invitaré a mi piscina, a tu gran amiga no le importó enviarme esa linda imagen.

Otra nota mental, matar a Alice con objetos punzantes, y borrar esa foto de su teléfono.

¿Qué debería responder ahora? Cerebro ayúdame, sirve para algo.

-Primero, borra esa fotografía. Segundo, acabas de destrozarle la sorpresa a mi amiga, ¿sabes?-Sí, lo mejor sería hacer caso omiso a lo último que dijo.

-Primero, no gracias, me gusta demasiado esa imagen para borrarla. Segundo, no preciosa, acabo de destrozármela a mí, la suya sigue intacta.

Demonios, mis piernas flaqueaban cada vez que la palabra "preciosa" salía de sus labios.

-¿A qué te refieres con eso?

-Espero que te guste mi regalo de cumpleaños, preciosa. ¿Cuándo era? ¿El próximo sábado? Allí estaré.

¿Y ahora se auto-invitaba sólo? Mi grado de alucinación estaba por los aires.

-Adoro tu forma de auto-invitarte, ¿Sabes?-Puse mis ojos en blanco, aunque no sé ni para qué, si él no podía verme.

-Adoras muchas cosas de mí, castaña.-Escuché voces y música de fondo.-Debo despedirme, preciosa. Matt va a patearme si no me pongo a trabajar.

-Estoy de acuerdo con Matt, vete a trabajar Oliver.-Sí, vete a trabajar antes de que me digas preciosa de nuevo y deje de sentir mis piernas.

Chasqueó su lengua.

-Yo también te quiero, Mackenzie.-Bien, al menos no me dijo preciosa de nuevo.-Por cierto, Matt tampoco opina que te ves plana, ¿Quieres que le pregunte a Jordan?

-¡Y borra esa maldita foto de tu teléfono!-Su característica y melódica risa volvió, más escandalosa que antes. Y me encantaba.

-Sueña conmigo preciosa, nos vemos.-Dicho esto colgó su teléfono y me tiré a la cama.

Tenía un par de hipótesis; Que hubiesen cámaras escondidas persiguiéndome para hacer una película al estilo El Show de Truman, o que mi vida estuviese llena de casualidades. Quizás no era tan mala idea contactar con Jonh Green.

Me abracé a mi misma debido al frío; Agradecí el calor que enmanaba la cálida sudadera de Ed.

Me tapé con las sábanas y volví a coger el libro, intentando sumergirme de nuevo en un mundo que no era el mío.

Cold Coffee. |Ed Sheeran|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora