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Mackenzie.

-¡Mamá! ¿Puedes prepararme el desayuno hoy? ¡Llego tarde al instituto!-grité desde mi habitación mientras me vestía rápidamente a la vez que miraba el horario de hoy y guardaba los cuadernos en la mochila.

¿Por qué mi despertador sonaba sólo cuando le daba la gana?

Bajé a trompicones por las escaleras con la mochila colgada de un hombro y entré a la cocina.

-¿Mamá?-No hubo contestación.

Directamente fui a coger algo del frigorífico cuando vi una nota pegada en él.

Estoy en el hospital con la abuela, tiene revisión y me ha pedido que la acompañe, llegaré para la hora de comer.

Ashton está en casa de sus amigos, así que no lo esperes para ir al instituto.

Mamá.

Genial.

Volví a pegar la nota en el frigorífico y cogí un Kit Kat.

Me colgué de nuevo la mochila que descansaba en una de las sillas de la cocina y abrí la puerta de mi casa.

Por instinto volví a entrar cuando noté las gotas de agua en mi cara.

Londres.

Saqué un paraguas y lo abrí cuando estuve fuera.

Miré la hora en mi teléfono.

-Oh dios-Maldecí al ver que llegaba 35 minutos tarde.

Comencé a caminar por la acera; al menos llegaría para la segunda hora.

Sin embargo mis pensamientos se desvanecieron al ver el autobús de las 9:00 a dos calles.

Salí corriendo hacia la calle, pero por mi mala suerte, éste cerró las puertas.

-¡Espere! ¡Por favor!-Grité al conductor del autobús, en vano porque ya había arrancado, pero eso no era lo peor.

Me había salpicado con toda el agua de la calle al pasar.

-¡Genial! ¡Hoy es el día de hacerme la vida imposible y yo sin saberlo!-Grité tirando el paraguas al suelo; De todas formas ya estaba empapada.

-¿Se puede saber que haces llena de barro y gritando como una loca?-Una voz conocida para mí me gritó.

Rápidamente me giré para ver un Audi a8 parado en medio de la calle.

-No estoy de humor, Samuel-Le respondí al sonriente chico del coche.

-Me alegra que al menos recuerdes mi nombre, eso significa que recuerdas nuestro romántico choque en medio de la calle, Mackenzie.-Dijo con tono burlón, sin dejar de mostrar su blanca dentadura.

-Te he dicho que no estoy de humor.-Repetí.

Sin embargo seguía ahí, dentro de su vehículo, sin dejar de mirarme.

-¿Te encuentras bien?-Preguntó.

-Perfectamente, ahora si me disculpas tengo que irme.-Comencé a caminar; demonios, ni siquiera sabía dónde iba.

-Yo diría que necesitas ayuda.-Me seguía desde su coche, a mi paso.

-Gracias, pero puedo arreglármelas sola-Le respondí al moreno, sin embargo, no pareció importarle lo que dije.

Aparcó su coche al lado y salió de él con un paraguas en la mano, hacia mí.

-¿Y si comenzamos de nuevo? ¡Buenos días Mackenzie! ¿Qué tal estás?-Abrió su paraguas y lo puso sobre los dos.

Suspiré; El estrés que tenía acumulado ahora mismo era demasiado.

-Samuel, me encantaría seguir hablando contigo pero llego tarde, muy tarde al instituto, ahora tengo que ir a casa a cambiarme de ropa.-Comencé a caminar hacia casa.

Samuel seguía mirándome.

-Vamos a tu casa, te cambias de ropa y te llevo.-Me cogió del brazo para ponerme bajo el paraguas, a su lado.

-Que caballero, por favor.-Me burlé.

-El encanto británico-soltó una carcajada-Vamos.

Llegamos a mi casa y saqué las llaves del bolsillo trasero de mi pantalón para abrir la puerta.

-Hogar dulce hogar-Subí las escaleras hacia mi habitación.-Espérame en el salón, bajo en dos minutos.

Samuel tan sólo asintió y se sentó en el sofá.

Entré a mi habitación y rápidamente me despojé de toda la ropa mojada.

Cuando ya estuve lista, bajé hasta el salón.

-Lista-Cogí de nuevo la mochila y salimos de casa.-Por cierto ¿Dónde ibas antes? No creo que te guste madrugar y pasear en coche los días lluviosos.

Soltó una carcajada.

-No, de hecho iba a la universidad, pero al final no iré.-Respondió sonriente.

Lleguemos hasta su coche, me abrió la puerta del copiloto y subimos.

-Déjalo, a este paso llegaré cuando queden 2 clases.-Dije al ver que mi móvil marcaba las 10:03.

-¿Has desayunado?-Negué-Vamos a la cafetería de la última vez y te invito a un café.-Arrancó el coche.

Al llegar, pedimos dos cafés y nos sentemos en una de las mesas de la esquina.

-¿No lo has pensado?-Apoyó sus codos en la mesa.

Envolví la taza de café en mis manos, dándome calor.

-¿Pensar el qué?-Respondí, confusa.

-En esto, nosotros ¿No parece cosa del destino?

-¿Nosotros? ¿Destino? Para el carro amigo, te estás equivocando.

Samuel dio un sorbo a su café y lo dejó en la mesa, mirándome sonriente.

-Estaba bromeando-rió-Y bueno, cuéntame algo sobre ti.

-¿Por qué tendría que contarte algo sobre mi? Eres un desconocido, ¿Y si pretendes secuestrarme y vender mis órganos en un mercado negro?-Alcé una ceja.

-Bueno, ahora que lo dices, no me vendría mal algo de dinero para pagar el alquiler del piso-Rió.

-Bueno, mi nombre es Mackenzie Green, tengo diecisiete años, nací en Oxford pero me mudé a Londres cuando tenía seis años, Mmm…-Tamborileaba los dedos sobre la mesa, pensando en algo más para decirle.-Mi color favorito es el verde y no, no porque sea mi apellido.-Samuel rió-Me gusta el chocolate, leer, la música…No se me ocurre algo más. ¿Y tú?

-¿Así que te interesa saber cosas de mi?-Rodé los ojos y sonrió-Me llamo Samuel Rowling y tengo 21 años; Yo tampoco nací en Londres, si no en Suffolk, y vine a estudiar aquí a los 20 años, pero sigo yendo siempre que puedo; No tengo color favorito, adoro jugar al fútbol, ver la televisión…Supongo que es suficiente. Ya no somos tan desconocidos ¿No?

Di un sorbo al café, que ya no estaba tan caliente.

-Supongo que puedo considerarte…un conocido.

-Supongo que es un buen comienzo para una gran amistad.

Solté una carcajada.

-No tienes remedio.-Dije, mientras daba otro sorbo al café.

Cold Coffee. |Ed Sheeran|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora