Cuando Claire entró al aula, la cabeza aun le daba vueltas sobre el asunto de James Fraser, el hijo de la prestigiada neurocirujana, no su alumno, si no el chico al que todo mundo tenía que aprobar solamente por tener una madre famosa.
—Buenos días. — La saludó Jamie desde su lugar habitual.
La profesora se sobresaltó y dio vuelta rápidamente para observar al chico.
—Sr. Fraser — Claire respiró profundo — Buenos días.
—¿Pasa algo? — Preguntó él levantándose de su asiento para caminar lentamente hacía la doctora.
—No. — Se apresuró ella a responder — Simplemente tenía la cabeza en otros pensamientos.
Jamie asintió y metió sus manos a los bolsillos de sus jeans. Claire hizo una mueca y dejó su maletín sobre el escritorio para después sacar su cuaderno de apuntes. Ella tomó uno de los gises que estaba sobre su escritorio se acerco al pizarrón. Sostenía el gis con torpeza y sentía que sus manos no respondían de la manera correcta. Cuando levanto su mano derecha para escribir y presionó el gis contra el pizarrón, el gis se cayó al suelo.
James se apresuró a recogerlo y se topó con las manos de su profesora. Su vista se quedó clavada en las manos de Claire, nunca las había visto tan de cerca y entonces se dio cuenta que ella nunca dejaba sus manos al aire. Siempre se cruzaba de brazos o las metía en los bolsillos de sus chaquetas.
Sus manos estaban de un tono desigual y la piel se veía maltratada, arrugada y sus dedos largos y finos temblaban.
Claire se apresuro a levantarse y metió las manos en los bolsillos de su pantalón negro y miró al chico sintiéndose preocupada y avergonzada. Jamie se levantó con el gis en la mano y se aclaró la garganta.
—Dígame lo que quiere escribir y yo lo escribo.
La doctora sonrió de medio lado y asintió. El gesto de su alumno la había conmovido y le había tranquilizado que no le hiciera preguntas acerca de sus manos y el aspecto que tenían. Claire tomó cuidadosamente su libreta de apuntes y se la extendió a Jamie.
—¿Puedes escribir los primeros cinco puntos? Por favor.
El chico asintió y su cabello rojo rebotó sobre su rostro. Claire lo miró mientras escribía, se cruzó de brazos y respiro profundo.
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—Para la siguiente clase, veremos un tema complejo, pero me gustaría que alguno de ustedes lo presentara. — Los alumnos se quedaron en completo silencio y algunos intercambiaron miradas — Ya que es un tema largo, dejaré que lo presenten en pareja.
—Jamie y yo podemos hacerlo. — La voz chillona de una chica rubia resonó en el aula. — ¿Verdad Jamie?
James miró a la chica a su lado con cierto recelo pero asintió. La chica sonrió ampliamente sin poder ocultar su felicidad.
—Muy bien, entonces nos vemos el lunes con su clase bien preparada. — Respondió la profesora.
Los alumnos se levantaron rápidamente tomando sus cosas y salieron del aula. Esta vez Jamie no se quedó al final, sino que fue arrastrado hacía la puerta por la chica rubia quien parloteaba sobre verse para organizar el tema.
La vista del chico no se despego de la mirada de Claire hasta que salió del aula, y Claire no pudo evitar reírse un poco al final pues Jamie se veía como si quisiera que lo rescataran de esa chica.
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—Tienes razón sobre el chico Fraser — Comentó Roger antes de darle un sorbo a su café.
—¿Sobre qué? — Respondió Claire mientras vaciaba un sobre de azúcar a su taza de café.
—Se esfuerza en las clases. — Roger se encogió de hombros — No entiendo porque lo hace si tiene las calificaciones compradas, pero es de los únicos que leen los temas diarios y se esfuerza por verse interesado en las lecciones que les doy.
—Te lo dije. Él no busca permanecer aquí con calificaciones compradas por el apellido y dinero de su madre.
—Es interesante... Muchos chicos y chicas darían lo que fuera por tener el futuro comprado, como lo tiene él. — El profesor tomó otro sorbo de café — Pero James Fraser, él solo quiere sobresalir por sus propios meritos.
—Y lo más probable es que lo logre. Los alumnos están tan desinteresados que siento que vienen a clases en automático.
—¿Qué les ha pasado a las generaciones de ahora? Ya no les interesa aprender o construirse un futuro.
Claire asintió pero no comentó nada. Su compañero le parecía algo extremista, pero no podía culparlo, pues parecía que a las generaciones de hoy día solo estaban concentrados en ser populares en redes sociales.
Ambos profesores se quedaron en silencio mientras observaban el patio del campus desde la banca en la que se encontraban sentados. Los alumnos y maestros iban y venían. La mayoría de ellos pegados al celular.
La doctora distinguió el cabello pelirrojo de Jamie que caminaba hacia el estacionamiento. Llevaba su chaqueta de cuero negra y la mochila colgada en su hombro derecho, caminaba con pasos largos y ligeros y su cabello rebotaba. Claire se encontró siguiéndolo con la mirada, no podía apartar sus ojos del muchacho y entonces él la miró y le sonrió de medio lado. Ella sonrió también y no dejó de mirarlo hasta que el chico subió a su motocicleta y rápidamente abandonó el campus.
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—¿Por qué no comemos algo?
—Porque se supone que estamos aquí para preparar el tema Laoghaire — Jamie respondió exasperado.
La chica no dejaba de cambiar de tema o insistir en que salieran por algo de comer. James la había citado en su casa para estar en un territorio que él pudiera controlar. Ambos estaban sentados en la mesa del comedor lado a lado con la computadora de Jamie frente a ellos y un par de libros abiertos. Presentía que Laoghaire estaba más interesado en él, que en el tema que debían presentar.
Tal vez sonaría un poco arrogante de su parte, pero él sabía que muchas chicas querían acercarse a él. Ser él hijo de una de las neurocirujanas más famosas del mundo, tener dinero para vivir cómodamente por el resto de su vida y ser bien parecido, era un imán de mujeres. La mayoría solo intentaba utilizarlo por su estatus; había salido con chicas que solo querían subir fotos con él a sus redes sociales y presumir que las llevaba a lugares caros que ellas mismas elegían. Laoghaire no parecía ser la excepción.
—Eso no importa, podemos hacerlo después. La verdad es que muero de hambre. — Insistió ella. — ¿Podemos pedir por lo menos algo para comer?
—Como quieras — Dijo él entre dientes — Yo continuare leyendo la información.
—Anda, vamos a comer algo. — La rubia lo tomó por el brazo acariciándolo con la yema de sus dedos — Así nos relajamos un poco, y hasta podemos ver una película o algo por el estilo.
—Puedes pedir algo de comer si quieres... Yo no tengo hambre.
Laoghaire rodó los ojos y resopló ante la actitud indiferente de Jamie, pero respiró profundo y convirtió la mueca en una sonrisa amplia.
—Vamos Jamie. — La chica le acarició la mejilla haciendo que él la mirara — Solo quiero que te relajes un poco. — Susurró ella cerca de sus labios.
Dos segundos después la rubia ya había tomado a Jamie por el rostro y lo besaba con intensidad. El chico la tomó por los brazos y se apartó de ella con brusquedad para después levantarse de su asiento.
—Basta Laoghaire. — Dijo él mirando a la rubia. — Yo no estoy interesado en ti. Por lo único que estamos juntos es porque tenemos que dar una clase.
—¿Qué te pasa? Cualquier otro chico se volvería loco por estar conmigo — Respondió ella molesta mientras se levantaba de su silla.
—Yo no soy como cualquier chico. No me interesas.
—Te vas a arrepentir de esto Jamie.
Laogharie apretó los labios y tomó sus cosas con rapidez para después salir de casa de James azotando la puerta.

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Hesitate
RomanceJames Fraser es el chico apuesto y caballeroso al que todas desean pero nadie ha podido tener pues sus ojos están puestos en su profesora Claire Beauchamp, una mujer cerrada, seria e intrigante.