Capítulo 1: ¿Quién es ese gringo?

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14 de Junio, 2021

Mis dedos recorrían el satén suave de unas zapatillas que todavía no se habían estrenado. Como si fuera una niña antes de Navidad, esperaba ansiosa la llegada del paquete cada vez que compraba un par nuevo por internet.

Seguía sus costuras mientras pensaba en las manos de la persona que las hizo. 

Pese a que las zapatillas de punta se producen en masa para mí nunca han perdido el toque humano. Cada par es único e irrepetible, pues la intención que tuvieron esas manos al momento de coserlo me parece algo tan personal que es imposible que sea idéntico. A veces me pregunto si esa costurera pensaría en para quién son estas zapatillas en las que está trabajando, el pie de quién llegarían a calzar. 

Si se tratara de mí, en secreto desearía que su futura dueña las use con amor, no me importaría a qué parte del mundo fueran a parar, tampoco si ella baila de manera profesional o no, pero me gustaría que cada vez que las tenga puestas sienta mis buenas intenciones.

Es lo que me prometo a mi misma también cada vez que me las pongo antes de los ensayos.

Dentro del proceso, una de las etapas es conocida como "la preparación del alma". Aquí se corta la parte que compone la suela (o alma), que se compone de la suela interna, la suela externa y el corazón. Si alguien eligió estos nombres es porque en el fondo sabía lo que se siente cuando te las pones y bailas con ellas, o eso me gusta pensar.

- ¡Ya va a empezar el partido! - gritó el Luciano tirándose al sillón y prendiendo la tele.

- No seas tan simio - reclamé en tono de broma, acercándome más al borde del sofá para darle espacio.

- ¡Yo al medio! - anunció la Cami y se puso entre los dos - traje papitas.

- No gracias - le sonreí y rechacé el plato.

La Cami le ofreció a su hermano, que empezó a sacar a puñados.

- Con razón la Clara dice que eri simio - se lo quitó - ya po, ¿no dijiste que iba a empezar?

- Si po - le respondió el Luci - si ya son las 5, ahora pásame las papas.

- Bueno - accedió ella de mala gana.

- ¿Y quién se supone que juega? - me metí en la conversación fingiendo interés.

- Tu país po Clarita - el Vale estiró el brazo para desordenarme el pelo y molestarme - con Argentina.

- ¿Messi juega en Argentina? - agregué sin saber que era obvio, la Cami puso una cara de "mejor no sigas" - es que no me gusta el fútbol po, ¿cómo voy a saber?

- Ya, shh - ella me hizo callar - van a cantar el himno. 

La verdad no puedo decir que me carga el fútbol, es que no lo cacho. Como que lo encuentro fome, entonces no le pongo atención y si me preguntan, ni siquiera sé cuántos jugadores hay en la cancha. El tema es que la Cami y el Vale me invitaron a su casa para arreglar las nuevas zapatillas juntos, pero no sabía que dentro del panorama habían considerado también el partido de Chile. 

Aproveché el tiempo para coserle las cintas a mis zapatillas y de paso las de mi amiga.

Con la Cami bailábamos en una pequeña compañía de ballet que quedaba en Las Condes. Ella era mayor que yo, tenía 28 años y se lo tomaba como un hobby después de la pega. A veces me contaba que se quería retirar para dedicarse a dirigir, pero siendo profe era difícil hacerse tiempo para llevar su propia escuela. 

El Luciano era su hermano, 6 años menor. Pasaba más tiempo con él que con la Cami porque desde chicos nos ha tocado ser pareja y bailar juntos, ha llegado el punto donde conoce perfectamente mi peso y de donde agarrarme cuando me alza en el aire, y yo confío en que me va a atrapar, siempre.

Los quiero un montón, somos como familia. Así que no me molesta para nada arreglarles las zapatillas a ellos también.

Me levanté de mi asiento y pasé por detrás del sillón para ir a la cocina a buscar un encendedor y quemar una puntita de la cinta. Cuando volví me di cuenta de que en la tele mostraban a un jugador de espaldas, parece que era un cambio.

Resaltaba mucho, primero porque era súper alto y tenía el pelo clarito, su espalda era ancha también pero quedaba acorde a su altura, no como el resto de los futbolistas que parecen tanques, él era armonioso. 

- Brereton viene a aportar un nuevo biotipo a la Selección Chilena - escuché decir al comentarista - como lo hizo Guillermo Maripán y Erick Pulgar, el promedio de estatura ha aumentado casi tres centímetros desde la Copa América del 2016.

Entonces entró a jugar y lo observé con detenimiento. Se llamaba "Brereton" y tenía carita de gringo, no entendía qué hacía con la camiseta de Chile.

- ¿Quién es ese gringo? - pregunté, apoyándome en el respaldo del sillón.

- No es gringo, es inglés - me corrigió la Cami.

- ¿Entonces qué hace en Chile? - volví a preguntar.

- Su mamá es chilena así que tiene la doble nacionalidad - me contó el Luci.

- ¿Pero si puede jugar en Inglaterra por qué querría venirse a jugar aquí? - en serio que estaba muy confundida.

- Porque allá en Inglaterra no lo conoce nadie po, si juega en un club de segunda división - respondió él - es que es muy joven todavía.

- ¿A dónde? - repliqué riendo - si tiene como 30 años.

- Tiene la edad del Luci, ¿qué te pasa? - agregó la Cami.

- Imposible - negué con la cabeza.

A primera impresión encontré que tenía cara de viejo, más encima su barba era como de abuelito, tenía caleta de pelo.

- Igual es el medio mino, ¿o no? - me pegó un codazo.

- No sé - arrugué la nariz - no lo encuentro lindo, mucha barba.

Lo que ellos no saben es que cada tanto alzaba la cabeza para seguir mirando a ese gringo.

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¡Primer capítulo por fin!

Les presento a la Clarita, si se fijan ella es súper sensible, muy distinta a las protagonistas que han conocido hasta ahora.

¿Cuál fue su primera impresión de Brereton?

A mí tampoco me gustó al principio.

Descalza (Ben Brereton y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora