Capítulo 30: Sigo soñando contigo

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Estaba sentada junto a la estufa para calentar mis pies descalzos mientras leía un libro y mi mamá afanaba en la cocina preparando una cazuela de vacuno. Mi papá, por su parte, entraba leña para avivar aún más el fuego. El olor a madera invadía mi casa y la naturaleza me estaba regalando una lluvia torrencial para acompañar mi lectura. 

Había vuelto a mi casa del sur hace unos días para pasar la Navidad después de haber cerrado semestre en la u y haber terminado mi presentación de ballet en la compañía. Mi papá se sentó frente a mí a leer el diario y a disfrutar el aroma que venía de la cocina. 

Cerré los ojos y me entregué a esta mezcla de sensaciones que me acogían: el calor en mis pies, el olor a madera y a la comida de mi mamá, el sonido de las gotas de lluvia golpeando contra la ventana... No puedo estar más agradecida, lo tengo todo.

Golpearon la puerta. Qué extraño, quién podría ser a esta hora y con el medio temporal ahí afuera.

Yo fui a abrir.

- Ben? - me tomó por sorpresa, ¿qué estaba haciendo aquí?

- I want to give you a Christmas present (quiero darte un regalo de Navidad) - respondió con una sonrisa y me mostró la bolsa que traía en la mano.

No reaccioné de inmediato, me parecía demasiado extraño y fuera de lugar que se hubiese presentado en mi casa, si apenas nos habíamos despedido hace unos días en el terminal de buses de Santiago. Nos íbamos a juntar la próxima semana de todas maneras, a celebrar año nuevo en la capital. 

- Pero mijito, ¿por qué sigue parado afuera con esta lluvia? - escuché la voz de mi mamá a mis espaldas, que me hizo a un lado - pase, pase. Qué se va a estar entumiendo de frío, estoy haciendo cazuelita, venga.

El Ben, que no cachaba nada de español, no se resistió cuando mi mamá lo tomó por el brazo y lo hizo sentar al lado de la estufa para que se calentara.

Sacudí la cabeza, cómo no había atinado antes a hacerlo pasar, si el pobre estaba muerto de frío y mojado entero.

Fui a la cocina para preparale un tecito como a él le gustaban, y me quedé junto a él secándole el pelo con una toalla para que no se fuera a resfriar.

Tímido, como siempre, tomó la bolsa que había traído y me la pasó. 

- Merry Christmas, Claire (Feliz Navidad, Claire) - sonrió pese al frío y esperó a que abriera el paquete.

- But it's not Christmas yet (pero todavía no es Navidad) - comenté - I'll put it under the tree and we can open it together later (lo pondré debajo del árbol y podemos abrirlo juntos después).

- I'd like you to open it now (me gustaría que lo abrieras ahora) - me pidió - it's something that you will need later (es algo que vas a necesitar después).

- Hmm... ok? (eh... ¿está bien?) - respondí dudando un poco, pero si él me lo estaba pidiendo no veía porqué no.

Saqué el regalo de la bolsa y rompí el papel con cuidado. Se asomó una caja de color naranjo brillante con el logo de Nike. 

Lo miré como diciendo "¿qué es esto?", intentando contener la risa. Él me alentó a descubrir lo que había adentro.

- Did you give me some football shoes? (¿me regalaste unas zapatillas de fútbol?) - me reí, sorprendida.

De verdad eran unas botas de fútbol de colores fosforescentes. ¿Por qué me había regalado eso?

- Whenever I see you you are barefoot (siempre que te veo estás descalza) - adivinó mi pregunta - and you are going to need them because I plan to continue teaching you how to play soccer (y las vas a necesitar porque pretendo seguir enseñándote a jugar fútbol).

Descalza (Ben Brereton y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora