Hoy era otro de esos días maratónicos. Se acercaba diciembre y con ello el fin de semestre, las audiciones de la compañía para el Cascanueces, la presentación de final de curso del programa de verano, y mi agenda se hacía cada vez más colapsada.
Me tomé un minuto antes de salir de la cama para repasar el itinerario del día, tenía que hacer 20 minutos de stretching antes de tomar desayuno.
El cuerpo me dolía, el trabajo de flexibilidad estaba brutal y sentía la cadera muy exigida. Las clases en la Academia, las del programa de verano y las lecciones privadas con Ben me estaban pasando la cuenta, mis músculos estaban apretados y no cedían con los estiramientos. Exhalé para intentar relajar mis articulaciones y bajar un poco en el split, incluso me presioné para llegar hasta abajo ignorando los pinchazos de aguja en mi isquiotibial. Ya me faltaba poco, solo tenía que rendir un poco más y podría tomarme un tiempo para descansar.
Lo siguiente en la lista eran mis 10 minutos de desconexión, una mini meditación mindfulness que ya es parte de mi rutina hace años. Me puse unos calcetines abrigaditos (porque la temperatura todavía es baja a esa hora de la mañana) y me senté con las piernas cruzadas y la espalda derecha, llevé una mano a mi pecho y la otra a mi guatita y me concentré en la respiración.
"Inhalo y se infla mi guatita, mis costillas se separan y mi pecho se expande", me repetía, "exhalo y mi pecho baja, se cierran mis costillas y el ombligo se acerca a la columna".
La carita del Ben apareció en mi mente como un pensamiento intruso, intenté apartarlo. Pero si no era su rostro era su risa, o su voz, o la imagen de él haciendo ejercicios en la barra. Sacudí la cabeza para alejar esas ideas.
Mi caja torácica se expandió en la siguiente inspiración, y lo que sentí esta vez fue la mano de Brereton en mi cintura como cuando bailamos juntos.
"Ya po, Clarita", me reprendí, "concéntrate".
Pero no hubo caso. Suspiré con frustración e interrumpí la meditación antes de tiempo, enrollé a la rápida la colchoneta y seguí con mi día: correr a cocinar, a clases, a planificar, estar cuadrando horarios, tachar tareas, intentar encajar las otras donde sea que las pudiera meter, buscar la forma más eficiente de hacer las cosas... tengo todo bajo control, como siempre.
Excepto una cosa.
- It was rough (Eso fue duro) - exclamó Kim exhausta dejándose caer a mi lado para estirar.
- Yeah? (¿Sí?) - pregunté extrañada mientras me sacaba las zapatillas de ensayo.
- Yes (Sí) - sonrió y se echó para atrás - I train my lower body twice a week, I thought I was in shape but this is is another level, I loved it (Trabajo piernas dos veces a la semana, pensé que estaba en forma pero esto es otro nivel, me encantó).
- Do you? I'm happy to hear that, but please let me know if the class gets too hard to follow or something (¿En serio? Estoy feliz de oir eso, pero por favor avísame si la clase se pone muy difícil de seguir o algo) - respondí.
- Oh no, it was perfect, I've been loosing weight and gaining muscle since I'm here (Oh no, fue pergecta, he estado perdiendo peso y ganando músculo desde que estoy aquí) - respondió, pero yo estaba pegada observando a Ben practicando los pasos frente al espejo - ¡Honey, it's time to leave! (¡Cariño, es hora de irnos!) - Kim se paró y lo fue a buscar - thanks Claire, see you on friday (gracias Claire, nos vemos el viernes).
- Thanks Claire (Gracias Claire) - se despidió Ben agitando su mano libre en el aire, de la otra llevaba tomada a la rubia.
Me quedé ordenando la sala, guardé las bandas elásticas que usamos para el stretching y las colchonetas en la repisa destinada para ello. Apoyé mi espalda contra la pared y cerré los ojos un momento para descansar.
- ¿Qué te dijo la gringa? - interrumpió la Cami de repente, haciendo que me sobresaltara.
- ¡Chispitas! - exclamé de la sorpresa. Así es gente, yo no decía garabatos - me asustaste.
Me llevé una mano al pecho, todavía agitada, y ella entró seguida de su hermano.
- ¿Cómo les fue en su clase? - pregunté para abrir la conversación.
- Bien, en general los chicos van súper bien, han avanzado harto - comentó el Luci, él era bien relajado.
- Nos encontramos a la gringa en el pasillo - cambió el tema su hermana - ¿22 años y ya usa botox? Demasiado plástica la mina, con razón parece una barbie.
- No seai mala onda - la reté, me cargaba hablar mal de la gente.
- ¡Pero si es verdad! - se defendió - ¿o no, Luci? Te apuesto que si la metemos en agua flota... o se destiñe, una de dos.
Su hermano se rió.
- Ya po, ¿qué te dijo? - insistió ella.
- Nada, que ella hacía pierna en el gimnasio dos veces a la semana pero aun así se cansaba con esto - respondí sin darle importancia.
- Pff, eso no es hacer pierna - la Cami rodó los ojos - lo que hacemos nosotras sí. Qué bueno que se de cuenta.
- Ya po Cami, basta - no quería seguir con el tema.
- Eri fome, no sirves para pelar a la gente - me reí, obvio que no sirvo si no me gusta - ¿cómo te ha ido con ese wachito precioso?
- Ay, es que no te imaginai - se me infló el pecho de orgullo de solo recordarlo - cuando bailo con él es como que todo el mundo queda fuera, sólo existimos nosotros dos. La forma en que me sujeta con sus manos es...
El Luci se aclaró la garganta para interrumpirme. Me miraba desde la puerta con cara de disgusto.
- ¿Luck? - lo llamé - ¿qué onda?
Se vino a sentar con nosotras, esbozó una sonrisa triste.
- Desde que estai con el gringo me dices Luck... - dijo.
- Luci... - le acaricié la mejilla para que me hablara a la cara - pensé que te caía bien Brereton, ¿qué onda?
- No es que me caiga mal - explicó - es que no me gusta que estés con él.
Estuve a punto de preguntarle por qué, pero su hermana me interrumpió:
- Oye no seai latero, Clarita voh dale nomás, tienes que puro pasarlo bien con el gringo.
- Luci, ¿qué pasa? - le pregunté ignorando el comentario de mi amiga.
Se demoró un poco en responder, parece que el tema le incomodaba.
- Es que no me gusta que estés agarrando tanto vuelo, los dos sabemos que esto no puede terminar bien - buscó mi mano y la sostuvo entre las suyas - tú sabes lo que va a pasar después de que termine el curso, ¿o no? No te hagas la tonta.
Su comentario me descolocó y retiré mi mano en un reflejo.
- Estoy súper conciente de eso, Luci - intenté mantener la calma pero la verdad es que su comentario me molestó - pero es lo que elegí yo solita, no metas a Ben en esto.
- Clara - estaba enojado, él siempre me decía "Clarita" - ahora dices que vas a asumir las consecuencias sola, pero cuando el weon se vaya a Inglaterra y tú te quedes llorando aquí dime ¿a quién vas a ir a buscar? A mí po.
Se quedó callado y observó mi reacción, me quedé con la mirada fija en el piso sin poder creer lo áspero de sus palabras.
- Clarita, mírame - su voz se suavizó después de darse cuenta de que se estaba pasando conmigo - eres como mi hermana, te amo igual que a la Cami, por eso te pido que porfa no le des más riendas a tus ilusiones con Brereton, frena esto ahora que todavía puedes.
- Es tarde, Luci - hablé con la voz rota - ya no puedo.
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Estuvo heavy la intervención del Luci, ¿opiniones?
¿Son team "voh dale nomás" como la Cami o más de "Clarita, ten cuidado" como el Luci?
Igual se le pasó un poco la mano, ¿o no?
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Descalza (Ben Brereton y tú)
Hayran KurguEn un mismo teatro puedes oir las pisadas de unas zapatillas de ballet y unas botas de fútbol, donde una bailarina interpreta historias de amor con el corazón roto, y un futbolista aprende que bailando puede reparar el suyo. A la Clarita no le gust...